El gran asalto al tren de Glasgow cumple medio siglo
El 8 de agosto de 1963 Bruce Reynolds y Ronnie Biggs, asaltantes de larga data, junto a un grupo de bandidos ingresaron a la historia con el sorprendente asalto a un tren de correos que se dirigía desde Glasgow (Escocia) a Londres. En solo 15 minutos se llevaron un millonario botín hoy valorizado en 47.5 millones de euros, considerado ‘el robo del siglo XX’. Huellas Digitales recuerda el hecho que también sirvió de inspiración para varias películas.
Mientras en el Perú el gobierno de Fernando Belaunde anunciaba la expropiación de todas las tierras de comunidades indígenas en litigio, el mundo se sorprendía con la noticia del gran robo al tren británico. Al día siguiente todos los diarios la tenían en portada, El Comercio no podía ser ajeno y tituló el hecho “Enmascarados asaltan tren inglés y huyen con millón de libras esterlinas”.
El asalto se perpetró en la madrugada, curiosamente ese día era el cumpleaños de Ronnie Biggs y vaya regalo que se llevó. Las crónicas de aquellos años cuentan que el tren británico transportaba 126 sacos repletos de dinero procedente de los bancos situados entre Glasgow (Escocia) y Londres. Si bien pocas personas sabían lo que se llevaba, Bruce Reynolds, el cerebro del atraco, tenía un informador quien dio cuenta del valioso botín. Pero el ‘gran asalto’ no se realizó en cuestión de días, todo ya estaba fríamente calculado desde 1960, año en que Reynolds le puso el ojo al tren de Glasgow. Tres años después hizo realidad el asalto de sus sueños.
Cuentan que la amistad entre Reynolds y Biggs, se remonta a sus turbios años de juventud, cuando ambos eran delincuentes de poca monta. Pese al tiempo transcurrido, Reynolds mantuvo la amistad con Biggs, compartiendo algo más que sus preferencias por la juerga, el sexo, Hemingway y el jazz.
Paso a paso
El tren, que estaba apenas a 65 kilómetros de Londres, se paró inesperadamente bajo el puente Bridego, en el condado inglés de Buckinghamshire. ¿Cómo se pudo detener? Los vándalos crearon una falsa señal, cubrieron la señal verde con un guante y pusieron una luz tras la señal roja. También cortaron los alambres telefónicos ferroviarios. Al ver la señal roja el ayudante David Whitby, quien se encontraba con el maquinista Jack Mills, bajó del tren sin saber que lo esperarían cinco encapuchados.
El maquinista Jack Mills no tardó en darse cuenta, al descubrirlos, se resistió y fue golpeado con una barra de metal por los delincuentes. No hubo más violencia y en unos 15 minutos se llevaron el botín hoy valorizado en 47,5 millones de euros.
No hay crimen perfecto
Tras el atraco, Reynolds y al menos catorce de sus cómplices se escondieron en la granja Leatherslade, cercana a Oakley (sur de Inglaterra), con el millonario botín. Pero hubo algo con lo que la banda no contó: un tablero de Monopoly que sirvió a los ladrones para relajarse pocas horas después de cometer el robo y en el que quedaron reflejadas sus huellas dactilares. Esa fue la prueba que los delató.
Intentaron huir, pero en una semana fueron capturados y recibieron penas de 25 a 30 años de prisión. Los únicos que consiguieron escapar fueron los líderes de la operación: Reynolds, que tras someterse a cirugía estética huyó durante cinco años a México y Canadá y Biggs, que pasó 31 años buscado tras su fuga de prisión en 1965 hasta su captura en 2001, cuando volvió voluntariamente al Reino Unido.
De todos Biggs tuvo mejor suerte que el resto, supo sortear los obstáculos que las autoridades inglesas le pusieron en el camino a lo largo de treinta años. Incluso desde Brasil se dio el lujo de dar consejos sobre los barrios peligrosos de Río de Janeiro y también publicó dos novelas en 1994 su autobiografía titulada Odd Man Out, y en 1995 su primera novela Keep On Running (Sigue huyendo).
Si bien hoy se encuentra enfermo e internado en un hospital, el viejo Biggs cuenta con orgullo haber participado en aquel golpe.
“Yo diría más: estoy orgulloso de haber formado parte del grupo. Estoy asimismo contento de ser presentado como el ‘subalterno’ o el ‘cerebro’. Yo me encontraba allí esa noche de agosto, y eso es todo lo que cuenta. Soy uno de los pocos testigos – vivos o muertos – del ‘robo del siglo’”, comenta Biggs, uno de los pocos que quedan de aquel asalto, en marzo de este año Bruce Reynolds, falleció a pocos meses de cumplirse los 50 años del atraco más osado del siglo XX.
El gran (a)‘salto’ a la pantalla grande
Hasta el día de hoy, tanto Reynolds como Biggs son reverenciados por quienes sueñan con el atraco perfecto, tal vez esa fue la razón por la que muchos cineastas se inspiraron para realizar algunos largometrajes. Uno de ellos es “Buster” (1988) asesorada por el propio Reynolds, otra es “Robbery” (El gran robo) dirigida por Peter Yates, quien daría el salto a Hollywood gracias a ella.
María Fernández Arribasplata
Fotos: Agencias
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