Dulce o truco
Puedes elegir entre celebrar Halloween o el día de la canción criolla y no sentirte ni alienado ni anticuado. Puedes no festejar ninguno e ir al cine. O puedes, como yo, hacer lo que te dé la gana y divertirte con lo mejor de ambas fiestas. La verdad es que entrar en el debate repetitivo de por qué y cómo conmemorar el 31 de octubre resulta aburrido y algo agotador, ¿no te parece? En mi mesa no existen tales reglas y espero que en la tuya tampoco. Es más divertido de esa manera. Así que, con chilcano en mano y clips del Zambo Cavero sonando en Youtube, me dispongo a recordar algunos de los mejores disfraces de mi infancia. Y las golosinas que acompañaron esas primeras aventuras.Una foto, cuyo paradero es un misterio, certifica que mi primer disfraz de Halloween oficial fue el de payasito. Irónico, porque le temí a esos personajes durante gran parte de mi niñez. Un año después, fui una muñeca. Mi atuendo fue armado con papel crepé rojo (abajo en la foto lo enseño con orgullo). Fui también cavernícola, gitana (unas 15 veces), bailarina, reloj (con dos círculos hechos en cartulina que llevaba colgando de los hombros), muerta viviente y Spice Girl (Victoria, por si te preguntas cuál). No me he vuelto a disfrazar desde los 12 o 13 años. Lo digo con pena, porque siempre me ha gustado ser juguetona con los atuendos si la ocasión lo permite.
Pregunté a mis amigos. Todos tienen una historia que contar sobre un disfraz memorable: ya sea por un anhelo de sus padres que se vio realizado en la vestimenta seleccionada, o algún conjunto improvisado que bien podría haberles merecido el primer lugar de un concurso. La lista incluye un disfraz de cambista (dólares, dólares), Miss Universo, colegiala de uniforme gris (el que lo usó fue un pata), árbol, lápiz mongol y uno que se lleva todas las palmas: José José pequeño, terno blanco incluido.
Ahora, resulta inevitable recordar esas primeras fiestas sin asociarlas al dulce. Halloween es la celebración de la golosina y, en una época lejana, eso parecía ser lo único que importaba. ¿Te dejaban comer todo lo que querías de tu bolsa? Yo no debo ni haberlo preguntado. Es imposible poner esa cantidad de azúcar en las manos de un niño y esperar que sea prudente. La primera noche desaparecía todo lo bueno: chocolates, galletas y gomitas. Quedaban los caramelos –de limón, probablemente- y estoy segura que duraban hasta Navidad.
El Halloween de hoy es muy distinto para los pequeños a quienes les toca vivirlo. Las opciones son ilimitadas, y lo digo con envidia. Me encantaría ser niña nuevamente para disfrutar de todo eso sin preocuparme por la posible aparición de caries. Como no puedo retroceder en el tiempo, tengo un plan. Le pedí ayuda a mi amiga Paloma Casanave, cuyos cupcakes -el postre del nuevo milenio- son la mejor alternativa que conozco para endulzar una fiesta. No, no existe un plato típico en esta fecha, eso lo tenemos claro. Pero, ¿por qué no crear uno? Muchos de ustedes me han pedido que presente queques y postres para preparar con los chicos. Esta es la ocasión perfecta. No todas las recetas de familia deben venir del pasado. También podemos crearlas nosotros y establecer una nueva tradición. Así que manos a la obra.
¿Cuál es el primer ingrediente que viene a tu mente si piensas en un plato inspirado en el día de las brujas?
No te demores mucho. No son ojos de sapo ni patas de rana. Es la calabaza. Si bien ahora la encontramos en muchos supermercados llegado octubre, Paloma quiso darle un toque más local y armó una receta hecha con zapallo. La idea me encanta y funciona. Sí, se puede. Y sí, es delicioso. Te lo dice mi niña interna, que este año se disfrazará de sirenita (al menos, mentalmente). La receta rinde 12 cupcakes. Eso significa que vas a tener que compartir, pequeño glotón.
Cupcakes de zapallo
Para el bizcocho de zapallo
1 taza de harina sin preparar
1 cdta. de canela en polvo
1/4 cdta. de jengibre en polvo
1/4 cdta. de clavo de olor en polvo
1/4 cdta. de nuez moscada en polvo
1 cdta. de polvo de hornear
1 cdta. de bicarbonato
1/4 cdta. de sal
2 huevos
1 cdta. de esencia de vainilla
3/4 tz. de azúcar rubia
1/2 tz. de aceite vegetal
1/8 cdta. de pimienta dulce (es opcional, puedes encontrarla en mercados y supermercados)
3/4 tz. de puré de zapallo*
*Para el puré de zapallo
1 1/3 de taza de cubos de zapallos cortados sin cáscara
3 clavos de olor
1 rama de canela
3 bolitas de pimienta dulce (también opcional)
Para el frosting de queso crema:
1/4 de taza de margarina
1/4 de taza de queso crema
2 1/2 tazas de azúcar impalpable
2 cdas. de leche fresca
1/2 cdta. de esencia de vainilla
Para decorar:
1 cda. de canela en polvo
Varios pirotines #7
Molde para cupcakes (lo encuentras en tiendas por departamento, mercados y supermercados)
Para hacer el puré coloca los cubos de zapallo y las especias en una olla con agua que los cubra por completo. Hiérvelo por 8 minutos.
Cuélalo y retira los restos de especias. Coloca el zapallo en una procesadora y haz el puré. Asegúrate de precalentar el horno a 170° C y colocar los pirotines #7 en el molde.
En un recipiente cierne harina, canela, jengibre, clavo de olor, nuez moscada, pimienta dulce, polvo de hornear, bicarbonato y sal. Mézclalo todo, olerá delicioso.
En otro recipiente, incorpora los huevos, la vainilla, el puré, la azúcar y el aceite. Tendrás un amarillo precioso y brillante.
Una vez tengas todo listo, combina ambas mezclas. Fácil, ¿no?
Con la ayuda de una cuchara llena tres cuartos de cada pirotín con un poco de la masa. Lleva el molde al horno por 22 a 24 minutos o hasta que insertes un palito y salga limpio. Retíralo del horno y deja enfriar.
Para hacer el frosting, cierne el azúcar y mezcla con la margarina, queso crema, azúcar leche fresca y vainilla hasta que se integren. Con una batidora eléctrica a velocidad máxima, bate la preparación de 3 a 5 minutos, hasta que la mezcla tome un color más claro.
Coloca el frosting en una manga y decora cada bizcochito. Si no tienes una no te preocupes: usa una bolsa de plástico y corta la punta para colocarlo. O puedes simplemente usar un cuchillo para esparcir el frosting, no te compliques.
Espolvorea canela sobre cada cupcake y los tienes listos para servir.
Consejos finales de Paloma: puedes reemplazar el zapallo regular por zapallo loche y, si deseas usar calabaza, debes cambiar la medida de puré a 1 taza y no ¾ como indica la receta. Puedes ver más de su mundo de dulces aquí: http://www.misscupcakes.pe/