Universitario deja más dudas que certezas
La sensación que quedó tras el empate ante Nacional es que Universitario es aún un equipo en formación, al que le falta mucho para alcanzar un nivel que le permita afrontar la Libertadores con alguna expectativa. Y como el partido con Vélez está a la vuelta de la esquina, la preocupación se acrecienta.
El libreto de la ‘U’ no es malo. El fútbol moderno exige agresividad para la marca y el ataque, un despliegue de energías intenso que no suele verse por estos lares. ¿Por qué no funciona, entonces, el equipo de Comizzo? En primer lugar, porque la exigencia de afuera es distinta a la casera. Aquello que aquí nos parece diferente, en el exterior es práctica común. Danubio y Nacional no están en la élite sudamericana, pero juegan a otro ritmo y con una vehemencia que en el Perú parece una rareza. En los dos partidos, la crema arrancó como un vendaval, pero pasados los 20 minutos su llama empezó a extinguirse. Frente a rivales que aprietan, Universitario sufre. Los bombazos largos son la más elocuente muestra de su desesperación.
Un buen guion necesita de los profesionales adecuados que permitan interpretarlo consistentemente, y la ‘U’ carece de ellos en varios puestos. Como dice Guillermo Oshiro en su crónica en Deporte Total, sin jugar, Dalton fue la figura más extrañada por los hinchas ante la poca garantía que dan los centrales merengues.
La del martes fue una defensa inédita -Schuller y Diez Canseco-, ¿pero alguien se sentiría seguro con Alloco, Romero o el mismo Duarte? Más allá de la obligación de todo extranjero de marcar la diferencia, la mochila sobre Dalton es pesadísima. Tiene que rendir sí o sí.
El otro problema es la mediacancha. El nivel de Toño solo garantiza irregularidad, lo cual resulta peligroso no tanto por sus labores en la marca, sino porque suele ser el primer jugador en recibir la pelota en la salida. Si la pierde o falla en el pase, el peligro de una contra demoledora es inminente. En su caso, justificar sus imprecisiones con la falta de ritmo propia de la pretemporada no corresponde ya que el año pasado su desempeño fue similar. ¿Se atreverá Comizzo a colocar a Romero, Vargas o Guarderas en su lugar? No lo creo. Haberle dado la capitanía es sinónimo de confianza extrema.
Existe, sí, un hallazgo que permite ciertas sonrisas: el trío de ataque. Olascuaga, Ruidíaz y Martínez son lo suficientemente veloces y hábiles para cambiar de puestos en cualquier momento del partido. Carlos es el menos dotado de los tres; sin embargo, es incansable y juega sin miedo. Aunque se acomoda más por el centro, el paraguayo es veloz, vivo y tiene olfato de gol. Es más, me atrevería a decir que, al menos en el torneo local, la va a romper. A Ruidíaz, pese al jugadón previo al gol de Romero, lo prefiero en el área o muy cerca de ella.
Pero ninguno de los tres podrá hacer mucho si la pelota no les llega limpia. Y aquí llegamos a otro grave problema: la falta de explosión en el último cuarto de cancha. Si bien el trío ofensivo tiene la suficiente habilidad para fabricarse jugadas de peligro, sin la pelota su esfuerzo será insuficiente. Canchita es como una lucecita de árbol de Navidad, se prende y apaga (y en el momento más inesperado); mientras que a García le cuesta aún meterse en el ritmo que quiere Comizzo. La inminente incorporación de Guti no representa una solución porque su labor es distinta en el campo de juego. ¿La AT romperá el chanchito para traer a otro extranjero o nos tendremos que conformar con lo que hay?
Pese al buen trabajo que, en general, está haciendo la AT, la demora en las incorporaciones ha puesto en dificultades el armado del equipo. Por ahora, la ‘U’ despierta más dudas que certezas.
Espero sus comentarios, un abrazo para todos.
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