Cienciano campeón: a 10 años de la mayor hazaña del fútbol peruano
Fue el 19 de diciembre del 2003. Era de noche y la ciudad de Arequipa vibró y gritó el gol de tiro libre del paraguayo Carlos Lugo. Una hazaña completa. El Cienciano del Cusco se convirtió en el primer club del fútbol peruano en ganar un título internacional: la Copa Sudamericana 2003. Aquí los detalles de esta tremenda campaña que hace una década coronó al equipo del “Upa, upa upapá, el Cienciano es el papá” como el mejor. Todos fuimos sus hinchas esa increíble jornada.
Estos nombres y apellidos deben quedar en el recuerdo de todos los peruanos: Óscar Ibáñez, Alessandro Morán, Carlos Lugo (Paraguay), Santiago Acasiete, Juan Carlos La Rosa, Juan Carlos Bazalar, Paolo Maldonado, Julio García, Giuliano Portilla, Rodrigo Saraz (Colombia) y Germán Carty; además de Miguel Llanos, César Ccahuantico, Roberto Holsen, Carlos Lobatón, Miguel García, Abel Lobatón, Ramón Rodríguez, Ernesto Zapata y Carlos Maldonado. Ellos hicieron, cada uno en mayor o menor medida, una historia redonda, en medio de una noche interminable en la Ciudad Blanca.
Con Freddy Ternero a la cabeza, su técnico-psicólogo, el equipo había superado ese año, primero, a Alianza Lima en un preclasificatorio, y después vino una racha imparable en la que los cusqueños superaron a los chilenos de la Universidad Católica (octavos), a los brasileños del Santos (cuartos) y a los colombianos del Atlético Nacional de Medellín (semifinales). La final se vino en una ida y vuelta con la histórica escuadra argentina de River Plate.
El 10 de diciembre del 2003 había sido el partido en Buenos Aires, en el estadio Monumental. El resultado de ese disputado y emocionante encuentro fue 3 a 3, con goles de Portilla (2) y Carty (1) por el lado peruano. Y para los argentinos, anotaron Maxi López (2) y Marcelo Salas (1). El empate con sabor a triunfo dio confianza a la escuadra inca para el partido de vuelta. Pero este no pudo realizarse en su propio estadio, en el Cusco, pues este no tenía la capacidad requerida para una final (recién se remodelaba para la Copa América 2004). Se jugaría entonces en el estadio de la UNSA en Arequipa.
El partido
Era viernes. Fin de semana. Todo se prestaba para el festejo. El estadio repleto y la lucha de los jugadores rojos contra la historia. Las acciones comenzaron a las 7 y 30 de la noche. Luego de un primer tiempo apretado con jugadas de uno y otro lado, el definitivo segundo tiempo llegó a su paroxismo luego del tiro libre que disparó Lugo a los ’78 minutos. ¡Golazo! El estadio se estremecía de euforia. Solo faltaban 12 para el pitazo final. Los intentos desesperados de los argentinos chocaron contra una muralla infranqueable. La historia no pesó, pesó más la garra y el valor de un equipo sin miedos. Así era ese Cienciano.
El Comercio colocó en su portada del día siguiente, 20 de diciembre, una frase que todos repetirían ese día: “Sí se puede”. Y sí se pudo, pese a un arbitraje parcializado a favor de los visitantes, que dejó con nueve hombres a los locales al final del partido. A pesar de quedarse con menos jugadores, la escuadra roja logró un gran triunfo ante River Plate, desatando la alegría peruana. El gol del paraguayo permitió festejar el primer campeonato internacional de un equipo peruano. El goleador del certamen fue el delantero nacional Germán Carty con 6 goles.
La llegada del equipo de Ternero al Cusco ese sábado 20 fue apoteósico. Y es que el campeón había sido en la Copa Sudamericana de ese año un torbellino de resultados: siete victorias en diez partidos y el 77% de los puntos ganados. En la edición del domingo 21 de diciembre, además de la portada con los jugadores en la Plaza de Armas del Cusco (se tituló “El ombligo del fútbol”), hasta los editorialistas del diario Decano se entusiasmaron, y en un texto breve dejó marcada su posición oficial. “¡Grande, Cienciano!” fue el titular del editorial. Todos se rindieron ante el coloso cusqueño.
“Finalmente una buena noticia: En medio de una crisis que afecta todas las instancias del deporte nacional, todo el Perú celebra como suya la victoria del sorprendente Cienciano del Cusco, convertido así en el primer equipo peruano en ganar una copa internacional”, decía el texto editorial.
Se remarcó en el editorial las cualidades del equipo de Ternero: “La virtud del campeón fue sin duda su humildad y su perseverancia. Al principio eran pocos los que apostaban por este equipo provinciano. Pero, a pulso, sobre la base de una dirección técnica eficiente y visionaria, así como de jugadores que los grandes clubes limeños rechazaban, avanzó hasta consolidar un grupo humano sólido con sentido de equipo y con la confianza suficiente para enfrentar a equipos con mucho más nombre y tradición en el ámbito sudamericano”.
Y terminaba: “Gracias, Cienciano, por devolvernos el optimismo y por darle a los peruanos una lección: con trabajo, garra y constancia sí se puede. ¡Tres hurras por el campeón!”.
Luego, el 7 de setiembre del 2004, el equipo cusqueño vencería nuevamente -por penales- al otro gran equipo argentino: Boca Junior, en la Recopa Sudamericana, que se jugó en el Lockhart Stadium, en Fort Lauderdale, Miami (EE.UU.). Pero esa es otra historia.
(Carlos Batalla)
Fotos: Archivo El Comercio
Amigos, los invitamos a seguirnos en nuestro fan page: Huellas Digitales
y en nuestra cuenta de Twitter @huellas_blog