Quisiera un Alianza sin lesionados ni suspendidos
Aunque en las condiciones futbolísticas en que se encuentra Universitario, cualquier rival que tenga enfrente es de temer, hubiese preferido que el clásico se jugara ante un Alianza completo, sin sancionados y con sus jugadores en perfecta condición física.
La razón es simple: una eventual victoria, más allá de lo que representa a nivel emocional y en la tabla de posiciones, no la sentiría plena. En primer lugar porque podría llevarnos al engaño, a pensar que el equipo ya se sacudió de sus malas horas y alcanzó el nivel que todos los hinchas esperan. Y, fundamentalmente, porque al rival de siempre hay que vencerlo con todas sus armas intactas, sin dejar espacio para la duda o la mínima justificación. Por 1-0 o por goleada, hay que ganarle bien.
Pero esto es lo que creo yo. Y quienes piensan que la ‘U’ no tiene culpa de la irresponsabilidad de los aliancistas están en su derecho. Fueron ellos los que se descontrolaron ante Garcilaso y mancharon un partido que perdieron con justicia. Que se atengan a las consecuencias.
LO IMPORTANTE
El Clásico, finalmente, se jugará este domingo y si bien Alianza llega mermado, no deja de ser un rival peligroso. La historia de estos enfrentamientos está repleta de triunfos imposibles logrados por equipos disminuidos, quebrados, que llegaban sumidos en rachas terribles y vergonzosas. Después de tantos dimes y diretes en los últimos días, toca hablar en la cancha.
Lo futbolístico interesa, pero también lo otro. Es que el bolondrón que se armó luego de que la Onagi negara las garantías para jugar el sábado 23 y los dardos lanzados entre los administradores de ambos equipos sobre el supuesto acuerdo al que habrían llegado para jugar el 30, dejan dos terribles conclusiones:
La incapacidad de la dirigencia deportiva para organizar un partido de fútbol entre sus clubes más importantes. Culpar a la Onagi es absurdo. Días atrás, cuando se anunció que el partido se jugaría el 23, se advirtió que podrían surgir complicaciones porque en esa fecha se desarrollarían otros eventos multitudinarios y la policía carecía de personal para controlar el orden en tantos puntos de la ciudad.
Entiendo que muchos dirigentes son empresarios; no obstante, estoy completamente seguro que nunca manejarían sus empresas como dirigen los clubes que presiden. Con plata ajena hacen lo que quieren; con la suya, no. Tontos no son.
Lo otro tiene que ver con la versión que el periodista Jaime Pulgar Vidal dio a conocer respecto al convenio inicial que habrían firmado Raúl Leguía, por Universitario, y Christian Bustos, por Alianza Lima, para jugar el domingo 30. Según Pulgar Vidal, un acreedor común -todo hace suponer que la Sunat- habría presionado a Leguía para aceptar la propuesta de Bustos, pese a los perjuicios deportivos que podría traerle a la ‘U’ (los íntimos, además de jugadores suspendidos, tenían lesionados y con la postergación ganarían tiempo para recuperarse. Además, la venta de entradas hasta ese momento parecía ir rumbo al fracaso).
Leguía ha negado esta versión y Bustos ha insistido en que el acuerdo existió. El hecho de que el administrador crema no haya desmentido a su par aliancista con rapidez y recién lo haya hecho tras las críticas en su contra que se multiplicaron en las redes sociales, siembran dudas sobre su postura. En todo caso, si lo que dijo Pulgar Vidal es cierto, esta muestra de debilidad de Leguía pondría en entredicho su capacidad para dirigir un club de la envergadura de Universitario de Deportes.
Manejar una institución descalabrada requiere una enorme capacidad gerencial, afilada muñeca política y una fortaleza a prueba de balas para hacer frente a acreedores necesitados e hinchas impacientes, muchos de ellos lobos con piel de oveja, ansiosos por hacerse con los valiosos activos que mantiene el club y le permiten sobrevivir.
Al margen de este caso, Leguía ha mostrado un estilo de conducción dubitativo, poco prolijo, que no genera confianza. Cierto es que las alternativas para sucederlo tampoco son halagüeñas -¿alguien en su sano juicio le daría el club a ese administrador elegido en plena calle por un grupo minoritario de acreedores?-, pero eso no puede ser motivo para justificar su presencia.
A pesar de su juego irregular y su pobreza ofensiva, la ‘U’ tiene una oportunidad inmejorable para vencer a Alianza Lima este domingo. Pero el otro clásico, el institucional, hace rato que lo viene perdiendo. Y por goleada.
Aquí les dejo algunos clásicos inolvidables: