Radio Filarmonía nos necesita para seguir transmitiendo
Por Gonzalo Tello (Ópera Perú)
Les quiero contar una historia de cómo empezó mi interés por la música clásica. No se preocupen, seré breve. Pero mas que todo quiero contarles cómo ese interés se mantuvo y se acrecentó con el tiempo.
Desde los 10 años, como cualquier niño que desarrolla gusto por la música, comencé escuchando pop, rock y sobretodo música electrónica. Llegué a consumir mucha música electrónica de los 80s y 90s incluso antes de tener edad para ir a conciertos o lugares para disfrutarla en vivo. Sin ninguna referencia o motivación en especial, y no recuerdo bien como, decidi escuchar algo de clásica, y asistir a un concierto de orquesta sinfónica. Simplemente tomé la decisión. En ese entonces existía la Orquesta Filarmónica de Lima. También recuerdo que la tienda Phantom de miraflores daba sesiones de ópera en laser Disc, y en la televisión nacional abierta de ese entonces pasaban óperas y conciertos. Luego fui a mis primeras óperas en vivo, “Die Fledermaus” y “Otello”. Pude descubrir desde pronto importante repertorio, las óperas de Verdi, Puccini, música romántica y del siglo XX, entre otras.
La razón de este gusto no es nada extraño y la sigo explicando hasta ahora. Para mi, la música electrónica y la clásica son hermanas gemelas, con ambas puedes tener un abanico infinito de posibilidades sonoras, y ambas pueden producirte sensaciones de los mas complejas y diversas. Cualquiera que aprecie la música de verdad y no como mero acompañamiento para bailar, perfectamente va a apreciar la culta y clásica.
Al cabo de muchos años de cultivar ambos géneros, hoy me he inclinado del lado de la académica y culta, no solo a su mera escucha, sino a su mayor investigación desde el lado histórico y también musical. Debo también aclarar que yo no soy músico, soy comunicador, pero me considero un melómano nato.
Pero una de las principales razones por la que me quedé pegado a este estilo musical tan rico y complejo fue por la existencia de una radio, Solarmonía, que transmitía todo tipo de música. “Tardes de ópera” me abrió un espectro mayor de obras. “Conciertos en vivo” me enseñó que se hacía música en mi ciudad y e interpretaba todo tipo de obras, tanto de cámara como sinfónica. “Pianíssimo” me hizo disfrutar de las diversas obras para piano, “Meridiano” nos ponía al día con actividades culturales de diverso género, “La charla dominical” con conferencias y temas interesantes, y “ofrenda musical” te permitía llamar o mandar emails para pedir obras que querías escuchar.
Desde que conocí a Martha Mifflin y a todo el equipo de la que hoy es Radio Filarmonía siempre les digo, que si no fuera por ellos, quizá yo no estaría aqui hoy promoviendo y empujando el interés de otros por este género. Muy probablemente estaría haciendo otra cosa, incluso viviendo en otro lado y muchos nunca me hubieran conocido. La deuda personal que tengo con la radio es tan grande, que desde hace varios años estoy avocado a colaborar con ellos, ya sea con programas especiales o actividades, pues aportar con lo aprendido es un compromiso que siento necesario retribuir.
En conclusión, basta que esta radio, única en su género, esté al aire para lograr cambiar vidas y rumbos. Momentos clave como cuando escuché por primera vez “Muerte y transfiguración” de Richard Strauss, o las óperas “Lucia di Lammermoor” y “Otello”, así como el concierto para piano no. 1 de Tchaikovsky o el ballet La bella durmiente….entre miles de otros casos, son ejemplo de esto.
Un proyecto sin fines de lucro como este sobrevive gracias al apoyo de instituciones y empresas privadas que pagan sus costos, que incluyen pago de personal, mantenimiento y proyectos de difusión cultural, como la realización de conciertos en zonas alejadas y llevando cultura donde se pueda. La continua labor de la radio es buscar auspicios y apoyo constantemente, y ya llevan así mas de 30 años, todo un logro para una institución de este tipo.
Hoy la radio nos vuelve a necesitar. Los recortes en presupuestos de empresas locales e instituciones internacionales ha hecho que disminuya el ingreso de dinero. También deben mudarse pronto a otro lugar, ya que la casa les ha sido pedida. Estas son coyunturas por las que piden el apoyo de empresas, instituciones, pero sobretodo de sus oyentes para mantenerse al aire.
El apoyo, como me comenta Marta Mifflin, no bastaría solo con dar una única donación, se necesita un apoyo constante mensual a un módico precio, de donantes personales y de empresas privadas para así poder combatir su déficit. Lo mejor que se puede hacer es buscar asociarse al ya existente Círculo de Amigos de Radio Filarmonía. Llamando al 5126174 o escribiendo a amigosdelaradio@filarmonia.org se puede pedir información sobre este programa.
Mientras tanto puede apoyar con donativos via internet o a través de las agencias o agentes del BCP. Puedes hacer una donación en soles o dólares en el Banco de Crédito de la siguiente manera:
Vía BCP (internet): Haz un depósito a RADIO FILARMONÍA en PAGO DE SERVICIOS: INSTITUCIONES.
Agencia BCP: Indica que harás un deposito para RADIO FILARMONÍA en el rubro INSTITUCIONES.
Agente BCP (bodegas, supermercados, autoservicios): Indica que harás un depósito para RADIO FILARMONÍA al CÓDIGO 07062.
También hay una campaña de difusión que se está propagando por las redes sociales. Se pide compartir la siguiente información:
Radio Filarmonía 102.7 Fm Stereo pertenece a una asociación sin fines de lucro y tiene como objetivo llevar cultura a traves de la música. Hoy la radio necesita de tu apoyo para seguir transmitiendo, por ello se viene desarrollando una campaña de donación que consiste en dos cosas muy simples de hacer:
1) Depositar un donativo en el Banco de Crédito BCP, a través de las ventanillas de sus sucursales (depósito a RADIO FILARMONÍA, rubro INSTITUCIONES), por internet en la web www.VíaBCP.com (rubro Instituciones) y en agentes del BCP, al CÓDIGO 07062.
2) Ayudar con la comunicación en redes sociales, posteando tu tema clásico favorito con el hashtag #ApoyemosRadioFilarmonía.
Que siga al aire es mas que suficiente para estar satisfechos. Nuevas generaciones merecen tenerla al alcance.