Cultura de devolver
¿Devolver? ¿Qué? ¿Libros? No sé a qué te refieres con eso de “cultura de devolver”, me dijo un amigo cuando le comenté que escribía este artículo. Incluso me miró como si bromeara cuando le expliqué que en otras culturas el devolver a la sociedad lo que ella nos ha dado es una costumbre muy arraigada. Que las personas donan su tiempo o dinero y adoptan causas, comprometiéndose con grupos menos favorecidos, e incluso viajan a países como el nuestro para apoyar obras que benefician a gente que no conocen. “¿Vienen al Perú para levantar colegios, canchas deportivas y ayudar porque sí? Seguro que pueden descontar el viaje de sus impuestos”, me respondió incrédulo.
Para muchos como él, los peruanos o tenemos muy poco o ya nos han quitado mucho. También hemos sabido de muchas estafas con la excusa de la caridad y por eso nos sentimos con derecho a no confiar en nadie. Pero igual, como sociedad en general, no tenemos arraigado el compromiso de retribuir, de agradecer y ayudar a otros con menos oportunidades, quizá con excepción de los más humildes, naturalmente más solidarios, y de otros quienes ya lo hacen silenciosamente, pero sin ser tantos, lamentablemente.Es cierto que hay tanta necesidad que uno siente que su aporte es una gota de agua en el mar, pero el mar está compuesto por millones de ellas. Esa es la idea de arraigar más en el país conceptos como solidaridad y compromiso, y de desarrollar una actitud cotidiana hacia la solidaridad.
¿Para qué? Para ayudarnos a crecer. Sin esperar a que todo lo hagan otros. Imagine que pudiésemos repetir las buenas costumbres filantrópicas de otras culturas, donde las bibliotecas, universidades, colegios, hospitales, programas de investigación o de ayuda existen gracias a la generosidad de personas que donaron su tiempo o dinero para construirlos o mantenerlos. ¿No sería este un país mejor?
Qué importan los incrédulos que piensan que la filantropía es un acto de vanidad de quien quiere poner su apellido en una placa. La realidad es que las obras quedan y son ejemplos para todos.
¿Ejemplo para quién? Para quienes piensan que nada les sobra y no pueden compartir. Ahora que el Perú crece, cuando hemos aprendido a reconocernos como un país que puede tener éxito y logramos navegar con relativa calma la crisis internacional, nos toca ser más solidarios y asumir la responsabilidad sobre nuestro entorno más allá de lo inmediatamente personal. Estoy convencida de que justo ahora, cuando nos consolidamos en un proceso de crecimiento, es momento de dar más a otros y no dejar que crezcan las brechas.
Hagamos por otros sin esperar una recompensa, más allá de la satisfacción de ayudar o devolver. Asumamos nuestra responsabilidad de colaborar con la inclusión, asumiendo nuestra responsabilidad social personal para devolver a nuestra sociedad las oportunidades que nos brinda. ¡Necesidades hay por todos lados! ¡Actuemos!