Apoteosis de Roca Rey en Jerez, ante El Juli (con videos de sus faenas)
Un total de cuatro orejas y un rabo
Dos faenas distintas ● Arrasa en una ● Tablas y oficio en la otra ● Al día siguiente, también en hombros, en Talavera, con Ponce.
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
Andrés Roca Rey tiene dos compromisos importantísimos en Madrid; este viernes 18 y el miércoles 23. Para calentar cuerpo, ha triunfado en grande. El viernes, en Jerez; cortó cuatro orejas y un rabo, ante El Juli y Talavante. El sábado, en Talavera de la Reina, ante Ponce, cortó una a cada toro. Codeándose, de tú a tú, con los veteranos, las grandes figuras, y superándolas.
−Su primer toro en Jerez−
El tercero, de Núñez del Cuvillo era jabonero, casi melocotón y calcetero, como los núñez buenos; bajo de agujas y de lomo recto; un dije.
El variado quite de Andrés entusiasmó al público: chicuelinas, tafallera, cordobina, caleserina, media verónica y lenta revolera.
El toro escarbaba, pero se arrancaba de largo y metía la cara con clase en los capotes; tanto, que clavó los pitones y pegó una voltereta. Prometía buen juego en la muleta.
Andrés lo citó en los medios para un estatuario; venía el toro a toda velocidad, pero a un par de metros, puso la muleta por la espalda, cambió el viaje del toro y se lo pasó a milímetros: “¡Uyy!” al unísono y gran ovación.
En los medios empezó la faena grande. Series de seis derechazos de largo trazo, templados y de mano muy baja, gustándose, realzados por la galopante embestida del jabonero. Hondos y roncos olés. Lo ovacionaron mientras salía de la cara del toro lentamente, con ese estilo suyo, llenando la plaza con su prestancia.
Naturales largos y sentidos; el toro, con un tranco de más por ese lado, permitía que Andrés los ligase girando sobre los talones. Ovaciones aun más intensas.
Derechazos extensos, completando el toro una vuelta alrededor del torero; cambio de mano y natural interminable, girando el astado por completo alrededor de Andrés. Jerez, totalmente entregada a su sorpresiva creatividad.
Bernadinas muy en corto; la gente de pie y ovacionándolo.
Espadazo arriba, de rápido efecto. Los tendidos se cubrieron de pañuelos y a gritos: “¡dos orejas, dos!”. Empezaba la apoteosis.
−Se superó en el sexto−
El sexto cuvillo era castaño; bonito y de largo cuello; alegre de salida. Andrés lo recibió con una tijerilla y un fajo de verónicas; las que fueron por el pitón derecho, con sabor y sentimiento; por el izquierdo se recostaba y se revolvía muy pronto.
Cumplió en el caballo, pero con la cara arriba y sonando el estribo; a la salida, tras un puyazo poco exigente, perdió las manos y se escucharon pitos.
Quitó por verónicas y volvió a perder las manos el toro; más protestas. Entonces, Andrés lo lanceó dándole recorrido, enseñándole a embestir de largo y no se cayó. No era falta de fuerza; su briosa embestida lo hacía emplearse tanto, que perdía las manos por su propio ímpetu.
En el segundo tercio se oyeron palmas de tango y pitos; muchos deseaban que el toro se cambiase. Se arrancaba de largo y galopaba. Domínguez lo bregó con capotazos largos, bajándole las telas, y no se cayó.
Andrés inició la faena en tablas y el toro volvió a caerse.
Decidió, entonces, algo inteligente, que fue la clave de la faena. En los medios, le dio mucho tiempo entre serie y serie; pausas para refrescar y darle aire al toro. Remató los muletazos de las primeras series con la mano a media altura, aliviándolo, en línea recta; le enseñó a embestir. Asentado el toro y habiendo aprendido a seguir la muleta con son, las series fueron cada vez más profundas; de mano baja y de mayores quilates.
El problema del astado no era falta de fuerza, sino exceso de brío. Se atemperó e hizo posible una gran faena, con enormes derechazos y naturales grandiosos. La inteligencia y perspicacia de Andrés fue lo más importante en aquella magnífica faena.
A mitad del trasteo, le tocaron palmas por bulerías; lo que los jerezanos hacen con los toreros andaluces y con duende; lo adoptaron como andaluz.
Gran estocada, seguida por la incesante y estentórea petición, hasta conseguir que le dieran el rabo. Coronó así su apoteosis en Jerez.
Debajo de estas líneas, vea las faenas de Roca Rey, en Jerez.
PALMAS POR BULERÍAS PARA TOREROS CON DUENDE
El duende, según Federico García Lorca
En su famosa conferencia, el 20 de octubre de 1993, en Buenos Aires, García Lorca dijo, entre otras muchas cosas referidas al duende, lo siguiente:
“En España tiene el duende un campo sin límites sobre los cuerpos de las bailarinas, los pechos de los que cantan y en toda la liturgia de los toros, auténtico drama religioso donde, de la misma manera que en la misa, se adora y se sacrifica a un Dios.
Parece como si todo el duende del mundo clásico se agolpara en esta fiesta perfecta, exponente de la cultura y de la gran sensibilidad de un pueblo que descubre en el hombre sus mejores iras, sus mejores bilis y su mejor llanto. Ni en el baile español ni en los toros se divierte nadie; el duende se encarga de hacer sufrir por medio del drama, sobre formas vivas.”
VIDEOS
Plaza de toros de Jerez de la Frontera, Cádiz
Lleno hasta la bandera
Toros de Núñez del Cuvillo
Julián López ‘El Juli’ (España), de azul añil y azabache: oreja y ovación
Alejandro Talavante (España), de azul noche y oro: silencio y pitos
Andrés Roca Rey (Perú), de tabaco y oro: dos orejas y dos orejas y rabo
FAENA AL TERCERO, ‘FUMADOR’, NÚMERO 240 (DOS OREJAS)
https://youtu.be/5T5uQUlror4
Video: Andrés Morales
FAENA AL SEXTO, ‘ARROJADIZO’, NÚMERO 208 (DOS OREJAS Y RABO)
https://youtu.be/6WH3Ww1ihyo
Video: Andrés Morales
RESUMEN DE LA CORRIDA
https://vimeo.com/269284366
Video: CultoroTV