¿Tú lo contratarías?
Cada día preparamos a decenas de ejecutivos y profesionales para que pasen por exigentes procesos de entrevistas de selección. Algunos de esos procesos son extenuantes: pueden constar de una serie de entrevistas a profundidad, entrevistas una tras otra durante varios días seguidos y con varias personas a la vez o con el uso de pruebas psicológicas, simuladores o exámenes complejos. Los entrevistadores usan técnicas distintas para tratar de conocer a fondo a los candidatos. Unos son muy amables y rápidamente se ganan la confianza del candidato -hasta que este dice todo lo que debía decir, y muchas veces, incluso hasta lo que no debía decir-. Otras entrevistas pueden ser duras e incluso casi agresivas, buscando observar cómo el entrevistado se comporta bajo presión.
Y aunque los procesos pueden ser cansados, los entrevistadores necesitan saber lo más posible de las personas que están compitiendo por las posiciones. Necesitan saber quiénes son en realidad esas personas, cuáles son sus habilidades, sus destrezas, competencias, motivaciones, personalidad, historias de vida y carrera, pero, fundamentalmente, sus valores, su ética y su moral. Al final de cuentas les van a dar responsabilidades muy variadas, y algunas de ellas muy complejas que involucran mucho dinero, la vida de muchas personas y familias e incluso el futuro mismo de esas organizaciones.
A nuestros ejecutivos y profesionales que apoyamos, los ayudamos a definir y expresar claramente sus logros y a hacerlo numéricamente. Las cifras son importantes y, por supuesto, jamás se puede mentir o exagerar en absoluto bajo el riesgo de perder toda credibilidad.
Y es que los entrevistadores necesitan saber si pueden confiar sus negocios o sus empresas a estas personas, si pueden entregarles el fruto del trabajo de toda su vida a quienes muchas veces son perfectos desconocidos con un buen currículo en la mano y algunas referencias disponibles…
Ahora imaginemos qué podemos hacer los ciudadanos para conocer verdaderamente a quienes pretenden conducir nuestras ciudades o nuestro país. Estas personas tendrán en sus manos decisiones que pueden afectar para siempre el curso de nuestras vidas y la de nuestras familias, el de nuestros negocios y de nuestro país, y por muchos años…
Ciertamente, no tenemos la posibilidad de entrevistarlos de forma personal. Y, lamentablemente, de los candidatos políticos muchas veces no sabemos nada más que el tamaño de sus sonrisas, muchos apelan a generar confianza basada exclusivamente en su carisma, pero casi siempre sin ningún sustento de historia de carrera, logros cuantificables, habilidades probadas, currículos y logros detallados, etc.
Igual, los animo a preguntarse antes de votar: ¿Le confiaría su negocio a esa persona para que lo maneje por su cuenta? ¿Lo dejaría a cargo de su casa de necesitar hacerlo? ¿Lo dejaría al cuidado de sus hijos de ser el caso? ¿Le prestaría su carro con la esperanza de que se lo devuelva en buen estado y con el tanque lleno?
¿Será que votamos muy a la ligera sin recordar lo que en realidad significa y lo que impacta en nuestras vidas y el futuro de nuestro país? Los animo a hacerse estas preguntas antes de votar. Y si tiene dudas, busque la información necesaria hasta quedar satisfecho. Ojalá su candidato favorito haya apostado por la transparencia y la honestidad. Todos las necesitamos.
El Perú no puede darse el lujo de “contratar” a la ligera a ninguno de sus gobernantes. ¡Y hoy menos que nunca!
*ELECCIÓN
Los animo a preguntarse antes de votar: ¿Le confiaría su negocio a esa persona para que lo maneje por su cuenta?