El campeón ha vuelto. Agárrense
El campeón ha vuelto.
No es una ocurrencia resultadista o un ataque de entusiasmo ordenado por el corazón. Desde que Garay pitó por primera vez, se sucedieron las señales de ese cambio y no disminuyeron aun con el marcador en contra. Y no me refiero solo a la intensidad de las acciones (los primeros 10 minutos están entre los mejores del torneo), sino a la convicción para jugar la pelota, intentando respetar un orden definido.
Sin embargo, fue a mediados del segundo tiempo, en una carretilla de Christofer sobre Montaño, cuando me dije: un momentito, aquí algo pasa. Esto no lo veía hace mucho tiempo.
Hay otra actitud. La llama que arde en los corazones cremas ha recobrado su intensidad. Los zombis que deambularon durante 18 partidos se han ido; ojalá que para no volver más.
Pero no es solo eso. Hay una mejora notable en la preparación física y una idea de juego que se consolida: búsqueda de protagonismo desde el minuto 1, presión para recuperar el balón, tránsito rápido entre defensa y ataque, juego por las puntas, movilidad para buscar y recibir. Y al pisar el área, la orden es abrirle camino a las travesuras, esas que la zurda del Oreja transforma en letales puñaladas disfrazadas de gambetas y han hecho que Raúl aprenda a sonreír otra vez.
El campeón ha vuelto. ¿Tiene flaquezas? Muchas, muchísimas. No olvidemos dónde estamos parados. Este es el Torneo del Inca, no la liga BBVA. En un medio con tantas carencias, hay mayor espacio para estas resurrecciones que, sin embargo, no son tan repentinas como aparentan. No ha sido fácil para la crema salir de su estado catatónico. Ha tenido que superar muchos obstáculos -externos y de los de adentro- pero, por encima de todo, ha conseguido convencer a los suyos. La confianza es la base de cualquier emprendimiento y el domingo, en los ojos de Toñito, Raúl, Orejas o Christofer se notaba de que estaban dispuestos a superar lo que viniera.
Pese a ello, a la ‘U’ aún le cuesta imponer su presencia en el medio, las cinturas de sus centrales chillan ante delanteros habilidosos y arriba los costados no están adecuadamente cubiertos por la falta de jugadores aplicados para el puesto. Además, persiste la sensación de ligereza, de equipito correlón y pícaro, pero sin rigor para superar defensas más contundentes
La presencia de Rainer le dio más libertad de movimiento a los de arriba. Cuando Flores se tiró por la izquierda, Aguirre tuvo un buen sostén para escalar y sembrar peligro. Raúl hizo lo propio por el otro sector, aunque el aporte de Miguel no fue el mismo. A Canchita se lo vio mejor por la banda izquierda y Toñito volvió a salirse del libreto -la semana pasada lo había hecho ante Cienciano- con ese jugadón que derivó en el empate de la Pulga.
Lástima que el festejo se haya visto ensombrecido por la muerte de un barrista en un enfrentamiento con simpatizantes del Sport Boys. Enerva que a pesar de todo lo ocurrido, existan todavía sujetos que necesiten demostrar su supuesto amor por el club con estos actos delincuenciales que solo provocan dolor y vergüenza.
Espero sus comentarios, un abrazo para todos.
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