Brisa Deneumostier: «Déjate asombrar por la vida»
Brisa Deneumostier: «Déjate asombrar por la vida»
Redacción EC

Sentada en una cómoda silla en la terraza del departamento de su madre, en el malecón Paul Harris, en el distrito de Miraflores, Brisa es una mujer feliz. 

El 2014 se casó y está embarazada.

«No soy de las personas que hace una lista de metas para el Año Nuevo, pero sí le pongo una intención. Esta vez fue perder el miedo a ser madre. Fue algo que mi pareja y yo dejamos a la vida, porque no pensaba hacerme ningún tratamiento si no llegaba a ocurrir. ¡Y sucedió!». 

Brisa practica la meditación desde los 16 años, luego de leer un libro sobre budismo. Así encontró una nueva luz para esas inquietudes que la embargaban desde los nueve años, cuando muere su abuela y percibe que los humanos somos más que carne y huesos.

Hoy, a sus 35, la meditación, el yoga y la práctica del mindfulness definen su manera de ver y vivir la vida. «A pesar de que practico mucho el mindfulness, estar siempre en presente, también tengo momentos en que dirijo mis pensamientos hacia esa visión a la que quiero llegar, que es ser feliz, estar en paz, vivir más momentos de conexión con amor y compartirlos con quienes voy encontrando en la vida. Pero no llegamos al futuro sin vivir el presente».

Incluso -dice- puedes pasar por la misma calle todos los días, pero si haces el ejercicio de conectar con el presente, con tu respiración, advertirás que en esa calle hay una planta con hojas nuevas o que aquella otra ya floreció. «El mensaje es ‘déjate asombrar por la vida misma’, como hacen los niños».

Con estas convicciones, Brisa planea recibir el Año Nuevo en alguna montaña, en el Cusco. No faltará una fogata porque el fuego -asegura- lo transforma todo. 

Este es su ritual: «Escoger uno o varios símbolos que representan el año que dejo atrás, y otros para el año que viene. Medito sentada o realizo una caminata en mindfulness. Luego conecto con mi respiración consciente, en tanto preparo un fuego con leña, hierbas y especias que purifican y limpian. Después tomo el símbolo que representa el año pasado y agradezco por las experiencias vividas; buenas y difíciles porque todas fueron grandes maestras, y entrego el símbolo al fuego para liberarlo.

Después, siempre en presente, con la respiración consciente, toma el símbolo del año venidero, conecta con la intención que le pone; la visualiza y agradece con el corazón abierto y en gratitud. «Finalmente, elijo tres hojas de coca o kintu, soplo tres veces y lo entrego al fuego para liberarlo». 

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