Gareca: 81% y el don de hablar ‘en neutro’
La pregunta de muchos es: ¿Por qué Ricardo Gareca tiene 81 por ciento de aprobación de la ciudadanía si estamos octavos y prácticamente eliminados? Les diré: Lo tengo claro, al margen de qué tanto me guste o no lo hecho hasta ahora. Gareca no es el seleccionador “ufff” de nuestra historia, no tiene los ‘mega-resultados’, pero es dueño de algo que no tuvieron sus antecesores ni exhiben, ni siquiera por asomo, sus –para algunos- posibles reemplazantes en el medio local. Una cualidad elemental para dirigir y ser aceptado por la masa más allá de cómo te va los domingos: Equilibrio emocional. Puedes tener un conocimiento extraordinario, pero si no manejas tu propia mente, eso te va a estropear la chamba así tu ocupación sea vender caramelos.
Para muchos, el que Gareca se deshiciera de Pizarro y Vargas -más allá de que supuestamente lo hiciera de otros que paulatinamente están regresando- incide en el respaldo actual. De ahí parte lo del ahora celebrado ‘recambio generacional’, con ellos adentro, aún poniendo 5 ó 6 párvulos en el once, nadie diría tal cosa. Pero igual, un octavo lugar en Eliminatorias es como para que muchos se olviden pronto de las bondades de cualquier ‘purga’. Ahí ya entra a tallar lo del dichoso ‘equilibrio’. Gareca tiene un discurso ‘neutro’, no te emociona ni te deprime, ni cuando gana ni cuando pierde. No le echa la culpa a los árbitros, ni a la mafia, ni a la Leche Enci, ni a la cancha cuando es derrotado, a sus jugadores, menos. Asume que es justo, diciendo que: “se jugó bien, solo que el rival jugó mejor”. Y cuando gana, pide mesura, no te habla como delirante orador de plazuela. Lo de ‘neutro’ vale recalcarlo porque si por un extremo están los DTs energúmenos, por el otro están los excesivamente ‘positivos’, a esos si no ganan, les ponen al toque la chapa de ‘verseros’, tipo ‘Bolillo’ Gómez. Esos también suelen caen mal. Uno de ellos posiblemente diría hoy para ganarse a la tribuna: “Estamos en el camino del cambio, ya no están más los que se creían dueños del puesto en el equipo”, y ese mensaje sería confrontacional, igual generaría rechazo en un sector.
Mejor es hacerse el distraído, mirar pa’l costado y decir que todo es casualidad, que en cualquier momento regresan los ausentes (aunque sea mentira), y así no le caes mal a nadie. Gareca está en medio de esas dos vertientes, la del fanfarrón y la del amargado, camina como Moisés sobre las aguas plácidas de una Eliminatoria adversa donde hasta ahora tres puntos ganados en mesa nos mantienen en la ‘UCI’, con la sábana a punto de taparnos la cara. Esa trillada frase de que: “la selección es una moledora de carne”, ya es historia. Con él, no va.
¿Y suma más allá de lo deportivo el ‘equilibrio emocional’ de un entrenador? Asumo que sí, porque un equipo actualmente, cualquiera que sea, es un producto que debe ‘venderse’ a través de la imagen, del marketing, de la empatía de sus cabezas. Si la opinión pública percibe positivamente a los líderes, mirará al todo del mismo modo. Si el técnico es percibido sobre todo en las situaciones límite como un ‘cuentero’, un loco, un ególatra o una persona inestable, con doble discurso, ahuyenta a la gente, le genera rechazo, si pierde seguido, peor. Los auspicios no serán entonces los mismos. Lo ideal es que la imagen virtual sea positivamente superior a lo que muestra la realidad. Y con Gareca pasa eso, con su discurso ‘neutro’ genera un optimismo que no va de acuerdo con los números que exhibimos en la tabla. Es hoy antepenultimo a seis fechas del final de su trabajo, y bajo esas mismas circunstancias, ninguno de sus antecesores (extranjeros o peruanos), siquiera pellizcaba sus cifras de aprobación. Entonces en términos operativos, asoma altamente rentable para la FPF, más allá de si vamos al próximo mundial o no. La gente asume, que si a este no es, en el próximo estamos de todas maneras. Así, ganando un partido de cada tres, el 81 por ciento se pinta solo. Y si le preguntan a Gareca por ese respaldo, dirá que lo agradece, pero que no lo alegra. No se hace hurras a sí mismo diciendo que la FIFA reconoce el avance peruano mejor que nosotros. Casi cualquier otro sí lo diría, y todos los aficionados, de la cólera, lo querrían ‘matar’ por ególatra. ¿En Videna? Tranquilos los dirigentes. Si nadie detesta al técnico, ¿quién se acuerda de ellos para molestarlos?
Por todo eso, ¿mi pálpito? Este ‘Tigre’ se va a quedar en nuestras colinas…y parece que por un buen tiempo.
Hablamos….
PD: Naturalmente un ¡Feliz Año 2017! Que se cumplan sus sueños, que los sorprendan muchos nuevos proyectos. Siempre hay que desear cosas buenas para que se reviertan, porque cuando se desea lo contrario, pasa lo mismo…