El problema de vivir a dieta
Si les dieran la oportunidad de hacer realidad un único deseo, ¿qué pedirían?, ¿un viaje alrededor del mundo?, ¿poderes sobrenaturales?, ¿el depa y el auto?… Yo pensaba que iba por ahí, pero según estadísticas de la Universidad de Scranton, el deseo número 1 en el ránking de año nuevo el 2014 fue “bajar de peso”. Y es que adelgazar se está convirtiendo en uno de los propósitos más estresantes de miles de personas, y el Perú no está tan lejos, porque según el estudio Global de Salud y Bienestar de Nielsen, más de la mitad de peruanos actualmente está buscando bajar de peso.
Tener a la pérdida de peso como un propósito constante en la vida, no hace más que convertirla en un objetivo inalcanzable. Los procesos de dieta son etapas de cambio con objetivos puntuales, en las que necesitamos fuerza de voluntad y mucha conciencia para cambiar hábitos. No debemos sentir entonces que estamos “viviendo a dieta”, porque esto nos estresará y al final del día nos habremos convertido en zombies “light – sugar free – low fat”, creyendo que por consumir todo el día productos con estas etiquetas, bajaremos de peso.
A esto de “vivir a dieta”, se le llama Permarexia, y aunque el término no aparece aún en la RAE y no ha sido reconocido por la comunidad médica como una enfermedad, cada vez cobra mayor importancia. Se trata específicamente de la obsesión por contar las calorías. Y no es que esté mal contar las calorías, el problema se da cuando esto atormenta nuestro pensamiento y no genera ningún cambio de conducta, no se cambia la dieta, no se hace ejercicios y, finalmente, no se alcanza una pérdida de peso real.
Hoy contamos con muchísimas aplicaciones que nos ayudan a contar las calorías de los alimentos, y todo bien con eso, pero el problema es que a veces no tenemos un plan nutricional detrás, y la meta es simplemente “ingerir menos calorías”, sin ningún criterio ni objetivo claro. Si nos enfocamos solo en llegar a un número de calorías al final del día, no prestaremos atención a la calidad de lo que hayamos comido. “Me como un chocolate ahora, pero ya no almuerzo”, típico.
A veces comemos por un millón de motivos, menos por hambre. ¿Comemos por ansiedad?, ¿a alguien le ha pasado? Pasa toooodo el tiempo. Para esto, un tip interesante es que, cuando sintamos ansiedad y optemos por comer, elijamos alimentos que nos hagan sentir saciedad pero que a la vez no contengan demasiadas calorías. Algunos de éstos son: las papas, los champiñones, las manzanas, la avena, las almendras, los higos y la canchita. Sí, ¡la canchita, también!
Si no están en un proceso de dieta, puntual, con un peso de entrada y un peso de salida, con un plan ordenado, este verano, no se descarguen más aplicaciones que cuenten calorías, descárguense un app de recetas vegetarianas o de cocina saludable… Muchas frutas y muchas verduras, no necesitarán más. Ya saben, vivir a dieta no es “cool”, solo nos traerá más hambre, mala digestión y falta de energía.
Les dejo la receta inventada de mi almuerzo de hoy, rápido, nutritivo y veggie:
Tomates rellenos
Ingredientes (El relleno es todo lo que había en la refri):
- Tomates
- Champiñones
- Poro
- Cebolla
- Nueces
- Perejil
- Ajo molido
- Palta
- Germinados
- Romero
- Sal y pimienta
Preparación:
Hervir un poco los tomates hasta que estén blandos, quitar las pepas y dejarlos listos para rellenar. Picar los champiñones, el poro, la cebolla, las nueces y el perejil y ponerlos en una olla con un chorrito de agua, sal, romero y media cucharadita de ajo molido. Tapar para que se sancoche y se haga un tipo de guiso. Rellenar los tomates con el guiso y servir con la palta tipo guacamole con germinados encima.