Pásame la Manty
NIÑOS MEMORABLES EN COMERCIALES PARA EL OLVIDO (O VICEVERSA)
Sentado, a un lado de la mesa de un conocido chifa en la calle Capón (centro de Lima), trato de no hacer aspavientos mientras veo cómo los platillos viajan de mano en mano. Por cuestiones de salud estoy en ayunas y por eso quiero que alguno de mis amigos de la redacción, con quienes he venido a almorzar, mire cómo señalo con santificadora devoción al pollo chijaukay que condena mi ansiedad con su olor y textura. Mi soberano apetito es una urgencia; mi sensación de vacío, un castigo que no merezco. Nadie me hace caso. Los platos no llegan a mi sitio y el pollo se difumina a lo lejos. Quiero matizar mis ganas de devorar alguno de estos sagrados alimentos sin escándalos inoportunos y ese otro “yo” que quedó atrapado en el tiempo se pregunta. “¿Y si le digo a alguno de ellos en voz alta: ‘pásame la Manty’?”.Para aquellos que no lo vieron, o para aquellos que no estuvieron allí, Manty fue una marca de mantequilla pero, sobre todo, fue un comercial. Una escena, un mensaje fuera de contexto, un grupo de niñas que agrandadísimas ellas protagonizaron el más recordado té de tías de la publicidad peruana.“Pásame la Manty”, se decían unas a otras con voces de señoras de cuarenta. Y mientras intercambiaban un poco de mantequilla comentaban que Claudita iba al nido y que los chicos cada vez eran más traviesos. Y así durante 30 segundos.
¿Por qué evocar un pote de mantequilla en ese chifa? Ahí está el detalle, joven. De niños todos vimos comerciales de televisión que quizá no elevaron las ventas de sus productos pero que se instalaron en el pensamiento con sus frases, sus personajes y sus canciones. Pude decir “pásame la manty” para que me alcancen el oportuno plato de pollo chijaukay en Capón o pude cerrar con un “horrible oye” si la comida no cubría mis angurrientas expectativas culinarias.
Hace unos meses recibí una llamada de un número desconocido. Era Úrsula, una buena amiga fotógrafa que en un afán de sorprenderme me jugó con el tradicional: “¿No sabes quién soy?”. Quizá mi seriedad para decirle que “no” la puso tan juguetona hasta que apeló al… “yo soy… soy… una chiquita mazamorrera que le gusta mazamorrear”. Tanto cariño le guardo y guardaré a Úrsula pero esa tarde, no sé por qué, me puse de muy mal humor. Es más, de solo imaginarla bailando con ese aire disforzado del niño del comercial de mazamorra Negrita me convertí por escasos segundos en un Norman Bates de “Psicosis”. O peor aún, me acerqué al peor Jack Nicholson de “El Resplandor”. Me había hecho regresar a ese niño-asesino-en-serie que fui cada vez que ese palomilla de ventana autodenominado “chiquito mazamorrero” aparecía en mi televisión. Era una invitación VIP para regresar al lado oscuro.
Nunca conocí en mi infancia a alguien tan propenso al linchamiento como el “chiquito mazamorrero que le gustaba mazamorrear”. Por adorable o por chinchoso estoy seguro que nadie lo olvidará. ¿Pero acaso mazamorra Negrita multiplicó sus salidas con ese spot? No lo creo. Tampoco pasó con Manty y me gustaría saber si ocurrió lo mismo con los señores del Comité de Productores de Huevo del Perú que sorprendieron a la cucufata Lima con el mítico “mi huevo quiero yo mamita” (una canción de repetición casi tribal que estoy seguro que experimentó sórdidas variaciones en tu salón de clase).
Pero si me costaba digerir al “chiquito mazamorrero” todo lo contrario me pasó con esa gitanilla de galletas Chomp, quien a pesar de las primeras caídas de sus dientes de leche, regalaba una sonrisa entrañable. Esa gitanilla era Milene Vásquez. Ella, al igual que Vanesa Terkes (comercial de Marquesitas de Royal) comenzó muy temprano. Nuestros primeros recuerdos televisivos agradecen esa prematura incursión.
En esa inacabable historia de comerciales en la televisión peruana hubo productos que sucumbieron ante su propia creación publicitaria. Fruna D’onofrio fundó casi un dialecto que fue padecido, en especial, por los gorditos ochenteros (frunacatoinga, toinga, toinga) y los de Mantequilla Manty hicieron (me parece que sin querer) de su inusual té de tías una ironía de la clase social alta limeña.
Puede ser que mi estadística falle, pero hoy veo a menos niños en publicidades potentes. De los años setentas a los noventas la presencia infantil fue muchas veces el trampolín necesario para aquellos comerciales que vinieron para quedarse. No hay que hacer mucho esfuerzo para reproducirlos en ese VHS personal que todos tenemos dentro. Esos niños para nosotros nunca crecieron, están intactos como la eterna nínfula de Polystel. Se mantienen jóvenes aunque pasen los años.
[A continuación mi pequeño ranking de comerciales con niños]
1. “Pásame la Manty”. Las niñas departen y repiten una frase pronunciada hasta hoy. Los contextos son improbables, pero el mensaje se quedó
2. “Mazamorra Negrita”. No arroje tomates a su televisor, es un niño y no tiene la culpa. Hoy debe ser un joven casi treintañero. ¿Alguien sabe dónde lo podemos ubicar?
3. “Polystel”. Las niñas de Universal Textil cambiaron cada cierto tiempo. Quien aparece en este spot es la niña noventera, estamos en 1991
4. “Kentucky Fried Chicken”. Un mensaje que trascendió al producto. Dos niños y un juego de palabras que hoy sirven para destrabar la lengua en momentos complicados
5. “Mi huevo quiero yo mamita”. Estos pobres niños tampoco escogieron estar en este comercial. A pesar de su naturaleza casi ‘freak’ esta propaganda se las arregló para no ser olvidada
Esta lista en realidad es interminable. ¿Qué comerciales con niños agregarías a este primera lista? ¿Adorabas u odiabas al chiquito mazamorrero? ¿Alguien conoce el paradero de estos pequeños que fueron estrellas? ¿Cuántos veces se te escapó un “pásame la manty”? ¿Qué otras frases se quedaron en tu léxico para siempre?
[Este pequeño blog está nominado en la categoría Entretenimiento y Misceláneo. Vamos que vamos. Voten por el "joven"]
PARA RECORDAR (1): Antes que pasen más días pido disculpas a quienes esperan el video del desenlace final del capítulo Chespirito. Hubo problemas con las imágenes y con el testimonio de nuestra cómplice (es sorpresa) pero ya en esta semana estamos terminando de solucionarlo. Gracias por la paciencia. Habrá video, contra todo, no se preocupen. Un abrazote a los chavófilos. PC
PARA RECORDAR (2): Sigamos debatiendo sobre las opciones que tenemos para la próxima reunión del Club de la Nostalgia. Fecha tentativa: quincena de septiembre. ¿Lugar? Por definir aún. PC
BONUS TRACK
Más comerciales protagonizados por niños. He buscado según lo pedido en los comentarios. No puse el de “Marquesitas de Royal” porque el usuario de YouTube que la colgó ha negado esta opción.
SELLO DE ORO
VICK VAPORUB
SUPERFLUOR (con Christian Meier)
PEDRO, EL UNTADO (ASTRA)