Acho: 252 años de historia y leyenda
Monumento y joya arquitectónica que late tras más un cuarto de milenio
Mañana cumple un año más ● A pesar de su antigüedad, está más viva que nunca ● En sus tendidos los limeños viven sus pasiones.
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
Mañana, martes 30, Acho cumplirá 252 años. Desde 1766, el coso de abajo el puente ha sido un crisol en el que las diferentes culturas que han conformado el espíritu de Lima se han fundido a través de la tauromaquia desde antes de que el Perú fuese una república.
Hasta mediados del siglo XX fue también el ágora donde los políticos convocaban a sus adeptos, escenario de diversos espectáculos, lugar donde varios miles de personas podían reunirse. Acho es una joya; un monumento con una arquitectura impactante –realzada por la remodelación y ampliación de su aforo en 1944− y unas condiciones magníficas para apreciar corridas de toros; a pesar de tener capacidad para 12.800 espectadores, no hay ninguna localidad desde la que no se vea bien o se perciba lejana una faena. No es común un escenario que se mantenga vivo y palpitante a lo largo de tanto tiempo.
El centro histórico de Lima, desde 1991, y recientemente el distrito del Rímac, donde se ubica la plaza, son Patrimonio Cultural de la Humanidad; en ambos casos, Acho es un importante punto focal de ambas declaraciones de la Unesco. Pero a pesar de ello, las autoridades municipales de Lima y del Rímac la tienen abandonada.
−Conjunto monumental−
La plaza, incluyendo el mirador de Ingunza y la manzana ubicada al frente, hacia el río, constituyen el conjunto monumental. Pudieron expropiarse para ponerlas en valor, mediante la ley 29650 promulgada en 2011 por Alan García. La ley le daba plazo al municipio del Rímac hasta enero de 2013 para iniciar el expediente; es decir, para que empezara el trámite e hiciese −por ejemplo− una simple tasación de lo que se expropiaría; con eso habría bastado para que la ley no expirase; pero en dos años no se hizo nada; nunca se sabrá porqué. ¿O sí? Al actual alcalde del Rímac, Enrique Peramás “se le pasó la fecha, se descuidó”; eso dijo entonces y se perdió aquella valiosísima oportunidad. Algún día se sabrá realmente porqué semejante omisión.
Peramás ha sido, en sus dos períodos, nefasto para la tauromaquia. Jamás hizo nada para destugurizar los alrededores de la plaza, habilitar estacionamientos suficientes, mejorar la seguridad del entorno o facilitar los accesos y salidas vehiculares; algo indispensable, considerando que la mayor parte del público objetivo vive al sur de Lima y llega en automóvil. Por ello, Acho solo abre sus puertas para cinco corridas, una novillada y un par de festivales taurinos al año y algunos eventos no taurinos de ínfima categoría. Ello encarece brutalmente el costo de piso de plaza para esas únicas cinco corridas de feria. Impensable dar allí espectáculos nocturnos.
Por el contrario, Peramás impuso nuevas exigencias y elevó las tasas para autorizar las corridas Aunque a cambio del elevado impuesto que cobra la municipalidad −10% del valor neto de lo recaudado en Acho− algo hizo; por iniciativa e insistencia de esta página, convirtió el jirón Hualgayoc, el del ingreso a Sombra, en un pasaje peatonal, mejorando ese acceso a la plaza. ¿Qué menos, no?
−El mirador−
El mirador de Ingunza se construyó en 1858. No; no lo construyó Amat para ver toros allí con la Perricholi; cuando se hizo, ni el virrey, ni Micaela Villegas vivían. Lo edificó Francisco Ingunza, abogado huanuqueño y viajero impenitente.
Aunque se ha demolido el ruinoso hotelucho que lo circundaba, su estado es lamentable y no sería raro que un sismo de mediana intensidad lo derribase. Si eso sucediera, habría que preguntarle a los alcaldes de Lima y el Rímac por qué no hicieron nada por restaurarlo e incorporarlo al conjunto monumental de Acho.
LO POSITIVO
Algo se ha hecho por Acho
Aunque las condiciones del alquiler de la plaza son irrealmente caras (11% de lo recaudado, 100.000 soles para mantener la plaza y 925.000 soles anuales para la Sociedad de Beneficencia de Lima, SBLM, más el 10% para el Rímac), por primera vez en décadas, la SBLM invirtió en Acho y reemplazó las líneas de agua y desagüe para evitar que los machones de adobe que sostienen los tendidos se sigan humedeciendo.
Citotusa, que gestionó Acho en 2013 y 2014, repintó a fondo la plaza. Casa Toreros, la actual empresa, remozó las tablas y el ruedo, instaló nueva iluminación y reconstruyó la enfermería.
Pero la lista de lo que Acho y sus alrededores aún requiere es enorme y le corresponde a la SBLM o en su defecto, a la Municipalidad de Lima.