Hace 60 años se puso en custodia la colección más importante de Pancho Fierro
El tradicionista don Ricardo Palma (1833-1919) adquirió a lo largo de su vida las acuarelas de estampas limeñas hechas por un personaje que para la posteridad sería recordado como Pancho Fierro. Las acuarelas de este mulato, que marcaban el estereotipo del pasado idílico limeño, Palma las encuadernó en álbumes y no dudó en olografíarlas con su puño y letra en vista de una ausencia de información. Hace 60 años se abrieron para buscarles un destino definitivo.
Para mediados del siglo XX las acuarelas se constituían en la colección más importante de obras de Fierro y la prensa destacaba que “ante el posible peligro de que éstas (…) pudieran salir del país, se ha despertado un hermoso y justificado movimiento en pro de la adquisición de ellas, con el fin de que la conserve la ciudad de Lima, tierra de los dos afamados creadores —Palma y Fierro-”.
Debido a tal cruzada, los álbumes con este valioso documento visual de la Lima del siglo XIX, se abrieron el 17 de marzo de 1954 en presencia de Augusta Palma, hija y heredera de la colección, y un grupo de intelectuales que tenían la misión de buscar una institución que las resguarde debidamente, “llámese Biblioteca Nacional, Museo Nacional de Pintura o Pinacoteca Municipal de Lima”.
Ante esto, irrumpe la natural interrogante ¿En qué radica la importancia de la obra de Pancho Fierro? Para vislumbrar una respuesta, comencemos repasando la vida del propio Fierro.
Éste trabajó en el siglo XIX como pintor de «brocha gorda», de muebles, balcones, calesas; pintaba carteles publicitarios, murales en viejas casonas limeñas y hasta decoró los ambientes para la Exposición de Lima de 1870.
Pero Fierro también se dedicó a reflejar, en un amplio repertorio, los tipos y costumbres de una Lima pintoresca que vivía cada hora del día al ritmo de melodiosos pregones y fiestas religiosas donde el recato y la pacatería convivían con la alegría y el desenfado. Cual agudo observador, representó a clérigos, abogados, funcionarios, magistrados, vendedores callejeros que ofrecían sus productos al compás de alegres pregones. Y no dudó en plasmar el lado más amable de un trágico sistema como la esclavitud (afroperuanos festivos y divertidos con gracia socarrona).
En los años 1830 Pancho Fierro inició una masiva y sistemática producción de estampas para ser ofrecidas en venta como postales a viajeros deseosos de un recuerdo de su paso por la capital peruana.
Su estilo es reconocible: imágenes individuales en primeros planos sin figuras secundarias ni pormenores, composiciones esquemáticas carentes de perspectiva y plasticidad —carencias originadas en su formación autodidacta— compensadas sin embargo con una gran expresividad enfatizada con colores intensos, sensibilidad y poder de captación. Su origen humilde lo ayuda para esa auténtica encarnación de lo popular.
A Francisco Fierro se le considera el primer caricaturista de la República por el carácter sarcástico y picaresco con que trató a los personajes públicos de Lima. Una acuarela que representa a una monja de la caridad bailando zamacueca con un soldado enfermo, le costó la cárcel en 1850. Un hecho que destaca es que Fierro nunca firmó sus trabajos. Estos fueron titulados en gran parte por Ricardo Palma, uno de los principales coleccionistas de su obra.
Llegado a este punto, quisiéramos resaltar que el Costumbrismo en nuestro medio marca el inicio del arte profano, que dejó atrás los temas religiosos de la pintura virreinal. Este costumbrismo, recoge la realidad inmediata y refleja un momento coyuntural en que cada país tenía que afirmar su identidad. Pancho Fierro fijó una imagen estereotipada de la ciudad con elementos reconocibles y puntos de identificación que forjaron al mismo tiempo la memoria colectiva y contribuyeron en la construcción de una tradición local antes del auge de la pintura académica.
Procedencia
Los detalles de su vida son poco conocidos pero se sabe que nació en la Parroquia de San Andrés y era hijo de un cura vicario criollo y catedrático de la UNMSM llamado Nicolás de Rodriguez del Fierro y de la esclava de su hermana. Por obvias razones, en su partida de nacimiento figuraba como hijo de padre no conocido, tal como manifiesta Maribel Arrelucea, investigadora de la esclavitud en el Perú.
Debía ser legalmente esclavo (condición que se transmitía por vía uterina), pero se le concedió la libertad al nacer y creció en el seno de la familia paterna (posiblemente en la calle Baquíjano y Carrillo, actual Jirón de la Unión). Su madre obtuvo la libertad en 1823 y él se casó a los 21 años con la cañetana Gervacia Cornejo con quien tuvo 4 hijos. Muere el 28 de julio de 1879 en el hospital 2 de mayo y es enterrado en el cementerio Presbítero Matías Maestro.
La colección de las obras de Pancho Fierro
Habiendo sido adquiridas las estampas por extranjeros que llegaban a la ciudad en el siglo XIX, su obra se encuentran hoy dispersa por el mundo llegando a registrarse cerca de 1200 acuarelas en distintas colecciones peruanas y extranjeras. La colección más importante la tuvo Agustín de la Rosa Toro (más de 200 acuarelas), la misma que obsequió a Ricardo Palma, quien incrementó la colección y antes de morir la heredó a su hija Augusta Palma.
Luego de que se abrieran los álbumes el 17 de marzo de 1954 y se iniciaran las gestiones para buscar a su futuro guardián; se anunció que la Municipalidad de Lima custodiaría la colección y pagaría el valor de 400 mil soles para adquirirla. La propia hija de Palma afirma que “ningún lugar más a propósito que la pinacoteca Municipal para conservar la obra”, aprobándose la compra en Sesión de Concejo, el 28 de abril de 1954. Se expusieron por primera vez el 28 de noviembre de 1957 en el Instituto de Arte Contemporáneo, luego de su completo desglosamiento y ejecución del primer inventario.
Hoy completamente restauradas y conservadas, se encuentran bajo custodia de la Pinacoteca de la Municipalidad Metropolitana de Lima a cargo de la historiadora de arte Mary Takahashi. A través de los programas itinerantes que promueve, busca afianzar los vínculos entre la comunidad y la obra del pintor.
Las colecciones más importantes de obras de Pancho Fierro están en la Pinacoteca Municipal Ignacio Merino de la Municipalidad Metropolitana de Lima; en el Museo de Arte de Lima; en el Banco de Crédito, Museo de la Cultura Peruana. En Estados Unidos destaca la colección The Hispanic Society of America; la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro; mención especial merecen las colecciones en la Junta de Estudios Históricos de Mendoza, Argentina; la Biblioteca Nacional de París, Francia y la Academia de Ciencias de San Petersburgo, Rusia.
(Lizet Díaz)
Archivo El Comercio
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