Mi padre y la tecnología
Aún conservo la imagen de mi padre vistiendo un vividí blanco, mirándose al espejo, afeitándose despacio, provisto de una afilada navaja, muy relajado y siempre en la compañía de una antigua radio Phillips de carcasa negra de plástico y con un sistema de tubos y transistores.
Había que esperar que la radio caliente unos cinco minutos para que funcione. El aparato era grande, de similar proporción a nuestros hornos microondas, y sólo había la posibilidad de escuchar las noticias o canciones propaladas por la radio que únicamente captaba la señal de una frecuencia hoy ya casi olvidada, la amplitud modulada (AM).
Este armatoste era el gadget (aparato tecnológico) preferido de mi padre, quien había hecho de rasurarse y escuchar noticias un ritual mágico matutino que yo compartía atentamente sin que él se percatara, mientras tanto yo desayunaba y observaba como él disfrutaba de ese momento.
La tele
40 años atrás nuestro fútbol si iba a los mundiales, como en el 69’, año en que la blanquirroja clasificó a México 70’. Mi padre siempre comentaba que la gente gastaba sus ahorros adquiriendo ese otrora novísimo aparato tecnológico: el televisor, con él las familias podían ver y disfrutar del torneo en vivo. Mi viejo compró una tele marca Zenith de 27 pulgadas, de imagen en blanco y negro, el modelo era moderno para su época, pese a no contar con patas ni mueble de madera. Desde luego la decisión importante para efectuar la compra se basaba en el típico: “una buena marca para que dure” . Vale recordar que en tiempos en donde no existía el control remoto, una perilla de rueda, localizada al lado de la pantalla nos permitía sintonizar los canales favoritos.
Imposible no poder olvidar aquella tele. Los programas se emitían a partir de las 11 de la mañana y duraban hasta las 11 de la noche, hora cuando cerraban la transmisión a los acordes de nuestro himno nacional. La familia iba abandonando uno a uno la sala y se iba a dormir. Esta tecnología era un instrumento que fomentaba la reunión familiar, con todos sentados en la sala alrededor del aparato, viendo las paradas militares, los partidos de fútbol, los cambios de mando y los desde ya existentes, programas concurso. Todos viendo lo mismo, comentando los desenlaces, alentando a los protagonistas, escuchando las recetas y coreando las canciones. Inolvidable. La tele nos unía.
La versión actualizada (el upgrade)
Creo que muchas cosas cambiaron desde que mi viejo se fue un día como hoy hace 5 años, justo un 15 de junio, Día del Padre. Mi viejo había nacido el último día del año y se fue exactamente 80 años después, a mitad de año, coincidencias de la vida.
Yo soy su versión actualizada. De Orlando heredé muchas de sus costumbres, como la de despertar escuchando las noticias por la radio; al igual que él, también debo afeitarme a diario, pero he reemplazado la navaja por hojas de afeitar y la espuma jabonosa por el gel. La antigua radio Phillips se convirtió en un smartphone, pero lo que no cambió es que también me afeito en vividí; además, me parezco demasiado físicamente a él, por lo cual siento que el ritual se repite.
¿Qué será de mi hijo Luis en el mañana y cuál será su rutina diaria al levantarse? Cuando lo miro me imagino su futuro con un espejo que tiene radio y también que obedece las órdenes de voz para revisar el correo electrónico.
¿Y la tele?
Ahora también nos juntamos frente al televisor, aunque a diferencia de lo que hacía mi padre, ahora no solo vemos noticias, también nos divertimos con los videojuegos, y vaya que lo disfrutamos. Para este Día del Padre hemos acordado pasar la tarde jugando en la consola de juegos, de seguro al final, como hacía mi viejo, también comentaremos acerca de lo reñida que estuvo la partida o que llegamos a buen puntaje jugando en el Rock Band de AC-DC.
Creo que las cosas al final no cambiaron, la vida con tecnología pudo cambiar un poco nuestra manera de disfrutar el tiempo, pero lo más importante es que el amor por nuestra familia no depende de ella, esto no cambió, y creo que nunca cambiará (esperemos).
Que tengan un lindo Día del Padre, salgan con sus hijos a visitar a los abuelos o disfruten con ellos en casa, de seguro estos recuerdos serán imborrables como los que me dejó Orlando. Un abrazo para todos.