De safari en Kenia
El habitante urbano del siglo XXI está acostumbrado a ver pocos tipos de animales. Principalmente nos codeamos diariamente con miles de homo sapiens, aunque también vemos perros, gatos y otras especies domesticadas. El paisaje en el que vivimos también está dominado por el homo sapiens o por miles de vehículos que no son animales, aunque muchos de sus conductores se empeñen en comportarse como si lo fueran. Es debido al entorno en el que nos movemos que ir a presenciar fauna salvaje resulta ser una experiencia tan conmovedora pues dejamos nuestras comodidades urbanas para ver un mundo donde los principales protagonistas no somos nosotros. Hace tres años pasé un mes en Kenia, uno de los principales destinos para realizar este tipo de turismo.
Nairobi, la capital de Kenia, es un paso obligado para comenzar la excursión. Nairobi asusta por su mala reputación (es conocida como Nairobbery por su alto índice de criminalidad), sin embargo la faceta que los turistas suelen ver es la de una ciudad moderna con rascacielos, centros comerciales y barrios residenciales similares a los de cualquier ciudad norteamericana. Si bien cuenta con millones de habitantes que viven en la miseria, la ciudad oculta sus focos de pobreza. Si viajan en un tour con todo incluido no pasarán mucho tiempo aquí. Si llegan sin haber planificado nada, entonces un par de días son necesarios para poder contactar con compañías locales y negociar el alquiler de una camioneta o 4 x 4 (con chofer) así como acordar el recorrido. En este caso es siempre mejor llegar con una idea clara de qué parques se quiere visitar y por cuántos días. Nosotros llegamos ya habiendo reservado un chofer recomendado por un conocido. Sin embargo tuvimos que pasar horas en el enorme supermercado Nakumatt para decidir cuántas provisiones llevaríamos durante nuestro viaje de 15 días.
Optamos por la opción más económica posible, pero aun así resultó ser el viaje más caro que he tomado en mi vida. Alquilamos una Toyota Land Cruiser con espacio para 8 personas. Éramos cinco amigos viajando más Maloba, nuestro paciente chofer. Los servicios del chofer y del carro nos salieron a 250 dólares por día haciéndonos la cocina y las carpas nosotros mismos y cubriendo la comida y gastos de nuestro chofer. Este precio no incluía la entrada de los parques, que son carísimas.
Comenzamos por el Parque Nacional de Amboseli, situado a unas 6 horas al sur de Nairobi, en la frontera con Tanzania, desde donde se puede ver el Kilimanjaro (pero no cuenten con verlo pues la visibilidad no siempre es buena).
El Amboseli presenta un clásico terreno de sabana. Una planicie de altas hierbas y pocos árboles cruzada por uno que otro río. Llegamos a media tarde. El amanecer y el atardecer son las mejores horas para observar animales (y con la mejor luz fotográfica) por lo que hacíamos los viajes largos durante el día y tratábamos de llegar a los parques en la tarde para montar el campamento rápidamente y salir a ver la fauna. Luego madrugábamos para observar más fauna antes de tomar desayuno, desmontar el campamento y partir.
En Amboseli observamos búfalos, elefantes, cebras, jirafas y hienas.
También disfrutamos de las magníficas puestas de sol africanas.
De Amboseli volvimos a Nairobi donde compramos más provisiones, cenamos en el popular restaurante “Carnivore”, donde se puede comer carnes algo exóticas como avestruz o cocodrilo y descansamos para poder madrugar al día siguiente y enrumbar hacia el parque de Samburu, en el norte.
Llegamos a Samburu después de casi 7 horas de ruta pasando por la línea del Ecuador. El parque de Samburu es bastante grande y quizás por su lejanía a las rutas más tradicionales no vimos muchos turistas, pero si a los primeros leones del viaje. Observamos varios grupos de impalas, entre ellos dos machos que luchaban entre sí por conquistar a una hembra. Pudimos ver este mismo comportamiento en un grupo de jirafas.
Si bien un viaje típico a Kenia incluye no más de una semana y visitando dos o máximo tres parques nacionales, nosotros pasamos poco menos de un mes en el país incluyendo una semana en la costa. Alquilamos el servicio del chofer por quince días para poder viajar no solamente a los parques naturales sino también a la remota y primitiva región del lago Turkana, a dos días de dura ruta al norte del Samburu.
Del lago Turkana bajamos hacia el Valle del Rift (grieta) vía el impresionante mirador de Lesiolo, donde pudimos apreciar este increíble accidente geográfico causado por una falla sísmica hace millones de años.
El lago Bogoria queda a los pies de los precipicios del valle del Rift. Ya cansados de tanto acampar nos quedamos en un motel a las afueras del parque salido directamente de una película de terror. Debió de haber sido un buen lugar hace varias décadas, pero hoy en día las puertas no cerraban bien, las habitaciones estaban llenas de arañas y los baños dentro de las habitaciones no tenían agua.
El lago Bogoria tiene la particularidad tener géiseres y de ser el hogar de millones de flamencos, lo cual resulta un espectáculo impresionante.
De Bogoria bajamos a Nakuru, una de las ciudades más grandes del país. Allí pudimos dormir en un hotel económico pero cómodo y disfrutar de una rica cena en un restaurante indio. A solo unos kilómetros del centro de la ciudad se encuentra el Parque Nacional de Nakuru. Este parque me pareció geográficamente el más bonito de los que visitamos debido a una mezcla de montañas, lagos y vegetación.
Nakuru fue el único lugar donde vimos rinocerontes. También fue donde vimos el mayor tránsito de turistas. Había problemas de tráfico dignos de la hora punta de cualquier metrópoli. Generalmente los conductores buscan puntos desde donde se pueda observar las mayores concentraciones de fauna y sobre todo buscan a los animales más difíciles de ver.
Vimos un leopardo corriendo a toda velocidad camuflado por la vegetación. En un momento nos encontramos detenidos en el tránsito de camionetas que lo buscaban. Bastó gritar en voz alta “¡el leopardo!” señalando con la mano hacia la dirección opuesta a nosotros para oír un concierto de motores que arrancaban hacia la dirección contraria dejándonos el camino libre. (Algo no muy honesto pero sí muy efectivo)
Después de pasear por el parque de Nakuru durante la mañana, partimos rumbo al célebre parque de Masai Mara. Al principio la ruta era buena, pero terminamos manejando en la oscuridad por una pista terrible y con los nervios de punta. Casi chocamos con tractor que iba sin luces en el medio de la noche.
Masai Mara es el escenario de una enorme migración de ñúes, cuando millones de estos animales vienen del Serengeti en Tanzania en pos de agua y hierba fresca.
Resulta fascinante observar el comportamiento de los leones, sobre todo cuando se es un amante de los gatos como es mi caso. Parecen gatitos de talla extra large. Suelen verse hembras y cachorros, pero es muy difícil ver al león macho.
El hipopótamo es el animal más peligroso de África porque es muy agresivo cuando es perturbado y puede partir a un ser humano por la mitad de un solo mordisco. En caso te encuentres a corta distancia de un hipopótamo en tierra, debes mantenerte inmóvil mientras el animal viene corriendo hacia ti y moverte a último minuto, ya que son torpes para cambiar de trayectoria.
Si bien Kenia es un país magnifico, encontré que la actitud hacia el turista es la de sacarle lo máximo posible sin dar mucho a cambio. Los precios para todo son totalmente delirantes, sobre todo considerando el estándar de lo que uno recibe. A 1700 euros por poco menos de un mes, sin incluir los pasajes de avión para llegar, fue el viaje más caro que hice en mi vida. Sin embargo las condiciones del viaje fueron de las peores que he tenido, sobre todo considerando que fue haciendo campamento con infraestructuras mínimas y comiendo cosas cocinadas por nosotros mismos. Una estadía corta organizada por un touroperador por 8 a 10 días suele costar más que eso, aunque en albergues más cómodos y sin el estrés que trae toda la organización. A pesar de esto, es una experiencia formidable. Espero tener la oportunidad de hacer un safari en los países del sur de África en el futuro.
¿Alguno de ustedes ha hecho un safari? Me interesaría conocer sus experiencias.