Cero en todo
Dígamoslo con todas sus letras: ante Cristal no jugamos a nada. El 0-0 refleja lo que se vio en la cancha con exactitud porque el rival tampoco estuvo a la altura de las circunstancias. Las ganas se transformaron en impotencia y las lagunas ofensivas se agigantaron. ¿Cuántas veces disparamos al arco? Si fueron tres es demasiado, incluyendo el horror de Gigena en la cara de Delgado. Fue un doloroso e indignante paso atrás.
Cremas y celestes se neutralizaron. Ambos se preocuparon más en cómo contrarrestarse que en atacar. El ‘Chino’ Rivera tuvo la virtud de tapar con acierto a los carrileros merengues y con ello cortó vínculos entre la volante y la delantera. Ruidíaz, quien jugó más adelantado, nunca apareció; Rainer y Toñito se retrasaron demasiado; Ramírez fue un zombie deambulando por la cancha y las dos únicas ocasiones claras que tuvo, Gigena las falló.
A Cristal había que jugarle al ras, intentando paredes, apurando a sus centrales con gambetas cortas y desplazamientos rápidos. Lamentablemente nada de eso se vio. La única vez que el ‘Enano’ intentó el dribbling, Pérez lo bajó con una patada descalificadora que el árbitro solo sancionó con una amarilla. La falta de ideas hizo que las alternativas ofensivas se redujeran al pelotazo. Y en las divididas, hay que decirlo, Bonilla las ganó todas.
El merengue se acomodó un poco mejor con Rabanal por la izquierda (controló mejor a Advíncula y se dio tiempo para salir) y Carmona por derecha, pero faltó lo de siempre: el remate certero, el pase feliz.
¿Pudimos ganar? La más clara la tuvo Gigena y la echó afuera (otro cabezazo suyo pasó muy cerca). ¿Pudimos perder? Aunque ellos tampoco generaron mucho, Fernández le sacó un balazo a Lobatón y luego Néculman erró una ocasión inmejorable tras un centro de Advíncula. Fue, de todos modos, muy poco para un choque entre dos equipos grandes que se estaban jugando la vida.
¿Y el árbitro? En su afán de sacar adelante el partido, Víctor Hugo Rivera se olvidó del reglamento y dirigió con descarada ineptitud. Por lo menos se le fueron tres rojas clarísimas (a Piero por un puñete que le propina a un defensor en un córner y a Pérez y Galván por agarrarse a golpes en el área), además de una mano clarísima de Pérez que debió sancionar como penal. Sin embargo, no creo que haya inclinado la cancha en algún momento. Lo suyo fue torpeza pura.
¿Qué nos espera? Ante la realidad de los números, los tres goles ante Gálvez asoman como un hipo. Nuestras necesidades no han cambiado: hay que ganar -así sea con un autogol- y esperar a que se caigan los que están arriba. Por ahora, solo nos queda tener fe.
¿Dónde radicó el error del equipo?
¿Qué creen que pasa con Ruidíaz?
¿Qué cambios debería hacer Chemo para el partido con CNI?
Espero sus comentarios. Un abrazo.