Siempre en domingo
He tenido este post en espera por el tiempo suficiente. Tengo mis motivos, estimado lector. Siempre me cuesta hablar de las personas que han formado -y forman- parte de mi vida, esas que han tenido la mayor influencia en configurar la persona (encantadora aunque compleja; claramente muy modesta) que soy hoy. A quienes quiero con todo el corazón y les debo más de lo que soy capaz de entender (posiblemente por eso todavía no me atrevo a publicar una receta con mi mamá o con mi papá; sabrás comprender). Me mueve mucho. Y es increíble cómo a veces solo necesito un sabor, un olor, para evocar en mi memoria el recuerdo de cada uno de ellos. Las imágenes más bonitas, la infancia, la familia. Confirmo así que el poder de la comida va mucho más allá de satisfacer apetitos. Es puro sentimiento.
Eso es lo que esta receta significa para mí.
El tuco de mi abuela Evelyn -a quien recordarás de este arroz con leche- es una herencia familiar que debo compartir. Lo hago por dos motivos: el primero, para obligarme a mí misma a guardar registro; el segundo, para declararle al mundo que sin ella, sin mi Eve, nada soy. Hoy, que es su cumpleaños número 79, este plato es un humilde homenaje a la mujer de enormes ojos azules que siempre tiene la mesa servida. De amor y buena sazón.
Necesitas:
-Colita de cuadril o asado de pejerrey (no lo compres muy grande; demora mucho en cocinarse)
-4 cebollas rojas, picadas
-5 tomates sin piel ni pepas, picados
-De 5 a 6 dientes de ajo
-Vinagre tinto
-1 lata de pasta de tomate
-2 bolsas de pomarola
-Sillao
-Sibarita sazonador
-Sal y pimienta
Primero: Marinar el asado en una mezcla de sillao, vinagre, sal, pimienta, Sibarita y ajos aplastados con el cuchillo. Lo suficiente para embadurnarlo bien: no tiene que quedar remojando. Si se deja de un día para otro, mejor.
Segundo: En una olla con poco de aceite dorar el asado por cada uno de sus lados. Una vez que haya quedado bien doradito, se retira y se reserva.
Tercero: En ese mismo aceite va la cebolla picada finamente. Dejar que se dore bien. Cuando se empiece a poner transparente, añadir el tomate picado, todo a fuego medio. Añadir el jugo que ha botado el asado que se ha reservado y, finalmente, la pasta de tomate y las dos bolsas de pomarola.
Cuarto: Una vez que las verduras estén cocinadas, agregar el asado y cubrirlo con agua (queda maravilloso con vino tinto también, mucho más intenso; depende de cada uno). Tapar bien y dejar que hierva por unos 15 o 20 minutos a fuego medio.
Bajar a fuego lento y tapar. El tuco puede cocinarse de 2 a 3 horas, dependiendo de la prisa que uno tenga para empezar a comer. Lo recomendable es que sea un punto intermedio (es decir, 2 horas y media). Es importante ir echando agua y revisar la olla, especialmente cuando el tuco se pone espeso. Observa cómo la salsa va transformándose en un jugoso concentrado, en rojo encendido.
Cuando esté listo, lo recomendable es separar el asado y cortarlo en trozos. Se puede volver a añadir a la olla o servirse por separado, con la salsa. Lo importante es saber que este es un tuco que se luce, brilla, cuando es acompañado de una buena pasta fresca. Los ravioles son una gran elección: habla la experiencia. Mejor alternativa para un almuerzo en compañía (numerosa, mientras más mejor) no se me ocurre.
Felices 79, Eve.
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