Cómo te va, mi amor (cómo, te va)
[Mi columna nostálgica en la contraportada del jueves del diario "El Comercio". Sobre la llegada del grupo Pandora al Perú y esa posibilidad que tienen algunos fanáticos de ver envejecer a sus ídolos musiciales
Diciembre de 1991. En la actuación escolar del sexto de primaria, C. se ha disfrazado con traje de ranchera. Luce muy hermosa. A continuación interpreta el popurrí de Juan Gabriel del grupo “Pandora”. Moviéndose con inocente coquetería, C, me mira y me dice con improvisada fonomímica: “Si nosotros nos hubiéramos casado, hace tiempo, cuando yo te lo propuse”. C. adoraba al grupo Pandora y todos los chicos del salón la adorábamos a ella. Han pasado 21 años y C. acaba de escribir en su muro de Facebook que estará en primera fila para reencontrarse con su trío mexicano favorito. Está emocionada. Ha recibido 40 comentarios y 56 “likes”. El grupo Pandora le ha concedido a C. y otras miles de fanáticas esa complicidad para mirar juntas el violento paso del tiempo. Algunos astros musicales desean hacerse perpetuos y desaparecen antes de la amenaza del reloj biológico. Las Pandora no se bajaron del escenario. Han vuelto para envejecer.
Para un artista el sinónimo de eternidad muchas veces es una foto portada de un disco. Un videoclip inolvidable, un concierto irrepetible. Un cantante famoso elevado al podio de los ídolos inexpugnables siempre tiene que elegir si le hace caso o no al paso de los años. Las leyendas musicales a veces deciden inmortalizarse en el estatus de siempre ser jóvenes (Kurt Cobain, Jimmy Hendrix o Jim Morrison). Otras deciden humanizarse haciendo evidente su inevitable caducidad.
Una vez conocí a un cantante de salsa que se hacía llamar “el doble de Héctor Lavoe”. Se había mimetizado completamente con él. Se peinaba como Lavoe, cantaba como Lavoe, tenía los lentes de Lavoe. Cuando le pregunte cómo podía explicar su conexión con el público me dijo: “Yo soy la vejez de Héctor Lavoe que muchos se quedaron con las ganas de ver”. Lavoe prohibió cámaras y periodistas en el abandonado cuarto de hospital donde le tocó morir. Algunos testigos dicen que estaba muy flaco, sin dentadura y con los ojos desorientados. Pocos pudieron despedirse de él.
Gloria Estefan anunció su retiro de los escenarios hace tres años. No quería que la viesen convertida en una versión caribeña de Cher. Dijo que quería envejecer con dignidad lejos de los escenarios. Fue su elección. Otros como Buddy Richard vuelven al Perú casi sin voz y con una inminente calvicie. Leo Dan regresa al Perú una vez al año, cada vez más parecido al cómico británico Benny Hill. Los fanáticos igual aplauden desde la platea. A los eternos jóvenes los idealizaron para siempre, a los que decidieron postergar el retiro y volver los recibirán como si fueran abuelos pródigos. Las Pandora no se jubilarán. El cariño de la gente es su único bono de pensiones.
¿Los grupos deben retirarse o está bien que se queden hasta que el respetable público decida?
La canción emblemática de “Pandora”. El tantas veces escuchado “Cómo te va mi amor”
El popurrí de Juan Gabriel. La canción de mi querida amiga C. ¿Qué será de su vida?
OTROSÍDIGO
El blog está muy cerca de cumplir cuatro años. ¿Qué rápido no? Pues nosotros ya iniciamos la celebración. Entrevistamos a Yola Polastry (una vieja deuda de este espacio). La nota saldrá mañana sábado 9 de junio en la edición impresa del diario “El Comercio”. Me cuentan si lo pueden leer.