Sé lo que hicimos la madrugada pasada
BIENVENIDOS A LA NUEVA ERA DEL ANTI-ROMANCE.
Malas noticias para nosotros los románticos. Estos últimos días las muertes consecutivas de personajes mediáticos me hicieron pensar en una muerte que ha pasado casi inadvertida. Me refiero a la desaparición de la era del romance. No digo del amor porque, aunque no con la misma inocencia (o inconsciencia), yo sigo creyendo que existe, pero creo que el romanticismo, así como lo conocí yo, ya no existe. Se desvaneció. Desapareció. Se extinguió como los dinosaurios. En el nuevo panorama se alzan dos poderosos oponentes. En un lado de la balanza de la realidad de las relaciones de pareja tenemos, abrazaditos, dándose tiernos piquitos, comiendo del mismo bowl de canchita para microondas mientras miran una película un viernes por la noche a la “pareja en serio” (“novios”, “enamorados”, “mi chico/mi chica”, como quieran llamarles), y en extremo opuesto (probablemente de un bar, fiesta “artie” o discoteca) tenemos armados con lo mejor de su guardarropa, despeinados peinados bien pensados y un par –por no decir un six pack, o dos– de chelas para ir calentando la cancha, a los dispuestos a “salir a ver qué pasa con sabe dios quién”. Estoy segura de que quienes hacemos que la balanza se estrelle en una de este segundo lado, somos nosotros. Los nuevos solteros. Si quieren comprobarlo, basta salir un sábado por la noche (jueves y viernes también valen).
Abren los ojos al día siguiente de haber salido con los amigos, simplemente a divertirse. De pronto tienen un terrorífico flashback que los paraliza de pronto. Se recuerdan a si mismos besando, acariciando, en pleno revolcón o algo más con alguien. Por lo general ese “alguien” es una persona con la que nunca se imaginaron que pasaría nada. A ver algunos ejemplos: un/a chico/a mucho mayor, un/a chibolo/a, tu mejor pata, un total desconocido (claro, hasta unas horas después, inclusive minutos), el chico o chica a quién tildaste de “primero muerta antes de agarrar con ese”, tu compañero de trabajo, el chico que tiene novia, el chico que tiene una novia a la que tú conoces, el chico que tiene una novia que es tu amiga, un ex al que amenazaste con no volver a verlo ni en pintura, al que todos conocen –inclusive tu vecina, la viejita de al lado—como el pendejo del año, al chico que ya estuvo con una o más de tus amigas o conocidas, al chico casado, a un error del pasado, un error que gritaste a los cuatro vientos no volver a cometer y sigue la lista.
Y, seguimos aumentando la tensión, ¿qué pasa si ese “recuerdo” está a tu lado roncando feliz en tu cama o descubres que estás a su lado en una habitación que no conoces?, ¿hora de salir corriendo por la ventana?, ¿es momento de hacerte la dormida y esperar que se vaya? Puede ser una buena idea de escapatoria, lo que va a ser imposible es borrar lo que ambos hicieron. A lo hecho, pecho.
Si creían que esta era la parte difícil de la nueva época del “gileo” y sus consecuencias, pues no. Ahora no sólo les doy la bienvenida a la era del anti-romance, sino que les doy un caluroso saludo desde el planeta de la ambigüedad. Esa es la palabra que deberíamos aprender de memoria antes de entrar al salón de juegos, digo, a la pista de baile. Ahí no se acaba la historia. Falso, y si creen que es así y que su príncipe las llamará al día siguiente para invitarlas al cine y decirles al oído cuánto les gustó lo que hicieron la madrugada pasada, están completamente equivocadas, casi- casi a punto de caer en el auto ridículo o ser motivo de risas entre sus amigas. Disculpen la frialdad. Sin embargo yo ya estuve en el paraíso de la confusión. Been there. Figurita repetida, historia conocida. Por eso mismo es que ante el dilema de aventurarse a dar un paso más en el flirteo habría que reconocer que hoy existen distintos códigos y que el flirteo es necesariamente ambiguo (¿quién puede dar todo de sí y en una, a un completo, semi o seudo desconocido?), además de manipulador. Hay que tener estrategias para seducir.
Acá nos encontramos en una encrucijada que muy pronto puede convertirse en una pesadilla. a) Si el chico no te gusta en la sobriedad y a él sí le gustas, tendrás que encontrar la forma de chotearlo con mucha clase y algo de educación, porque después de una sesión de lo que sea que hayan tenido el uno con el otro es probable que él quiera “más”. A ti nadie te obligó. Una cosa es que no lo recuerdes, otra muy distinta, que lo quieras olvidar lo más pronto posible. b) Si el chico siempre te gustó pero tiene novia, novio, esposo, es un mujeriego de aquellos, ¿te haces la loca y muy “cool”, pretendes que no pasó nada, o dejas abierta la posibilidad de una recaída de alto riesgo? Porque ojo, ese hombre o no está solo, o no quiere estar con nadie. Ninguna de las posibilidades parece atractiva a menos que sepas muy bien a lo que te atienes. En otras palabras: que a ti te guste cada vez más y que para el seas sólo un “buen rato”. c) Esta es la del peligro inminente. Si ambos están solos, libres, sin fantasmas de ex pasados; si a ti te gustaba desde antes o acabas de descubrir que te gusta y él ha dado señas de que también le gustas para algo más que un agarre contra la pared, ¿quién da el paso siguiente?
Así que en vez de perder el tiempo decidiendo si le mandan un mensaje de texto, un mail o si lo agregan a su Facebook, les recomiendo cerrar sus re – leídas copias de Orgullo y Prejuicio. Es simple. El Sr. Darcy (el hombre duro de corazón de marshmellow que deja todo “por el amor de una mujer” como cantaba el monumento a la huachafería y el machismo que es Julio Iglesias) no existe. La escritora y creadora de éste personaje, Jane Austen, al contrario de Elizabeth Bennet y sus demás heroínas del amor, murió sola añorando a ese único amor juvenil y no consumado que tuvo en su corta vida. Con todo el respeto que una de mis autoras favoritas se merece, yo que ella hubiera salido a bailar dos veces más, al menos. Simplemente, porque un par de siglos después, ya nadie se desbarranca por amor. Hemos crecido, conocemos sus riesgos. Creo que esa es una de las razones por las que habitamos en la insoportable realidad del no saber “qué somos” (tú y el de la madrugada).
He ahí el dilema, que ahora viene con el soundtrack post resaca retro-indie-tropical-ochentero, con lo último de Janette, Postal Service, Bareto y The Killers (musicalmente hablando me quedo con los dos primeros), y que yo sepa nadie lo ha resuelto. Si alguno de ustedes lo sabe pase la voz, hay más de uno que necesita saber que se hace para salir de la agonía de “¿a dónde M va esto?”.
Creo que como a todos, nos quedan muchas interrogantes que resolver. Así que este fin de semana voy a dedicarlo a una exhaustiva observación participante. Esta historia de la vida real continuará en el siguiente post.
CANCIÓN PARA ESCUCHAR ESTA MADRUGADA.
(Agradezco al lector que me pasó ésta excelente recomendación musical)
MEDIDAS DESEPERADAS.mp3 – ELODIO Y LOS SERES QUERIDOS
HACE DOS AÑOS VI ESTA PELÍCULA Y NO ME GUSTÓ. AHORA CAMBIÉ DE IDEA. DEBE SER PORQUE LA SITUACIÓN AHORA POR EXPERIENCIA PROPIA O AJENA ME RESULTA FAMILIAR, HASTA ENTRAÑABLE.
UNA BONITA CANCIÓN QUE ME GUSTARÍA COMPARTIR CON ALGUIEN ALGÚN DOMINGO.