Chau Pepe, hola 'Bam Bam'
Voy a profundizar en lo que fueron los últimos días y horas en Alianza Lima en el caso José Soto. En esta ocasión no voy a tomar parte por ningún sector y me remitiré a describir los hechos tal cual han ocurrido y que creo haber sido protagonista de excepción.
Desde que Alianza volvió de Miami tras ganarle a Universitario, Soto sostuvo reuniones permanentes con Susana Cuba para intercambiar opiniones sobre la mejor manera de ponerle punto final al vínculo del entrenador que era hasta fines del ¡2014! Lo extraño es que cada que Pepe salía de la oficina de la administradora nunca había firma de resolución de contrato.
Así fueron pasando los días y al Alianza se le iban cayendo los técnicos extranjeros, porque Pepe no se iba a ir gratis y porque hacerse cargo de esa nueva deuda le quitaba al club capacidad de crédito para el presupuesto 2013. La única opción terminaba siendo un técnico nacional y dentro de los que andaban libres -felizmente- estaba Wilmar Valencia.
Anoche, cuando se suponía que Pepe y Susana llegarían a un acuerdo, todo explotó y cada parte tiene su versión de los hechos: Soto que le tienen una deuda desde hace meses y por ello no iba a resignar lo que su contrato manda y Cuba que enviará el caso a Indecopi para que lo investiguen y se demuestre que en ese papel que firmaron Pepe y el ex presidente aliancista, hay algo más que raro.
Soto no se quedará tranquilo, desde ya se puede saber que la Agremiación de Francesco Manassero lo va a asesorar legalmente. Alianza optó por resolver el contrato y dejó mal parado al entrenador porque envió un comunicado en el que detallaba que se le quiso enviar a capacitar en el extranjero y pagarle una parte de lo que pedía, pero no aceptó.
No me corresponde revelar en este momento más cifras que envuelven a este caso, solo explico que Pepe
ganaba un sueldo fijo no tan elevado, pero tenía un contrato lleno de adendas, donde el club debía incrementar su salario cada temporada en un porcentaje por encima de otros profesionales de clubes de Primera. Y hecho ese cálculo, sí era un gasto fuerte para Alianza.
Soto cumplió lo que era su misión, dejar al equipo en Primera en el año más complicado de su historia reciente. Más que un estratega, lo que Alianza necesitaba era un protector de los jugadores que se sentían maltratados y que tenía llegada fuerte en los referentes que podían manejarle el camerino. Pues bien, ese defecto fue un mal necesario en el 2012 en Matute donde solo una suerte de argolla podía mantener un grupo unido y paralizar el éxodo de jugadores que de haber seguido, hubiese llevado al club al descenso inexorablemente.
Hoy Soto ya dio todo lo que tenía y su propuesta de trabajo resulta insuficiente para lo que Alianza aspira en el 2013: mejorar la campaña y ser un animador (sin vender humo de que hay equipo para ser campeón). Será un año duro otra vez, pero posiblemente sin esos terremotos institucionales y abandono que se sufrieron en la temporada que ya se fue
¿Qué opino de Wilmar Valencia?
Tuve ocasión de ver su trabajo de cerca en el 2005, cuando llegó para suceder a Insúa (disputó 18 partidos; perdió 6, ganó 6 y empató 6). Era el año de Barros Schelotto, Mackenzie, etcétera. Alianza entró en una transición después del bicampeonato de Costas 2003-2004 que hizo que todo el 2005 fuera malo, desde la llegada de Insúa, el contrato a Chale, Rebosio, etcétera.
En el año que entrenó al Alianza no entró en cuentos: Magaly pescó bebiendo a Jayo, Rebosio y Wally Sánchez y el entrenador pidió separación para ellos. Como la directiva lo trataba de convencer para que no los corra, prefirió renunciar. Y es que, además de que los resultados no lo respaldaban, se dio cuenta de que en ese momento no podía contra el grupo de Jayo.
A Wilmar no le gusta que lo hueveen. Por eso seguro que estará tranquilo este año porque desde ya le han dicho que no hay presupuesto para grandes jugadores. Sí considero que chicos como Yordy Reyna o Junior Ponce necesitan rigor para trascender y Wilmar lo tiene. Y también creo que el nuevo técnico tiene la experiencia y madurez necesaria para no cruzar al otro lado de la orilla donde están los entrenadores que por darle un cariz de disciplina a su trabajo se terminan peleando con su plantel; Wilmar sabe lo que es Alianza, ha trabajado con jóvenes en el diseño inicial del Esther Grande de Bentín y puede darle satisfacciones a la institución desde ese perfil.
Precisar cómo le irá a Wilmar con Alianza es jugar a ser pitoniso. Y yo soy solo periodista. Para el año que se viene, solo un trabajo arduo y comprometido nos sacará de la cola y del peligro de la baja. Creo que Valencia tiene el temple que el momento exige.