Albina Ruiz: «Ya no podemos dar vuelta atrás»
Albina Ruiz: «Ya no podemos dar vuelta atrás»
Redacción EC

Con una sonrisa que va casi de oreja a oreja, Albina Ruiz Ríos es de esas personas que te transmiten empatía. La encontramos en su oficina, en Miraflores, caminando de un lado para otro. En la víspera había regresado de  Washington DC, donde participó en una reunión organizada por Naciones Unidas y presentó la experiencia exitosa de transferencia de conocimientos de Ciudad Saludable a Ecored, en República Dominicana. Pero a pesar de su apretada agenda, se dio tiempo para tomar un respiro y conversar sobre lo suyo. 

¿Te sientes satisfecha de tantos años de trabajo? 

Llevo en la basura 28 años. El Perú ha cambiado muchísimo. Cuando empecé en este tema, en Lima había montañas de basura, todas más altas que yo. Eso ha cambiado pero todavía la basura se sigue quedando tirada en Comas, El Agustino, Rímac, San Juan de Miraflores... allí donde vive la gente más pobre. Es absurdo. 

¿Así encontraste tu camino?  Fue por un shock. Yo nací en la sucursal del cielo,  Moyobamba, y para ser honesta, en 16 años de vida nunca supe qué era basura. En casa comíamos plátano, yuca, choclo, pero eso no eran residuos sino la comida del caballo. Recién supe qué era la basura al llegar a Lima y vivir en El Agustino. ¿Pero qué es esto?, ¿De dónde ha salido?¿Quién la pone aquí?, le preguntaba a mi hermana cuando bajábamos a la avenida Riva Agüero a tomar el micro.

¿Las respuestas llegaron después? En el noveno ciclo hice un estudio sobre las rutas óptimas de los camiones de basura en El Agustino. Las municipalidades creían que solo se podía recoger la basura con camiones y donde yo vivía, un pasaje, nunca iba a entrar uno, como tampoco en otras zonas pero en la municipalidad a nadie le importaba eso. Así me fui metiendo en el tema. Mi tesis de graduación en Ingeniería Industrial en la UNI fue sobre microempresas de saneamiento. 

Querías que el servicio de recojo llegara a todos...  Honestamente comencé pensando en que la gente tuviera el servicio de recolección porque si hacemos bien la gestión de los residuos, le ahorraremos al Estado gastos en salud, tendremos un ambiente más saludable y vamos a generar empleo digno, donde hay gente con pocas oportunidades. 

¿Qué significan los premios?  Que recicladores y recicladoras se hacen visibles. Cada distinción es para ellos y es lindo ver delegaciones en la ONU. También las habrá en la COP 20.  Eso era impensable cuando comencé con este tema.

¿Cómo le explicarías a un niño en qué consiste tu trabajo? Le diría: se trata, sobre todo, de lograr que tengas buenas prácticas; que si desde pequeño acompañas a tu mamá al mercado y le recuerdas llevar bolsas de tela o la canasta, eso significa que eres uno de los nuestros. Lo primero es la reducción de residuos innecesarios. Si el niño entiende eso, asumirá esa práctica como algo que es parte de sí; de grande, al comprar un producto, preferirá el envase retornable y así, premiará al buen productor; y más adelante, cualquiera sea la profesión que elija o el rol que le toque, como autoridad, empresario o ciudadano, su mentalidad será diferente.

¿Tienes alguna ‘manía’ en tu vida diaria que sea un efecto de tu preocupación por el medio ambiente? 

En mi casa tenemos un balde pequeño que utilizamos para recoger el agua fría que se deja pasar hasta que salga el agua caliente. Es agua limpia que puede servir en la cocina o regar las plantas. También tenemos un balde más grande para recoger el agua que usamos al bañarnos. La reunimos para usarla en los inodoros. Gastamos menos agua, es cierto, pero es un hábito que mantengo. Alguna vez he vivido en un pueblo joven y he tenido que bañarme con un baldecito de agua, sentada en una tina, para recoger esa agua y usarla luego en el baño.  ¿Por qué dejar esas prácticas ahora que ya tengo el servicio? 

Cuidar de la naturaleza exige abandonar placeres y hábitos ¿te pasa igual?

Voy al supermercado con mis bolsas de tela y mi canasta. ¿Sabes que en eso también hay cambios? Hace 10 años siempre el personal de seguridad me pedía que dejara las bolsas en recepción, ahora ya no. También compro todo a granel, que se pueda pesar en la caja registradora. Y como algunas personas de la cola se impacientan, mi esposo les explica que lo hacemos porque no usamos bolsas de plástico, que estas se derivan del petróleo y, además, contaminan. Y los tranquiliza. A veces me dice: ‘¡me tienes que enseñar más para saber qué explicar!’

¿Qué te cuesta cambiar? 

Me cuesta usar una cartera; siempre llevo bolsas de tela. Siempre cargo otra más pequeña porque me encantan las velas y de repente en el camino compro algunas. La chica de la tienda sabe que no uso bolsas de plástico. 

Predicas con el ejemplo.

Cuando hicimos el proyecto en Carhuaz con una ONG local, todo el mundo sabía que no debía dar bolsa plástica a quien comprara en sus tiendas y negocios. La directora de la ONG me contó que un día fue a la ferretería y el encargado la reconoce y le dice: ¿Y  su bolsa de tela? Lo maravilloso de eso es que cuando  el tema se instala en la mente, no hay vuelta atrás. Hoy podremos tener obstáculos para dinamizar el mercado de reciclaje pero no habrá vuelta atrás. Tenemos una ley y a nadie se le ocurriría anularla porque hay miles de personas que saben que existe y las ampara.

¿Qué te saca de tus casillas? ¡Me indigna la corrupción! No la tolero. ¡Por Dios –digo- si no hubiera corrupción habría menos pobreza! ¿Cómo es posible que la gente piense en acumular mientras otros no tienen nada?; o la displicencia de saber que puedes hacer algo en el puesto que estás y no lo haces. 

¿Te sientes exitosa? Me siento feliz. El éxito no es de ninguna manera de una persona. Es de un contingente porque hacerlo solos es imposible. Eso también lo aprendí de mis padres, que nos enseñaron a trabajar en equipo a los 10 hijos que tenían. Aprendí que no importa  quién lo haga; hoy no importa quién fue el autor de la Ley General de Residuos, porque fuimos muchos; lo verdaderamente valioso es que sirva a muchos. También hay que ser humildes; tener la cabeza y el corazón abiertos para seguir aprendiendo hasta el último día de nuestra vida. 

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