Mentores
Mis mentores han sido vitales para mi carrera y mi vida. Me han guiado, me han asesorado, me han hecho ver posibilidades, me han dado buenísimos consejos y, también, algún jalón de orejas. Mis mentores han sido mis aliados, me han ayudado a crecer y han hecho muchas veces la gran diferencia entre acertar o equivocarme en temas muy importantes para mí, mi empresa e incluso mi familia. Ellos son los hombres y mujeres de distintos ámbitos de mi vida que creyeron en mí y a quienes les debo mucho de lo que soy. ¡Tienen mi agradecimiento eterno!
A mis mentores los he buscado cuando algo me preocupaba. Cuando no podía ver la salida a un problema o cuando estaba a punto de reaccionar ante algo que requería más reflexión. Y, sobre todo, cuando debía tomar decisiones importantes sabiendo que necesitaba de su sabiduría, perspectiva y experiencia. Mis mentores me han iluminado el camino y me han salvado, con su prudencia y consejo, de cometer errores que me hubieran complicado la vida. ¡Para mí, mis 11 mentores han sido tan importantes que cuando las personas me cuentan que no tienen mentores, no puedo evitar aconsejarles que se los busquen sin perder más tiempo!
Sé que 11 suenan a muchos mentores, pero tuve la suerte de leer sobre la importancia de tenerlos muy temprano en mi carrera. Y como muy pronto viví en carne propia los beneficios de tenerlos, he cuidado la relación con ellos durante todo este tiempo.
Hoy son muchas las organizaciones que sabiamente buscan implementar programas de mentoría. Pero si alguna sugerencia puedo darles, es que primero deben focalizarse en que los “mentados” validen y valoren la relación con su mentor, encuadrando algunos conceptos claves de la relación. Por ejemplo, es el “mentado” quien debe buscar al mentor con una agenda de aprendizaje clara, es quien debe manejar la relación y tratar de mantenerla vigente a través del tiempo. Y que, aunque no se debe abusar del tiempo o la paciencia de su mentor, tampoco puede mantenerlo al margen de los eventos importantes de su vida. Si no, suena a: “Te busco solo si te necesito” como si se tratara de una relación utilitaria que no valora el tiempo, compromiso e incluso cariño que el mentor invierte en él en cada interacción.
El “mentado” debe tratar también de dar valor a su mentor y dar tanto como recibe -”ley de reciprocidad”-. Un buen ejemplo es añadir valor al mentor con una red de contactos independiente o de preocuparnos de siempre hacer quedar bien al mentor, además de serle leal en toda circunstancia.
En programas de mentores “impuestos” o donde no ha habido este entrenamiento previo, he visto casos donde no hubo afinidad entre mentores y “mentados” o que estos luego jamás buscaron al mentor. Otros que se sintieron como invadidos por el interés del mentor en ellos o que no fueron lo suficientemente abiertos para recibir ‘feedback’ honesto y constructivo. Asimismo, he vivido casos en que mis “mentados” me contactaban casi semanalmente sin reconocer los límites de este tipo de relación. Pero también he tenido muchísimos “mentados” que me han dado momentos de gran satisfacción. He tenido el honor de acompañarlos en su carrera y los he visto crecer, desarrollarse y brillar. Y algunos han tenido la grandeza de espíritu y la generosidad de hacerme sentir parte de su éxito. ¡No saben lo bien que eso se siente!
Consejos
Mis mentores me han iluminado el camino y me han salvado, con su prudencia y consejo, de cometer errores que me hubieran complicado la vida.
Tiempo
Aunque no se debe abusar del tiempo o la paciencia de su mentor, tampoco puede mantenerlo al margen de los eventos importantes de su vida.