Bienvenidos a Polonia
Este viernes se inaugura la Eurocopa con Polonia y Ucrania como anfitriones. El evento se llevará a cabo a pesar de que la organización del mismo ha atravesado varios problemas, incluyendo retrasos en la construcción o habilitación de los estadios. El último capítulo de la saga es político. Algunos políticos europeos no asistirán a los eventos que se den en Ucrania como gesto de protesta hacia las medidas autoritarias del presidente Víktor Yanukóvich que incluyen haber encarcelado a la antigua primera ministroa Yulia Timoshenko bajo supuestos cargos de abuso de poder y corrupción.
Aprovecho la euforia de la Eurocopa para presentarles a Polonia, país que he tenido la oportunidad de visitar en dos ocasiones. En el Perú, Polonia es un país del que sabemos poco. Por ahí nos topamos con él un poco más abajo del Perú al llenar información en algún formulario de Internet. Quizás el mayor representante de Polonia en el subconsciente de nuestro país y de América Latina fue Karol Wojtyła más conocido como Juan Pablo II.
Yo descubrí Polonia a los nueve o diez años cuando me hice amigo de un compañero de los scouts que tenia un apellido impronunciable lleno de “z”, “k” y “w”. Sucede en los años setenta su padre decidió probar suerte e irse de Polonia escondiéndose en un barco, ya que en aquellos tiempos era casi imposible para un ciudadano corriente conseguir un permiso para salir del país. Tras varias semanas de travesía el barco se detuvo en un puerto que resulto ser el Callao, y el joven salió corriendo para encontrar su libertad en el Perú. Con el tiempo llegó a hacer fortuna y fue propietario de un hostal en San Antonio que se llamaba “Hostal Polonia” (aunque en Polonia no llegué a encontrar pollos a la brasa como los servia el restaurante del hostal).
Mi relación con Polonia se hizo mas estrecha por estar “casado” con dos encantadoras polacas al mismo tiempo. Hace unos años me fui de viaje a Yemen y buscando compañeros de viaje por Internet conocí a Daga y a Ela. Estas dos amigas se reúnen una vez al año para mochilear al otro lado de la tierra y justo estaban interesadas en viajar a Yemen en las mismas fechas que yo. Un poco por chiste y un poco para facilitarnos la vida les decíamos a los yemenitas que eran mis esposas. Eso evitaba que alguno se quiera sobrepasar con ellas so pretexto de que las occidentales son “fáciles”, y además facilitaba la posibilidad de compartir una habitación para economizar. De este y otro viaje que hice con ellas por el norte del Perú surgió una buena amistad.
Ser un país mayormente plano (salvo las zonas montañosas del sur del país) y situado en el centro de Europa, le ha otorgado a Polonia el rol de campo de batalla para ejércitos extranjeros. Por sus tierras han pasado los ejércitos mongoles, rusos, franceses y alemanes. Durante la Edad Media, Polonia fue mucho más grande que en la actualidad y fue el centro de un reino que abarcó varios de los países vecinos. En los siglos que siguieron fue perdiendo independencia y territorio a raíz de invasiones y guerras. Se puede considerar que Polonia a tomado las riendas de su destino después de la caída del Muro de Berlín.
Como viajero hay dos elementos que me marcaron en Polonia. Uno es la profunda influencia que tiene la Iglesia Católica en el país. Se suele ver monjas por doquier, mientras que en gran parte de Europa ellas ya comienzan a ser una reliquia del pasado. También se puede encontrar altares a la Virgen en cada rincón. María tiene su propia emisora de radio, “Radio Maryja”, con segmentos de plegarias, oraciones y opiniones políticas ultraconservadoras.
El otro elemento que es palpable es el legado del comunismo. Este es evidente en la gran cantidad de edificios de arquitectura soviética que se ven en el país. El urbanismo y las infraestructuras tienen esa huella de planificación colectiva en ellas. Una buena cantidad de las construcciones son grandes, grises, sobrias y feas. Más allá de eso, queda cierta melancolía en la población, sobre todo en la gente mayor. Como suele ser el caso en otros países poscomunistas, el abismo que separa la generación del antes y el después es enorme. Muchos de los mayores se sienten doblemente desconectados de la realidad a causa del cambio tecnológico sumado al cambio de sistema. Mientras tanto, los jóvenes nacidos poco antes del cambio o después ven el futuro con optimismo y se han integrado sin problema a la cultura de la globalización.
Polonia es un país bastante descentralizado. Varias ciudades de tamaño mediano se reparten por el territorio del país. Algunas de ellas como Lublin y Cracovia son patrimonio cultural de la humanidad. Cracovia es la ciudad más popular para los turistas. Fue la antigua capital del reino de Polonia y cuenta con un castillo sobre una colina que domina la ciudad. El centro tiene varias calles peatonales y una vida nocturna movida. A las afueras se puede visitar el trágico campo de concentración de Auschwitz.
Varsovia, la capital, es la ciudad más grande del país. Su construcción más emblemática es el Palacio de la Cultura y la Ciencia, un enorme edificio levantado en los años cincuenta por miles de trabajadores llegados de la desaparecida Unión Soviética. El Palacio de la Cultura y la Ciencia guarda un gran parecido a las “siete hermanas” de Moscú, siete edificios construidos durante el mismo período en la capital rusa usando el mismo estilo arquitectónico denominado “estalinista” que utiliza elementos góticos en su construcción.
El casco antiguo de la ciudad fue totalmente destruido durante la segunda guerra mundial pero fue reconstruido integro gracias a obras de reconstrucción que tardaron varios años.
Para el que desee alejarse de las zonas urbanas, Polonia es uno de los países de Europa que cuenta con la mayor extensión de bosques en su territorio. En las zonas rurales se pueden visitar pueblos pintorescos atrapados en otra época. Como destino original les recomiendo una visita a la región de Podlaquia, situada al este del país haciendo frontera con Bielorrusia. En esta región rural y boscosa la población es mayoritariamente cristiana ortodoxa. Caminando por sus bosques uno puede toparse con restos de iglesias coloridas. Aquí también se puede visitar el Parque Nacional de Bielowieza, donde se pueden observar bisontes, venados y jabalíes. En los campos se ve gente practicando la agricultura de forma tradicional y movilizándose mayormente a caballo o en bicicleta (inclusive los ancianos). En las iglesias ortodoxas se celebran coloridos ritos los domingos, en los que la congregación le da vueltas a la iglesia varias veces mientras van siguiendo al sacerdote y a imágenes religiosas.
Ninguna visita a Polonia es completa sin compartir una comida o un trago con sus habitantes. Ellos pueden parecer un poco reservados en un comienzo, pero con la ayuda del vodka comienzan a abrirse poco a poco. Son un pueblo muy culto capaz hasta de ver su trágica historia con humor.
Na zdrowie! …con vodka