Los 90 años de Don Adams: el Superagente 86
Un 13 de abril de 1923, hace 90 años, nació Don Adams, el actor y comediante que interpretó al temible operario del recontra espionaje: el Superagente 86. En Huellas Digitales viajamos en el tiempo para recordar a este personaje que sigue arrancando sonrisas en sus miles de seguidores.
El zapatófono ha timbrado después de años. La situación es grave. El mundo necesita de sus servicios. Maxwell Smart llega en su auto deportivo 2013 hasta la sede de CONTROL.
Al entrar a la vieja oficina ve a la 99 preocupada, pero “fashion” como siempre. Larabee entrega un USB al jefe, quien lo conecta a Jaime. En el estómago del robot se despliega un mapa en 3D que muestra la frontera entre las dos Coreas. “Max, está misión es muy peligrosa”, le advierte el jefe. “Y…a mí me encanta el peligro”, responde Max ajustándose la corbata.
El Superagente 86 era tonto, quién puede dudarlo, pero era noble. Destrozaba el hígado de su jefe, pero era leal. Hacía pasar los peores ridículos a la 99, pero la amaba. Y era el único que comprendía la soledad del agente 13.
El día que murió el actor Don Adams se fue también el agente 86, y es que Donald Yarmy jamás pudo escapar de su memorable personaje: Maxwell Smart. Hoy 13 de abril estaría cumpliendo 90 años el espía más famoso de todos los tiempos.
Partió de esta tierra el 2005. No fue una emboscada de Sigfrid ni un complot de “La Gala”, perdón…”La Garra”. Adams se fue a los 82 años por una infección pulmonar, tras una fractura a la cadera.
Han pasado más de 40 años desde que “El Superagente 86” dejó de emitirse en Estados Unidos. Pero sobrevive en muchos canales de televisión abierta, de cable y en la memoria de sus fanáticos.
Los personajes se han mantenido en el recuerdo de quienes gozaron -y gozan aún- con esta comedia de situaciones. Pero qué duda cabe que el centro de todo ese universo de errores y descalabros era su protagonista: Don Adams.
Adams nació en 1923 en Nueva York, fue a la Segunda Guerra Mundial y peleó como marine en Guadalcanal. De retorno a la vida civil se presentó en espectáculos de comedia donde destacó por sus monólogos de humor. Participó en programas de televisión como “El Show de Steve Allen” hasta que Mel Brooks y Buck Henry lo convocaron para grabar “Get Smart”, serie que parodiaba el enfrentamiento entre espías de dos naciones enemigas.
En los sesentas el mundo vivía la Guerra Fría, un clima de mutua desconfianza entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Sus organizaciones de espionaje (CIA y KGB) maquinaban operaciones que lindaban con la ficción. Y los espías eran seres misteriosos, dotados de armas y mecanismos sofisticados que les permitían realizar sus misiones.
Pero Brooks y Henry le dieron vuelta a la realidad. Crearon dos agencias enemigas, CONTROL y KAOS, que contaban con una constelación de torpes e ineptos jamás reunida. Todos premunidos de aparatos tan risibles como el cono del silencio, el zapatófono o la pistola estereofónica.
Smart trabajaba para CONTROL y enfrentaba los malévolos planes de KAOS. “Adams no era tonto, era un personaje indescifrable e infalible”, dice Buck Henry, uno de sus creadores.
La 99 (Barbara Feldon), su colaboradora, complementaba sus torpezas con una gracia y elegancia inigualables. Cerraba el triángulo el jefe (Edward Platt), un veterano espía que encarnaba al líder de CONTROL.
Adams, que había hecho actuación dramática en Broadway, desplegó sus talentos durante 6 años (1965-1970) en la serie transmitida por la NBC. “A mitad de la grabación Adams aportaba muchas de sus ideas”, recuerda Bruce Bilson, director de televisión.
Las historias eran simples: el jefe explicaba el caso ante un Smart distraído pero serio. Luego él se encargaba de complicarlo todo. La 99, con la que se casaría, era quien trataba que sus incompetencias no fueran tan evidentes.
Fueron 137 capítulos (algunos memorables y otros no tanto) de sátira y humor recompensados por el éxito. La serie ganó dos años el premio Emmy como mejor comedia y en tres ocasiones Adams obtuvo el galardón como mejor actor de comedia.
Adams confesó en una entrevista que su única meta en la vida había sido la de “hacer reír al público”. Y vaya que lo logró. Todo el mundo de la comedia estuvo en su funeral, nadie faltó. “No fue un funeral, fue un acto de homenaje”, comentó Bruce Bilson.
(Miguel García Medina)
Fotos: Agencias