Gala lírica española en el Gran Teatro Nacional: Comentarios
Por Carlos Corzo Castañeda para Ópera Perú
Al igual que en otras ramas de las artes, España ocupa un lugar prominente en el campo de la música, habiendo aportado a su desarrollo obras de gran valor estético, caracterizadas por un estilo propio pero de proyección universal. En nuestro país, debido a los lazos históricos y culturales que nos unen a la Madre Patria, apreciamos la música española en forma muy especial. Fue, por tanto, un verdadero acierto de Romanza inaugurar el jueves 8 de mayo su temporada 2014 con un concierto de música española y convocar para tal fin a figuras de primer niveldel firmamento ibérico, contando para ello con el auspicio de la Pontificia Universidad Católica del Perú, el Ministerio de Cultura, la Asociación Cultural Española y el Hotel Crowne Plaza.
El programa presentado por Romanza reviste homogeneidad en lo relativo al origen de las piezas que lo conforman, pues todas son obras de compositores españoles de la primera mitad del siglo XX, pero es muy variado en lo relativo a los géneros musicales representados. A diferencia de la gran mayoría de conciertos de formato similar, en este caso no hubieronsustituciones ni cambios de secuencia con respecto a lo anunciado, lo que refleja la seriedad y profesionalismo con que el programa fue planeado y preparado.
La conducción musical estuvo a cargo del destacado director de orquesta asturiano Óliver Díaz, quien la semana anterior dirigió en el emblemático Teatro Campoamor de Oviedo la ópera Marina de Emilio Arrieta, en una producción del Teatro de la Zarzuela de Madrid, donde también la había dirigido en 2013. El maestro Díaz realizó una notable labor al dirigir obras tan complejas y disímiles en un mismo programa, logrando bellas versiones de cada una de ellas con la colaboración de orquesta, coro y solistas.
El programa se inició con el concierto de Aranjuez, del compositor valenciano Joaquín Rodrigo, obra cumbreindiscutible entre los conciertos para guitarra y orquesta. Actuó como solista la guitarrista peruana María Luisa Harth-Bedoya, cuyo amplio dominio de la técnica le permitió expresar su fino arte, que mostró de principio a fin, alcanzando su punto más alto en el adagio, de profundo lirismo.
Luego la soprano española Milagros Martín, figura muy conocida y querida por nuestro público, mostrando una vez más su gran versatilidad interpretó tres canciones de Enrique Granados: el tralalá y el punteado, el majo tímido y la maja de Goya.
A continuación, la consagrada mezzosoprano peruana Josefina Brivio interpretó con gran propiedad tres de las famosas “siete canciones populares españolas”, de Manuel de Falla: el paño moruno, jota y polo, prodigandoel salero requerido por estas obras.
Cerrando la primera parte, Milagros Martín interpretó con la calidad y entrega que la caracterizan dos pasajes de La Tempranica, zarzuela con música de Gerónimo Giménez, compositor sevillano muy conocido por el intermedio de la zarzuela La Boda de Luis Alonso, y libro de Julio Romea, estrenada el 19 de septiembre de 1900 en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, que se desarrolla en Granada y narra el amor imposible de una gitana por un señorito. El primero de los números fue la romanza Sierras de Granada, con intervención del coro. El segundo, La Tarántula, lo canta en la obra el joven gitano Grabié, rol asignado a una tiple cómica, que es un tipo de soprano propio del género. Esta copla de carácter festivo es el número más conocido de la obra, y con el tiempo se ha convertido en una pieza de concierto, siendo habitualmente interpretada por grandes cantantes españolas, como Teresa Berganza, Montserrat Caballé, Ainhoa Arteta o la propia Milagros Martín, y no españolas como Anna Netrebko, que hace gala de una excelente pronunciación del castellano. Teresa Berganza la incluyó en el recital que ofreciera en octubre de 2003 en el Teatro Segura de Lima.
El broche de oro fue la presentación en versión de concierto de selecciones de la ópera La Vida Breve, del compositor gaditano Manuel de Falla, uno de los más grandes talentos musicales del siglo XX. Esta obra, profundamente dramática, se basa en un poema de Carlos Fernández Shaw, quien a pedido del compositor lo transformó en libreto. Se desarrolla en Granada, al igual que La Tempranica, que según algunos estudiosos inspiró a Falla para componer esta obra. Intervinieron la orquesta y el coro y actuaron como solistas Milagros Martín, Josefina Brivio y el joven tenor peruano Israel Díaz, de impecable actuación al lado de estas consagradas figuras.
Si bien todas las obras presentadas fueron muy aplaudidas, la mayor ovación de la noche fue para Milagros Martín en las Sierras de Granada, lo cual no es de sorprenderse dada la gran calidad de la cantante y la predilección del público limeño por el género lírico español, la zarzuela.
El esfuerzo de Romanza fue recompensado por la gran acogida del público limeño, que colmó el aforo del Gran Teatro Nacional y disfrutó plenamente del espectáculo.