Amigos con ¿derecho?
La historia comienza así. Él no está emocionalmente disponible, ella está dañada emocionalmente. Son amigos. No quieren tener una relación. Como nada está más a la mano que un amigo, deciden tener sexo y punto, ¿funciona? La respuesta es: sí.Este tipo de relación no es nueva. Simplemente ha salido del closet. Ahora tiene nombre: amigantes, amigovios, amigos con derechos, amigos con beneficios, amigos cariñosos, etcétera. Pero bueno: el nombre es lo de menos. Si se fijan en la cartelera cinematográfica cada semana hay por lo menos una película sobre el mismo tema: los amigos que tienen sexo ocasional.
Pero claro, es una p-e-l-í-c-u-l-a y Hollywood sabe que los finales felices siempre venden más. El amor vende mucho más que el sexo. Es por esto que los amigos que deciden buscar un revolcón de vez en cuando, terminan enamorándose porque se dan cuenta que son “el uno para el otro”. Bueno, la realidad es otra.
Si uno tiene sexo o comparte rounds de amor, atención, compañía, placer temporal con un amigo y no tiene una relación de amor con él/ella es porque ambos no se gustan lo suficiente como tenerla o porque en ese momento de sus vidas no quieren tener una relación con él/ella, ni con nadie. Punto. No hay grises, ni puntos medios. No hay finales felices con sabor a melcocha, ni fantasías adolescentes que se hacen realidad por arte de magia.
¿Digo esto porque de pronto me volví una mujer amargada? Ja, claro que no. Lo hago porque el amor no es un punto que esté contemplado en este tipo de relación, es más, enamorarse es una prohibición. Si no, el plan no funciona.
Me invitaron al programa “Química Pura” de Plustv y una de las otras invitadas me acusó de ser una persona fría porque le di la contra y dije que yo al fin podía separar el sexo del amor para efectos prácticos como el tener una relación de amigos con derecho. Para ella no existía tal cosa porque las emociones siempre se interponían entre una cosa y otra. No se trata de frialdad o cinismo. El amor y sus consecuencias, algunas causantes de experiencias terroríficas que no quisiéramos repetir ni en pelea de perros, nos dejan con miedo de volver a sufrir. Entonces, establecemos mecanismos de defensa, buscamos protegernos de daños posteriores o simplemente no nos exponemos tan abiertamente a lo que nuestras irresponsables emociones nos puedan llevar.
El amor también es mental. Una relación se construye tomando decisiones, no solo “dejándose llevar” por un aluvión de hormonas alteradas o de trastornos ocasionados por la pasión o ilusión repentina. Si no, saltaríamos encima del primer chico o chica que nos hiciera ojitos.
No pues.
Yo me pienso en mi situación actual. Estoy soltera y sin compromiso. No estoy enamorada de nadie, no tengo a nadie a quién olvidar, no me estoy recuperando de ninguna relación. En lo que ando, es plena limpieza interna. Mutando, cambiando, y eso, ahora lo sé, toma tiempo. No sé cuánto tomará este proceso, pero mientras tanto yo he decidido no tener una relación, no sólo porque no puedo (porque estoy como a medio hacer), sino también porque no quiero.
No me da vergüenza decir que me reconozco vulnerable ahora, hipersensible y fácil de herir. Es por eso que me protejo. Pero por otro lado soy muy consciente de que como no sé si esto va a durar dos semanas, dos meses o dos años, no soy una estatua griega. Tengo necesidades como todos; de cariño, comprensión, atención, compañía, sexo.
La verdad no creo que encuentre todo esto en un chico que conozca en una discoteca, además del factor flojera Tengo suma pereza de “salir” (la estoy pasando tan bien viendo maratones de películas en mi casa) y menos para buscar algo pasajero con un desconocido. ¿Qué sería más peligroso en mi estado actual que un polvo fugaz con un perfecto extraño?
Así que no se me ocurre mejor opción si quiero algo pasajero con alguien que un chico a quien ya conozca (si también lo conozco sexualmente y tuvo en el pasado un desempeño positivo, mejor aún), que me quiera, me respete y en le mejor de los casos que me haga reír; claro, por unas horas nomás.
Quedan dos opciones, entonces: un amigo o un ex que es ahora un amigo. Pero ese amigo o ex te tiene que gustar. Si no, no corre.
Como escribí hace unas semanas, llamé a un ex novio para hacer exactamente lo que estoy ahora escribiendo, pero él no se encontraba disponible (tiene una nueva relación), lástima. Por otro lado, un ex estuvo de paso por aquí y lo vi un par de veces. Ya no me mueve ni un pelo. Lástima.
Candidatos para convertirse en un “amigo con derecho” hay muchos, pero uno que realmente me guste, no. Si uno mira bien a su alrededor hay una gran cantidad de posibilidades. Lo malo es que nos volvemos -hasta para tener un revolcón- bastante selectivos, o bueno, es lo que me pasa a mi ahora. Lo bueno es que no tengo apuro ni urgencia. Y eso está bien, porque cuando uno menos se lo espera bam!, aparece casi de la nada un nuevo objeto de deseo dispuesto sacarnos de la soledad por un rato.
Sin embargo, ojo con las reglas.
Para los que solemos o solíamos hacernos un pan con mango queriendo al chico equivocado, pensando que el sexo traería al amor o rompiéndole el corazón a alguien que solo nos gustaba para pasar el rato.
-No vale enamorarse.
-No confundir “salir con alguien” con un amigo con beneficios. Salir supone la posibilidad de una relación futura. La relación esporádica con un amigo, no.
-Más de uno dirá que las mujeres no podemos separar el sexo de amor, que eso es cuestión de hombres. Bueno, no lo es. Lo que pasa es que las mujeres hemos sido criadas bajo la premisa: “no separarás el sexo del amor” o “el sexo es una consecuencia del amor”. Pues, no. Como prueba existen relaciones de amor sin sexo o con un sexo desastroso, y sexo fantástico sin una pizca de amor.
-No vale usar este tipo de relación como el paño de lágrimas de algo que no funcionó o terminó peor que película de terror con alguien a quien aún queremos. Yala, hace años. Perdí a mi amigo y seguí sufriendo por el x. Doble pérdida. Nada menos inteligente que eso.
-No se puede recurrir a los mejores amigos porque se corre el riesgo de perder esa amistad. Nadie está tan loco como para querer perder a un mejor amigo. Yo al mío lo tengo bien alejado de cualquier pensamiento libidinoso, por más bueno que esté.
-No vale usar este tipo de relaciones para hacerse el “pendejo” e ir de chica en chica con el cuento de “somos amigos”, cuando lo único que queremos es no involucrarnos y saltar de cama en cama. Ese no es un amigo que establece una relación de intercambio mutuo, sino un imbécil.
-No vale utilizar este tipo de relaciones para enamorar al otro. Lo más probable es que terminen choteados y salgan heridos. Las cosas como son. Si no, comienzan los problemas y los reclamos.
-Por último, acá nadie es una culebra fría que está utilizando a nadie, sea chico o chica, es un acuerdo de dos que están dispuestos a dar lo acordado y nada más.
Creo que los que califican a estas relaciones como inmaduras y egoístas, deberían pensar dos veces y ver que se necesita bastante honestidad, seguridad en uno mismo, en su propia sexualidad e integridad para involucrarse con alguien y no hacerlo al mismo tiempo, porque así ambos lo han decidido. Ese si es un final feliz, no será eterno pero es verdadero.
Filmografía recomendada.
Hollywood y sus finales felices. Tres historias de amigos con derecho y romance garantizado (pf!). De las tres la única que encontré divertida es Amigos con beneficios.
Una algo algo más independiente.
Si quieren ver un clásico pueden ver El último tango en París, pero ojo, ellos no eran amigos.