Para el futuro de Tacna
Si bien la corrupción es un problema nacional y sistémico, los indicadores de corrupción en la región Tacna, vinculados a las autoridades políticas de pasadas gestiones en los distintos niveles de gobierno, llaman la atención. Así se tiene que el número de procesos penales judiciales por delitos de corrupción, vigentes hasta enero de este año, alcanzan los 473 expedientes en giro en los pasillos de los juzgados y salas de la Corte Superior de Justicia de Tacna. Una ardua tarea que la Procuraduría Especializada en Delitos de Corrupción de Tacna debe enfrentar. En seis de estos procesos están directamente involucrados presidentes regionales y en 138, alcaldes provinciales y distritales.
Ello implica que las nuevas autoridades deben implementar urgentes políticas de transparencia y vigilancia ciudadana, no solo desde los mecanismos legales ya establecidos, que muy pocos resultados vienen dando, sino desde la participación ciudadana. Es decir, desarrollar los mecanismos de control y fiscalización que involucren al ciudadano, lo cual requiere voluntad política de la autoridad y tolerancia democrática. Estos son gestos políticos que el ciudadano espera de su autoridad, como el hecho de ser escuchado.
La falta de agua y los conflictos derivados son otro de los temas que aglutinan las demandas ciudadanas respecto a los problemas de la ciudad. Recordemos que el Reporte de Conflictos Sociales número 130, de diciembre del 2014, de la Defensoría del Pueblo ha registrado tres conflictos socioambientales y uno territorial. Estos se encuentran a la fecha sin ningún mecanismo de diálogo, lo que llevaría, de continuar en tales condiciones, a afectar la gobernabilidad de la región en un futuro próximo.
Finalmente, tanto el problema de corrupción como el conflicto por el agua exigen de la autoridad no solo decisión ejecutiva sino participativa. Es decir, comprender que el involucramiento de la ciudadanía y su participación es parte del proceso de toma de decisiones en la gestión, y no solo un mecanismo de legitimidad política. La legitimidad incluso puede lograrse bajo formas no democráticas, sin escuchar al pueblo, pero son estas las que generan mayor conflicto y corrupción a largo plazo.