Chicha para Lelos – segunda ronda
El vaso de chicha es un tema aparte. Uno pide un vaso (que vale un sol) pero lo que en realidad te dan es una vasija de casi un litro de capacidad. Así que tomar “un vasito” de chicha no existe. Lo que te toca es un casi balde que te dará para media hora, fácil. Una recomendación que me dieron: no tomar la chicha rápido porque llena. Se toma conversando.
Si le caes bien a la señora que prepara la chicha te ofrecerá “aumentito”, que es otro vaso de chicha de regalo. Esto puede ser una odisea si el primero te dejó lleno, pero te recomiendo sonreír, aceptar y tomarte tu obsequio con el amor que viene.
La música más común en la chichería es el huaynito. Si no hay equipo de sonido algún parroquiano pondrá su celular en altavoz para amenizar (más) el recinto. Algunas parejas se animan a bailar. Tomar chicha es el momento cumbre para el campesino que ha trabajado todo el día. Gary Urton escribe: “A la comida vespertina le sigue un periodo de visitas y bebida de chicha o trago que se prolonga hasta las 8 o 9 de la noche, hora en la cual la mayoría de la gente se va a la cama”.
Hace unos días con unos amigos en una chichería en Yucay (Yucay para Lelos, fijo pronto) nos enroscamos tratando de definir en qué consiste la borrachera de chicha. Es decir, uno sabe cómo lo ponela chela, el corto, el pisco, el champán, pero la chicha… la chicha te pone especial. Uno de ellos dijo que es una borrachera que se sienta en el corazón y otro dijo que era en la garganta (¿?) yo no sé dónde está, pero mi corazón se pone feliz y me pongo a hablar todo el rato, así que puede ser de los dos lados. Nunca he visto ningún borracho pesado ni busca bronca en una chichería, al contrario, solo gente amable con los ojos chinos de beber, buena, calma, en paz. La borrachera de chicha me hace sentir contento. Un campesino me comentó que la chicha no es como la cerveza, “que te mata”, sino que la chicha es “alimento”.
Hemos dicho que hay un montón de Cuscos. Yo prefiero este, diría el Cusco “real” pero yo mismo dudo de dar esta palabra a ustedes. Sin embargo, muchos lelos entenderían a qué cosa me refiero. No es el Cusco verdadero, pero sí. A los que le gusta perseguir la historia, imaginar su próximo recuerdo imborrable, vivir la novela, dormir románticos y picados, las chicherías son para ustedes. Por mi parte, me voy a tomar una chicha ahora mismo, que Urubamba está que quema.