Alianza se le puso duro a Cristal
Alianza Lima se encuentra invicto. Han pasado cinco fechas y nadie ha sido capaz de derrotar al grone, ni siquiera el favorito Sporting Cristal, con el que se tuvo un gran cotejo, a pesar de la desventaja futbolística.
Sin embargo la satisfacción no puede ser absoluta. A Alianza todavía le cuesta manejar la pelota a su estilo y tradición. Y no es retórica ni sentimentalismo barato; Alianza tiene que marcar una diferencia del resto por el fútbol que propone y porque desde la cantera se promueve la habilidad y el talento por encima de otras corrientes más sencillas del juego.
El trabajo de Guillermo Sanguinetti tiene esa deuda porque constituyó un equipo hecho para la presión y el ahogo al rival antes que para hacer juego. Contrató más hombres con el perfil de perros de caza y menos diferentes. Apuesta por el filo antes que por la elaboración.
Yo no sé si a fin de año Alianza saldrá campeón después de 7 temporadas. Tal vez sí, tal vez no. En el campeonato local el título cae en manos del menos pensado o el que aprovecha mejor su golpe de suerte. Mi opinión es que pase lo que pase, Alianza no se puede alejar de su identidad porque el hincha grone es especialmente sensible y con un paladar que se entusiasma con los jugadores que provocan ponerse levantarse de los asientos. Está bien que tengamos más resistencia al dolor que otros, pero ‘bueno es culantro, pero no tanto’.
Ahí está Coqui Molina, quien en la valoración de Sanguinetti es más importante que Albarracín. Y el ‘Cachetón’ ya empezó a sufrir en la confianza porque contra Cristal se lo vio nervioso, hizo demasiadas malas entregas para un jugador de sus características.
El uruguayo también prefiere a Julio Landauri antes que a Junior Ponce. Hay diversos factores: que Landauri es más aplicado para el sistema de salir a presionar arriba la salida del rival y que Ponce todavía no termina de poner su físico a punto para ser un jugador de 90 minutos.
Y si prefiere a Gabriel Costa es porque Israel Kahn tampoco es jugador de 90 minutos (se vio ante Cristal, ¿no?). Sin embargo Costa no da la talla para ser el 10 indiscutible del equipo. Se espera que Víctor Cedrón esté a la altura, pero también es un albur, según sigo a este jugador desde la Sub 20 del 2013.
Todavía contamos con Wilmer Aguirre, cuyas temporadas son similares desde siempre. Difícil que llegue a colarse entre los goleadores del torneo. El tiempo de la fe al ‘Zorrito’ ya pasó hace varias temporadas. Sin embargo, un jugador del tipo Wilmer siempre es necesario ya que no deja de ser una salida rápida para la contra.
Como se ve, los indicios de que Alianza pueda regresar a sus orígenes son mínimos. En el mejor de los casos, Alianza 2014 será un equipo práctico; que tendrá una defensa feroz y una recuperación encarnizada con Míguez y Molina y que apostará por pelotazos frontales para la velocidad de Aguirre o el oportunismo de Guevgeozián. Tal vez un invento de Cedrón o un tiro libre de Trujillo. Y ahí nomás.
De esta manera, Alianza, cuando tenga que proponer en Matute, será desconcertante. Y cuando salga a ganarse la vida fuera de casa, será muy duro para cualquiera. No llegará a ser un equipo ratonero, pero el esquema siempre tendrá poca estética. El equipo está diseñado con esa perspectiva uruguaya y se está perdiendo la esencia.
La seguimos en Twitter @elkinsot_DT