Ya es hora: el retorno de la tauromaquia
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
La pandemia ha afectado a todos los sectores de nuestra sociedad, además del enorme drama que representan las decenas de miles de personas fallecidas –y las que fallecerán–, los centenares de miles que han enfermado y los que se contagiarán. Los que felizmente se han recuperado; decenas de miles con secuelas que nadie sabe aún cuánto tiempo persistirán o si serán crónicas. Añádase a ello, el grave quebranto económico que ha causado y el que ocasionará en el futuro cercano.
–Cuán grave el desastre–
El terrible terremoto del 31 de mayo de 1970 marcó nuestra historia contemporánea. Murieron más de 80.000 personas, desaparecieron más de 20.000 y hubo casi 150.000 heridos hospitalizados.
Comparar ambos desastres es pertinente. Nos ayuda a aquilatar la magnitud de lo que estamos viviendo. Esto es bastante más grave que ese espantoso terremoto.
La diferencia es que el daño económico y la pérdida de puestos de trabajo por el Covid-19 es generalizado y muy pronunciado en todo el país, mientras que el perjuicio que causó el terremoto se concentró en el departamento de Áncash y parcialmente en los de Lima y La Libertad.
Por ello, siendo conscientes de la enorme hecatombe que vivimos y la grave crisis económica que aún no percibimos del todo, debemos empezar a levantarnos, siempre que sepamos convivir con el temible virus.
–Reanudar la actividad–
A pesar de cuán profunda es la tragedia, es necesario que todos pongamos manos a la obra, nos alcemos y renazcamos. Habrá que convivir con el virus hasta lograr la vacunación en un porcentaje que consiga inmunidad global. Sin embargo, todavía no se sabe si será realmente efectiva y si la descomunal logística necesaria podrá gestionarse en un tiempo razonablemente breve. En este caso, el iluso optimismo será muy perjudicial.
Debemos reanudar la actividad económica bajo protocolos de salud razonables. La industria, minería, comercio y el transporte se van adaptando, pero los espectáculos y la cultura van muy por detrás.
–Actividad cultural–
No solo hay que renacer culturalmente porque hay personas que viven de sus manifestaciones. También porque la sociedad sin cultura pierde identidad y la vida sin cultura produce personas sin alma. Las redes y el predominio de las pantallas muestran ya las graves consecuencias de una sociedad que va perdiendo la cultura de la palabra y la escritura.
El Ministerio de Cultura y la gestión de su titular, Alejandro Neyra, aprobando protocolos y coordinando con el Ministerio de Salud será de crucial importancia.
La Asociación Cultural Taurina del Perú y Producciones La Esperanza han presentado –a ambos ministerios– sus protocolos para espectáculos taurinos por TV o en línea, esperando que pronto se apruebe el aforo limitado de público.
No se debe olvidar que la tauromaquia es una manifestación cultural de más de cinco millones peruanos, relacionada con su vida social y sus devociones religiosas. Mueve más de 500 millones de soles al año en todo el país y da trabajo a miles de personas; bastante más que muchas otras expresiones culturales.