Destruction en Lima: crónica de la cuarta noche de destrucción germánica en la Capital
Con esta vez, Destruction se convierte en la banda de metal internacional que más veces ha visitado el Perú. Así es ya son cuatro y con la noche en Arequipa, será la quinta vez que toquen en nuetro país. Y es que el thrash acá siempre ha funcionado. Creo que es el conjunto de metaleros más comprometido.
Muchos, varios cientos de headbangers, recordamos la primera vez con Destruction en el 2002 en el fenecido Ambassador (qué pena de local perdido) con Kreator. Fue uno de los primeros conciertos internacionales que se dieron en nuestro país como parte del comienzo de la nueva época en la que empezamos a ser incluidos en los circuitos internacionales de las giras (ya habíamos tenido a Hammerfall y Transmetal y creo que a DRI, por obvias razones no cuento los de los 90, que fueron esporádicos) y eran de los más grandes que estaban llegando (y a 50 soles). Fue un conciertazo que todos guardamos en lo más profundo de nuetro ser headbanger. De allí la banda volvió unos años después en Barranco para promocionar su Inventor of Evil, gran noche también, y una tercera vez nos asaltarían ya con el D.E.V.O.L.U.T.I.O.N.
Luego de un hiato de algunos años la banda volvió anoche para celebrar sus 30 años de carrera extrema y nos azotó con una violenta ráfaga de thrash teutónico. Destruction son para mí la segunda banda en mi escala personal de dioses del metal luego de Judas Priest (los terceros son Death) y no me puedo perder ni cansar de escucharlos y si viniesen mil veces, las mil iría. Anoche fue una entrega violenta en medio de headbangers veteranos y muchachos (algo que la misma banda comentó).
La noche comenzó con un muy cumplido Epilepsia que ya tienen ganada una hinchada joven muy entusiasta. Hacia el segundo tema tuvieron un problema con su guitarra rítmica así que tocaron los demás solo con una, lo que, creo, mejoró la contundencia. Fue un pequeños set, creo que no pasaron de 7 temas o algo así. La gente reaccionó muy bien con Muere Mierda que ya es un clásico de la banda. Me gusta como se han ido consolidando dentro de la escena gracias al talento y a sobre todo a lo que falta más acá, constancia. Bien por ellos y por algo fueron teloneros de Mortem y Slayer.
Luego de desarmar la batería de Epilepsia comenzaron las verificaciones de los equipos para Destruction y se hicieron con una meticulosidad teutónica. El encargado de la banda verificó intrumento por instrumento y luego monitor por monitor, al encontrar un fallo en el primero no continuó con los demás hasta que no se solucione (“I have nothing here, nothing”, decía).
La expectativa crecía para escuchar a estos pilares del thrash más visceral. Y así, con la intro del The Antichrist (In days of confusion mankind creates their own gods…) saltaron con la genial y violenta, el más grande clásico contemporáneo del thrash, Thrash till Death. La furia fue brutal. Saltamos como locos, yo estaba en la valla de adelante aplastado y sentía toda la violencia del público. Inmediatamente nos presentaron un excelente tema de su último disco, enteramente típico de la banda, Spiritual Genocide, con el que la gente aún no está muy familiarizado lo que llevó a que el público bajase un poco la intensidad de la reacción. Esto claro dejó de ser así con Nailed to the Cross otro de los clásicos de esa enorme colección de clasicos que es The Antichrist. Todo el ateísmo de la banda se refleja en esa violenta letra. En esta primer parte Schmier nos dijo que solo sabía decir en castellano “Por favor una cerveza”. Luego recordó su primera noche en el Perú con Kreator años atrás.
De allí vino la primera sorpresa de la noche, nos brindaron un tema antiguo, Satan’s Vengeance, de su mini disco debut el infame y columnario Sentence of Death (nunca se podrá decir lo suficiente de ese trabajo fundacional). Yo no esperaba que la tocasen y la verdad no ando oyéndola a cada rato, pero tiene todos los rastros punks que caracterizaron el primer sonido de Destruction. Una joya desenterrada.
Mad Butcher y Eternal Ban fue una vuelta al contenido habitual de los setlists de los últimos años. Siguieron con uno de sus temas más extraños, Life Whithout Sense, un tortuoso medio tiempo que tiene algo de magnético. En este tema, Schmier comenzó a tener problemas con el mismo monitor que había estado fastidiando antes del concierto. Pero no hizo mucho aspaviento con ello.
Cyanide fue otro de los temas del nuevo disco y creo que es el más difundido hasta ahora de ellos. Un tema muy violento y efectivo. Con Antichrist volvimos al clásico Infernal Overkill. De allí, los integrantes ante tanto derroche de rabia thrash se retiraron, supongo a tomarse unso piscos, y dieron paso a un solo de batería que la verdad me dejo bastante frío por su esquematismo. Las bandas deberían entender que salvo que seas John Bonham, Tommy Lee, Dave Lombardo o quizás Lars Ulrich, (y unos pocos más) deberían evitar los solos de batería, son raros los que salen bien.
Luego de aburrirnos un ratito la banda volvió con otra sorpresa, el tema Tormentor, que no aparece con tanta frecuencia en sus giras recientes y que también es del Infernal Overkill. Un temazo. Luego saltaron en el tiempo a un tema de su anterior obra, Day of Reckoning, la única que tocaron de ese disco, Hate is my Fuel, una gran canción llena de rabia y energía. Después se vinieron con uno de mis temas favoritos, uno que marcó su regreso en 1999 en el All Hell Breaks Loose, The Butcher Strikes Back (coriémos: ¡devastating thrash attack!), esa canción es casi una religión. Ya casi para terminar nos soltaron Total Desaster, un tema esperable y que es su clasico central por el que pasaron a la historia y el que serán antologado en cualquier recopilación futura de lo que es el thrash metal europeo.
La banda salió y regresó para los habituales temas de despedida que fueron Bestial Invasion y Curse the Gods, la reacción fue extrema y el final de una buena noche de thrash metal.
Al estar adelante de todos, la verdad no vi mucho del pogo, sin embargo me cayeron varios asitentes al show encima, lo que habla del furor con el que el concierto estaba siendo seguido. Más allá del tema del monitor, el sonido estuvo bastante bien, yo al menos pude reconocer con claridad casi cada solo y no hubo acoples, algo demasiado común en nuestros conciertos.
La verdad no tengo nada que criticar al concierto mismo. Eso sí extrañé agunos temas. La organización de Danger Steel, los mismos de Whiplash, estuvo bastante eficiente, la verdad no tengo nada que mostrarles como malo. Siguen mejorando. El personal de seguridad contratado por ejemplo es uno de los mejores que he visto.
En cuanto a asistencia, no fueron 4 gatos, pero es la menor asistencia en Destruction que he visto hasta ahora. Yo calculo unos 350 quizás un poco más. No estoy seguro. Lo que sí es que no tuve que aguantar gritos de chiquillas histéricas ante un artista pop. No, eran verdadero público headbanger, bastantes muchachos también, eso es bueno para la superviviencia del metal en las nuevas generaciones.