Roca Rey, indiscutido ídolo en La Libertad (con videos de sus faenas en Huamachuco)
El miércoles, en Huamachuco: el auge de la tauromaquia en el Perú
Vuelve al Perú ● Triunfa en España y Francia ● Y también va a las provincias para mostrar su arte ● Toreó mano a mano con su hermano.
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
La semana pasada, Andrés Roca Rey volvió a torear en el Perú; esta vez, mano a mano con su hermano Fernando, con astados de La Viña, de Paiján. Interrumpió su temporada española en el mes más activo para los toreros en Europa; las ferias en ciudades y pueblos y las consiguientes corridas se celebran casi a diario en el verano europeo. Se embarcó en España, tras torear el lunes 14 en Málaga; llegó a Lima, se fue directamente a Trujillo y de allí, sin parar, ascendió a la sierra de Huamachuco. Toreó allí el miércoles 16 y sin pausa, se fue de vuelta a España, desandando el agotador viaje, para −casi sin descanso− volar de vuelta y volver a torear el sábado 19 en Málaga y el domingo 20 en Ciudad Real. Todo ello, para que sus compatriotas, en provincias, pudiesen disfrutar de su toreo. Andrés es consciente de su origen y de que el auge popular de la tauromaquia en el Perú requiere del apoyo y la participación activa –e incluso sacrificada− de un torero, que como él, ha tenido un asombroso y meteórico ascenso en el panorama taurino español. Los más de 650 festejos taurinos que se dan en el Perú cada año y las más de 240 plazas de toros firmes en provincias merecen su atención y él no lo olvida.
−Huamachuco−
A pesar de que los campesinos de los alrededores de Huamachuco son gente muy humilde y que las entradas costaron 40 soles, frente a los 15 soles que suelen costar, la plaza registró una muy buena entrada, atraídos por la irrepetible oportunidad de poder ver a Andrés.
Huamachuco, en la sierra de La Libertad, a 3.300 metros de altitud, 180 Km al este de Trujillo, celebraba su fiesta patronal de la Virgen de la Alta Gracia y Andrés no solo toreó y encantó al público local y a los muchos turistas que llegaron hasta allí para verlo. Además, hizo un importante donativo de 50.000 dólares para facilitar la formación de los niños huamachuquinos menos afortunados.
−El mano a mano−
En lo taurino, lo más notable fue comprobar cómo Andrés es capaz de sobreponerse y sacarle faena a casi todo lo que lidia. Se cortaron orejas al por mayor, pero eso fue lo de menos; la generosidad del presidente fue exagerada. Fernando cortó una al primero y dos al quinto, mientras que Andrés obtuvo una del segundo y las dos del cuarto. Lo más destacable –quizá no apreciado debidamente por el entusiasta público− fue cómo Andrés se sobrepuso a las dificultades del complicado sexto, que calamocheaba y punteaba en cada muletazo, defendiéndose por su falta de fuerza; con temple y mucha firmeza le hizo una notable faena, aunque luego no la rematase con el estoque.
El lunar de la corrida fue lo terciados y jóvenes que fueron los de La Viña. Es explicable −aunque no justificable− que el apoderado de Andrés quiera cuidar a su torero y por eso haya escogido reses con tan poco trapío, pero un diestro a punto de alcanzar la muy anhelada y difícil −casi imposible− categoría de figura del toreo no puede lidiar astados con tan poca presencia vestido de luces. Sin embargo, Andrés, probablemente por ello, tuvo el decoro de no dar la vuelta al ruedo con las orejas que le concedieron, las que dejó en la valla, antes de dar la vuelta al redondel tras sus faenas.
A Fernando se le vio disfrutar; bien y solvente con su lote, el que fue muy distinto que, los de la misma ganadería, lidiará en Acho en noviembre. Habrá que volver a verlo, antes de un compromiso de tanta responsabilidad.
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