El auditorio de la Parroquia Santa Rosa de Lima en Lince se ha convertido en refugio para la atención de pacientes con comorbilidades tales como hipertensión, diabetes y cardiopatías en el marco de la emergencia por COVID-19 en el país. (Foto: Parroquia Santa Rosa de Lima)
El auditorio de la Parroquia Santa Rosa de Lima en Lince se ha convertido en refugio para la atención de pacientes con comorbilidades tales como hipertensión, diabetes y cardiopatías en el marco de la emergencia por COVID-19 en el país. (Foto: Parroquia Santa Rosa de Lima)
Celeste Pérez

Dios camina con nosotros. Sufre con cada enfermo y se alegra con cada acto solidario. Hoy, nos invita a ir al encuentro de nuestros hermanos, buscar a los más necesitados. Es momento de poner en práctica las obras de misericordia, dar de comer al hambriento, atender al enfermo, vestir al desnudo”, menciona Víctor Solis, párroco de la Parroquia Santa Rosa de Lima, en conversación exclusiva con El Comercio.

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La misericordia, sin duda, fue uno de los pilares que lo llevó a adaptar uno de los espacios de la parroquia de Lince en un centro de atención a urgencias para la comunidad, en tiempos tan convulsionados como el de una pandemia. La loable decisión –que empezaría a gestarse a mediados de marzo pasado – sería apoyada por un grupo de voluntarios, médicos y estudiantes que al día han atendido a más de 100 personas, residentes de diferentes distritos de la capital y en su mayoría adultos mayores.

Aproximadamente el diez de marzo ya teníamos conocimiento de que se iba a implementar una cuarentena por parte del gobierno y como miembros del personal de salud sabíamos también que esto iba a ocasionar el cierre de establecimientos médicos como policlínicos y otros centros de salud. Esto, concluía en que la atención de pacientes crónicos, con otras patologías o comorbilidades, iba a verse muy limitada, puesto que los hospitales en algún momento iban a verse saturados y colapsados por pacientes contagiados con coronavirus, tal como se está viendo en estas últimas semanas”, comenta Eduardo Albarracín Ugarte, paramédico voluntario del centro de atención de urgencias de la parroquia, respecto a los inicios del proyecto benéfico.

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Fue en ese momento que la Parroquia Santa Rosa, como componente de un sistema de vida humanitaria de la iglesia católica, encabezada por su párroco, el padre Víctor Solis, asume a la responsabilidad de implementar y activar un centro de atención de urgencias en su auditorio. Después de una serie de preparativos y coordinaciones, el primero de abril empezó a funcionar el centro de atención, con cuerpo asistencial que está a cargo de profesionales en salud que ya vienen atendiendo a cientos de pacientes que se acercan a nuestra parroquia”, concluye Albarracín.

En marzo se empezó a gestar el proyecto, que abrió sus puertas el primero de abril y al día ha atendiendo a más de 100 pacientes. (Foto: Parroquia Santa Rosa de Lima)
En marzo se empezó a gestar el proyecto, que abrió sus puertas el primero de abril y al día ha atendiendo a más de 100 pacientes. (Foto: Parroquia Santa Rosa de Lima)

-AMOR AL PRÓJIMO-

En el centro de atención a urgencias de la Parroquia Santa Rosa de Lima la atención es completamente gratuita. Los médicos y estudiantes que allí atienden, brindan su labor de manera desinteresada, motivados por la solidaridad y “una auténtica hermandad”, como lo califica el párroco Víctor Solis.

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La atención es centrada a pacientes con comorbilidades tales como hipertensión, diabetes, cardiopatías, control de gestantes, primeros auxilios y urgencias. Por temas de seguridad, no atienden a pacientes con sintomatologías respiratorias o COVID-19, pero, de presentarse el caso en triaje (con un paciente de síntomas como fiebre, tos o dificultad para respirar), orientan al paciente sobre a qué números contactar y a qué hospitales acudir.

Los pacientes que acuden a centros de salud ambulatorios como el nuestro, que en su mayoría son adultos mayores, expresan que lo hacen porque tienen miedo de ir a los hospitales a los que realmente pertenecen ya que se encuentran saturados por la crisis en casos de coronavirus. Tienen miedo hasta de ir a recoger sus medicinas, y en algunos casos sus controles han sido cancelados”, indica Karina Zegarra Castillo, médico cirujano voluntaria en la iniciativa humanitaria.

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La mayoría de pacientes que atienden en el centro de urgencias de la parroquia son adultos mayores. (Foto: Parroquia Santa Rosa de Lima)
La mayoría de pacientes que atienden en el centro de urgencias de la parroquia son adultos mayores. (Foto: Parroquia Santa Rosa de Lima)

Esto refleja que además del temor al contagio, existe un claro desabastecimiento de atención médica para enfermedades de índole ajena al coronavirus, incluyendo en el saco a ciertas situaciones de emergencia y urgencia que se suscitan a diario en la ciudad.

Por la coyuntura hay muchas otras enfermedades que se están quedando sin ser atendidas. Pacientes con problemas cardiacos, pacientes hipertensos, pacientes con cáncer, con enfermedades autoinmunes que necesitan un control y tratamiento; crisis de ansiedad, problemas psiquiátricos. Personas que necesitan control de su enfermedad mes a mes. Nosotros los apoyamos, y por eso mismo es una población de pacientes que ha ido en constante crecimiento desde que se inició la cuarentena. Es muy probable que estemos aquí hasta que finalice el año, dando apoyo a los pacientes que lo necesitan y que no tienen cómo acceder a los servicios básicos de salud”, agrega la médico cirujano.

En ocasiones, las colas de pacientes se forman desde tempranas horas a las afueras de la parroquia. (Foto: Parroquia Santa Rosa de Lima)
En ocasiones, las colas de pacientes se forman desde tempranas horas a las afueras de la parroquia. (Foto: Parroquia Santa Rosa de Lima)

-SUMARSE A LA CADENA DE SOLIDARIDAD-

Aunque por el momento la iniciativa solo se lleva a cabo en la Parroquia Santa Rosa de Lima en Lince, el padre Víctor Solis invita a replicar la acción en más comunidades parroquiales del país: “Hay que creer con total certeza que en el hermano –sobre todo en aquel que sufre, en el que está pasando necesidad – está el rostro de Cristo invitándonos a vivir en la caridad. Espero que el Señor actúe en nuestra comunidad parroquial, en todos los sectores de nuestra Arquidiócesis y a través de los médicos que llevan esperanza y amor, replicando la iniciativa y logrando, desde su servicio, un verdadero acto de fe y amor al prójimo”.

Asimismo, para continuar atendiendo correctamente a los pacientes que llegan a la parroquia y salvaguardar la salud de los voluntarios, el centro de urgencias está abierto a recibir donaciones, desde equipos de protección personal (mascarillas N95, mandilones descartables, guantes de nitrilo), medicamentos o insumos de uso médico hasta donaciones monetarias para adquirir lo anterior mencionado.

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