¿Por qué tanta irregularidad en Alianza?
El fútbol tiene esas cosas; un día jugamos mal y nos encajan 4 goles, otra tarde jugamos mal, pero hacemos un gol. Y así oscilamos entre el caos y la esperanza. Alianza pudo derrotar a duras penas a UTC en Matute y ahora se apresta a su visitar en Huacho a Pacífico, donde nadie puede saber qué pasará. Aquí mis conclusiones, después algunas charlas con Susana Cuba, Wilmar Valencia y allegados, sobre lo que no deja crecer a los grones.
La irregularidad del equipo ya ni siquiera presenta picos de rendimiento. Casi todos los partidos son chatos y los puntajes apenas merecen los 5 puntos. Es una etapa que hay que superar pronto y recobrar por lo menos el factor individual de jugadores que pueden desequilibrar como Yordy Reyna o Wilmer Aguirre. Luego podremos aspirar a un mejor desempeño colectivo. Pero lo que nunca podemos dejar de exigir es el sacrificio pleno no solo en los cotejos, sino también durante la semana porque es en el trabajo donde se multiplican las fortalezas.
Sin tratar de ser impositivo, Wilmar Valencia ya tendría que darle continuidad a la defensa, principalmente, para sumar confianza y reducir el margen de error. En ella y mientras Rodrigo Cuba esté lesionado, el titular tendrá que ser Diego Donayre por la banda izquierda. La pareja de centrales tendría que darse con Walter Ibáñez y Édgar Villamarín. Acerca de este último jugador, también es considerado frecuentemente como lateral derecho, pero su fuerza y velocidad aparecen mejor en el centro de la zaga. Y Luis Trujillo está invitado a mejorar su producción a despecho de que no tiene mayor competidor en el puesto. Pero tiene que despertar.
La volante es un tema distinto porque el plantel grone posee una buena cantidad de hombres en esa zona que se muestran como polifuncionales. En la primera línea están Carlos Beltrán, Paulo Albarracín, Emiliano Ciucci y Edson Uribe. No son la panacea, pero tampoco se sacan ventajas abismales entre uno y otro.
Mi propuesta para Henry Quinteros es que haga un reacondicionamiento físico durante algunas semanas para aportarle al grupo. Estoy seguro que esa es su intención, pero las lesiones y la edad (35) hacen clara mella en su accionar. Eso sí, no creo que sea un jugador para descartar porque Alianza no se puede dar ese lujo bajo ningún aspecto.
Si Alianza pierde oficialmente a Sergio Peña y Gino Guerrero, entonces tendrá que contratar a un jugador para la función de gestación. ¿Extranjero? Yo diría que sería muy conveniente porque el mercado local no arroja a un desequilibrante valioso. Luis García del Unión Comercio no creo que represente el juego que debe tener un aliancista en esa posición.
A fines de la temporada pasada interesó Juan Carlos Mariño, pero no se pudo competir contra el Querétaro de México. Ahora Mariño está libre, aunque el Vallejo empezó a sondearlo y es probable que billetera mate galán en este caso.
Negociar a Coco Bazán y Jhonny Vidales al extranjero para reinvertir la ganancia sí me parece un buen negocio. Ambos son jugadores que con un empresario hábil y buen vendedor puede resultar beneficioso para el plantel. Son chicos que se han estancado en Matute y según cree este periodista ya no representan un aporte futbolístico decisivo para el plantel. Poco gol y les cuesta asumir el protagonismo en sus posiciones determinantes para ganar los partidos.
Si con ese movimiento de dinero se pudiera repatriar al ‘Churrito’ Hinostroza habría un fútbol más lúcido. Pero ojo, esto no indica que ya exista conversación con dicho jugador. Es apenas una sugerencia o una idea. También es probable que Hinostroza tenga opción de continuar su carrera en el extranjero y bien por él.
NADA PACÍFICO
Creo que todos coincidimos en que Pacífico es un hueso duro de roer. Tienen hombres con cicatrices muy marcadas que saben cómo jugar contra imberbes. También es cierto que les cuesta hacer goles, pero no por eso se debe de perder de vista a Andrés Mendoza.
¿Cómo asegurar que Alianza no caerá otra vez en la desidia y el desgano? Imposible de saber. Me contaba una persona cercana al plantel y a la administración temporal que con los días y las charlas que tuvo Susana Cuba con Valencia y los jugadores se pudo identificar por fin el problema de mala comunicación.
Se dice que Wilmar Valencia es afecto a los modos de trato del gran Marcos Calderón, legendario entrenador peruano. Recio, casi un capataz. Con ello no habría problema porque es el líder del grupo y el que pone la cara ante la adversidad. Además, es muy trabajador y frontal.
Pero resulta que quienes lo secundan, Jorge Cordero y Freddy Prado, tratan de imitar a Valencia en ese perfil y no resultan un complemento idóneo para el clima laboral. No hay nadie que tenga una postura conciliadora. Frente a esto Valencia me dijo en una conferencia de prensa: “si me tocan a alguien del comando técnico, me voy”. Y acto seguido fui a buscar a Susana Cuba para saber su pensamiento y sostuvo: “Ay, Wilmar, a veces uno no se da cuenta y podría dormir con el enemigo”.
Hay otro factor en la identificación de problemas. El nuevo perfil del jugador aliancista joven es altamente conflictivo y vanidoso. Hay chicos de 16 años que ya tienen representantes sin que le hayan ganado a nadie. Eso, sin contar lo de los aretitos, la gorra volteada, el Iphone y el carro. Entonces crecen creyendo que en un par de años estarán en Europa y que Alianza es apenas un equipo de tránsito. Y chocan con técnicos, se enfadan con cambios y trabajan solo si hay buen humor.
Es un momento complejo que requiere un trabajo profundo. Las consecuencias se ven en los resultados y a veces en situaciones de los partidos; discusiones entre jugadores y comando técnico, exceso de individualismo y derrotas inexplicables.
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