Son varias las personas que prefieren tener los pies bien puestos sobre la tierra y evitan los puentes. Si bien estas construcciones son muy seguras, existen algunas que no dan esa sensación y solo cuelgan a grandes alturas sostenidos por cuerdas.
Cruzarlos es toda una odisea que llena de adrenalina a los visitantes. Están los puentes bien conservados que no representan un peligro, y también están aquellos que parecen pender de un hilo, donde un mal paso puede llevarlo directo al fondo y todos los caminantes que lo atraviesan con él.
Si sufres de vértigo y te tiemblan las piernas cada vez que te alejas de la tierra, tienes dos opciones: perder el miedo visitando estos puentes o nunca incluirlos en tu lista de destinos.