Al ritmo de L.o.v.e de Frank Sinatra, decenas de invitadas se acomodan alrededor de la pileta. Algunas logran sentarse, mientras otras no tienen más remedio que quedarse paradas: han venido más personas de lo esperado. Todas aguardan el gran momento: conversan, degustan bocaditos y chocan las copas a modo de celebración. El espectáculo está a punto de empezar.
El lugar está decorado con flores en cada esquina y una serie de velas cuelgan del techo, aportando la nota cálida y romántica a la noche. El atelier de Claudia Jiménez, ubicado en pleno pulmón de San Isidro, luce más mágico que nunca. De pronto, el reloj marca las 8:30 p.m. y comienza el desfile.
La primera modelo en aparecer luce un vestido camisero, de mangas largas y estampado colorido. Se trata de "Ten", la última colección de la diseñadora arequipeña, que está inspirada en el trabajo del artista cajamarquino, Joan Alfaro, y conmemora los diez años de su firma homónima.
Bajo la voz de Yma Sumac y luego, Rosalía, quince modelos caminan alrededor de la pileta, luciendo piezas que reafirman el ADN de la marca peruana: siempre romántica, siempre femenina, siempre mágica.
Sobre la pasarela se ven una serie de vestidos, de todo tipo de siluetas y cortes, que destacan por escotes profundos, aberturas de piernas o detalles voluminosos como volantes. Algunos llevan mariposas, hadas, flores y picaflores estampadas, mientras que otros deslumbran en tonos sólidos como el negro, rojo, azul, verde militar, mostaza y plata quemado. Eso sí: esta colección advierte un giro hacia la masculinidad con elementos como correas, cierres anchos y botines anchos. Un detalle jamás visto en las colecciones de la creativa que resulta en una línea romántica pero aguerrida al mismo tiempo.
Conversamos con la diseñadora arequipeña sobre el décimo aniversario de su firma, la evolución de la misma y sus proyectos a futuro. Aquí un poco de los que nos contó.
Han pasado 10 años desde que empezaste, ¿cómo recibes este momento?
Estoy emocionada, feliz y nerviosa. Tengo sentimientos encontrados. No puedo creer que hayan pasado diez años. Cuando empecé tenía mucha ilusión y mucho miedo: no sabía si esto iba a funcionar. Pero me alegra que lo haya hecho paso a paso. Empecé con muchas ganas, empujé fuerte para que funcioné, tiré mil veces la toalla llena de impotencia pero la volví a recoger con mucha humildad. Aprendí un montón. Ha sido mágico lograr todo esto. Ha sido muchísimo esfuerzo y perseverancia.
¿Cuál ha sido tu mayor aprendizaje en estos años?
Nunca subestimar a nadie. Siempre tratar a todos por igual.
Sobre la evolución de la marca, ¿cómo se encuentra Claudia Jiménez en este momento?
Creo que, lo digo con mucho orgullo pero también con la suficiente humildad, la marca ya se posicionó muy bien en el mercado. La firma se ha ganado un respeto y eso no se logra fácil. Pero confío en que cualquier cosa que se haga con el corazón tiene buenos resultados. Y eso es lo que nosotros hacemos. Ahora, nos toca seguir trabajando para que esto siga creciendo.
El cambio es parte fundamental del crecimiento. ¿Cómo ha cambiado el estilo de la marca en estos años?
Uff, ha cambiado en varias cosas. Empecé con una marca que era netamente romántica y muy femenina. Definitivamente la marca ha ido madurando conmigo. Hoy en día, la firma no deja su esencia, que definitivamente sigue siendo romántica y se ve en los estampados o el color, pero ahora es mucho más moderna con algunas pizcas de atrevimiento, de sensualidad, de madurez.
Hasta el momento, has lanzado al mercado más de veinte colecciones, ¿cuál dirías que marcó un hito en tu carrera?
Hay varias que han sido icónicas en el crecimiento de la marca. Una que me dio piso sólido fue el "Lago de los cines", otra fue"Resplandor". En fin, se me vienen muchas a la cabeza y ninguna al mismo tiempo porque todas son importantes para mí.
¿Qué aguarda el futuro para Claudia Jiménez?
Uff, muchas cosas. Ahorita estamos trabajando en la nueva colección y lo único que les puedo adelantar es que va a tener mucho color. Mucho (ríe).