El aguante fue de Alianza
Me levanté tarde esta mañana -trabajé el miércoles hasta pasada la medianoche- y prendí el smartphone convencido de que las polémicas del clásico se habrían trasladado y prolongado a las redes sociales. ¡Pero no! El Facebook y el Twitter estaban sospechosamente light.
Alianza ganó de una manera insólita el clásico. No fue mejor que su rival. Tampoco peor, simplemente esquivó la tradición de ponerle la pelota al piso a Universitario y hacerlo jadear. Sin embargo, todo triunfo sirve en la medida en que se corrijan los errores que quedaron debajo del tapete, ocultos por la euforia de la victoria.
Claro, con Alianza como ganador, todo parece mejor. Sanguinetti es ahora un revolucionario para muchos; sin embargo, hay que tener calma porque el triunfo se consiguió ante un rival carente de efectividad y que no supo trasladar su manejo de la pelota en el campo a goles en el arco de George Forsyth. Pero eso es problema de ellos.
Reconforta el triunfo ante la ‘U’ porque se trata de ampliar la supremacía en clásico a nivel histórico. Se celebra, claro que sí, porque el carácter del aliancista es festivo por naturaleza. Pero reitero que me llena de intranquilidad que Alianza se siga alejando de su esencia y que anteponga el pelotazo o el juego fuerte, antes que el buen manejo.
Destaco que Pablo Míguez cumplió su función en un partido que estaba al límite porque estaba señalado a poner ese respeto. Lo mismo Walter Ibáñez cuando envió al subsuelo a Toño Gonzales porque ese ya era un mensaje de superioridad. Pero no apruebo todavía al petiso Gabriel Costa porque todas las pelotas no son para ir como loquito al frente. Tampoco a Junior Ponce porque la pelota le quemó para encarar.
Roberto Guisazola tiene cierto crédito, pero que no olvide que la recuperación de su velocidad solo depende de él. Por experiencia hizo muy bien el movimiento para el gol de Aguirre, porque se llevó la marca de Saco-Vértiz por la derecha y Cedrón pudo centrar cómodo y preciso para la aparición del ‘Zorro’.
El clásico no da para más análisis. Lo ganó Alianza también por la masa que llevó al estadio y priorizó el aliento antes que el insulto. Ante esto me pareció muy ‘sano’ por parte de Susana Cuba el dejar que la ‘U’ organizara este partido. El rival llenó sus arcas en una fecha inmejorable porque el calendario recién se inicia y la expectativa era grande.
Alianza solo cobró -dicen- 35,000 dólares por jugar y no hay fecha para que Universitario devuelva el favor. Se desconoce si es que meses más adelante la expectativa de la gente sea similar o las campañas sean atractivas. No se sabe cuando será el ‘hueco’ ideal para darles la revancha. Mi impresión es que Susana no quiso arriesgar a estas alturas organizando un clásico en pocas horas. Le corrió a la responsabilidad y por eso que solo se llevó un trunfo deportivo, pero mínima ganancia económica. Y vaya que Alianza la necesita.
Tampoco me como ese cuentazo de que este era un clásico amistoso. Más de 7 meses de no verle la cara a la ‘U’ y viceversa tenía una alta dosis de rivalidad que se vio en el campo. Pero ahora el perdedor silba bajito.
Alianza tiene que mejorar Sanguinetti. La obligación es desde hoy.
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