(Foto: Archivo)
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Archivo El Comercio

Su nombre es Óscar Yokichi Nouchi (1896-1969) y su vida de aventuras lo hizo conocer América, trabajar duramente para cuidar a su familia y, por su gran iniciativa y espíritu de liderazgo, convertirse en alcalde del pueblo de Machu Picchu en la década de 1940.

Yokichi Nouchi tenía 21 años cuando arribó desde Fukushima al Perú en 1917. Fue uno de los peones que llegaron a la hacienda San Nicolás, en Supe (norte de Lima). Las difíciles condiciones laborales obligaron al joven inmigrante a abandonar la hacienda. Entonces hizo los esfuerzos necesarios para llegar a Estados Unidos, y de nuevo volver a Sudamérica, a Brasil y Bolivia, para luego retornar al Perú.

Aquí entró a trabajar en la construcción de ferrocarriles en el interior del país. Participó en proyectos como obrero ferroviario, y llegó a Machu Picchu hacia 1924, para laborar en el proyecto del Ferrocarril Cusco-Santa Ana.

Estas obras se habían iniciado en 1913, apenas unos años después del anuncio del descubrimiento de la ciudadela incaica. Por aquellos años, la localidad de lo que hoy es “Aguas Calientes” servía como campamento de los trabajadores y estaba casi abandonada. La llamaban “Maquinachayoc” (lugar de la máquina).

(Foto: Archivo Histórico El Comercio)
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Yokichi Nouchi realizó un duro trabajo diario. Su fin era crear una comunidad en ese pequeño pueblo en el umbral de la selva cusqueña. Su intrepidez lo llevó a descubrir pozas de aguas cálidas (de allí proviene el nombre de “Aguas Calientes”) y convencer a los pobladores de los poderes curativos de estas, con lo que atrajo el interés de más gente.

Era un pionero que hablaba castellano, pero también inglés y hasta se las ingenió para aprender quechua. Un hombre con visión, que se dio cuenta del valor patrimonial y belleza de la urbe incaica; por ese motivo fundó el primer hotel de ese pueblo en 1935, estableciendo una oficina de correos y apoyando la creación de un puesto de la Guardia Civil en la zona. Incluso, consiguió implementar una planta hidroeléctrica para beneficio del pueblo.

Con ese reconocimiento público, el joven inmigrante japonés de Fukushima se convertiría en la primera autoridad del pueblo de Machu Picchu, que pasó a ser distrito en 1941. Fue considerado desde entonces “alcalde”, cargo que se oficializó siete años después, en 1948.

Óscar Yokichi Nouchi, el hombre que levantó de la nada a Aguas Calientes, se mantuvo cerca de su mundo propio, al pie de ese fabuloso monumento arqueológico incaico, hasta su muerte en agosto de 1969.

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