Todos los trabajos son temporales
Nadie ni nada puede garantizarnos un trabajo seguro ni mucho menos uno para toda la vida. El trabajo nos define, permite saber quiénes somos y nos da una sensación de pertenencia y seguridad a la que nos acostumbramos con facilidad. Esa situación, sin embargo, puede cambiar en cualquier momento, de imprevisto y por razones que muchas veces no tienen nada que ver con nuestra lealtad o ‘performance’.
Y cuando lo perdemos, el impacto puede inducirnos a cometer errores que nos terminan alejando del mercado laboral:Primer error: Viajar o tomarse un “descanso”. Cuando vivimos cambios importantes quedamos emocionalmente agotados y queremos alejarnos. Esto es normal, pero ese no es el momento para gastar tiempo y dinero en viajes o vacaciones. Es peligroso desenfocarse y alejarse del mercado laboral cuando la tarea principal es conseguir un nuevo empleo. Además, “escapar” no cura: uno se lleva su pena o rabia a donde vaya.
Segundo: Optar por el primer negocio que nos proponen parientes o amigos sin hacer planes y análisis de negocio previos (el 85% de estos negocios fracasan antes de tres años, arrastrando consigo el patrimonio familiar). La opción empresarial es comúnmente una reacción emocional al temor de no volver a trabajar.
Tercero: No hacer un flujo de caja familiar para los siguientes meses y caer en extremos: gastar en una TV de pantalla plana o en juguetes caros para demostrar que seguimos siendo los proveedores o, por el contrario, establecer una “economía de guerra”, que no hace sino incrementar la tensión y la angustia en la familia.
Cuarto: Hablar mal de la antigua empresa o del ex jefe. Reacción natural que pretende comunicar: “Yo estoy bien, son ellos los que están mal”, pero que daña nuestra imagen y futuro seriamente. Nadie quiere vincularse o contratar a alguien desleal, resentido, negativo o amargado. Nadie apuesta por la “víctima” ni por el perdedor.
Quinto: Salir al mercado sin un plan o estrategia. La oportunidad no le toca la puerta de nadie, pero tampoco hay que repartir currículos por calles y plazas sin una estrategia clara. Jamás pida trabajo a sus amigos, pero tampoco los evite. Eso sí, explique con sencillez y objetividad su situación. Cuando su plan y su posicionamiento estén listos, sus amigos serán contactos invalorables.
Sexto: Ocultar sus sentimientos a su pareja. Todos necesitamos el apoyo de quienes nos quieren bien, y ellos querrán ayudar: comparta honesta y abiertamente sus sentimientos, pero no descargue en ellos sus frustraciones y cólera.
Séptimo: Perder la fe y caer en el desánimo. Estar sin trabajo NO es señal de fracaso ni razón para avergonzarse o evitar a los amigos, es un momento que todos tendremos que enfrentar tarde o temprano y más de una vez, probablemente. Lo importante es recordar que como toda etapa tiene un comienzo y un final.
Hay que seguir tratando aunque tome mucho más tiempo del esperado. No hay que tirar la toalla jamás ni olvidarnos de pedirle a Dios que nos ayude, pues ¡Dios también ayuda a conseguir trabajo!