Universitario: camino a la perdición
Hace unos 100 años, Atlético Chalaco era la representación más auténtica del fútbol del Callao y sus enfrentamientos con Alianza Lima se convirtieron en los más importantes de la época. No eran partidos de fútbol a secas. A pesar de que no había demasiadas diferencias económicas entre los hombres que salían a la cancha -estibadores, obreros y choferes-, la rivalidad era encendida. Eran porteños contra capitalinos. No había otro encuentro que encarnara mejor tanto simbolismo.
El nacimiento de Universitario desplazó a los chalacos porque el enfrentamiento alcanzó otro nivel. El país vivía una dictadura -el oncenio de Leguía- y los estudiantes encarnaban el clima de cambios que el país empezaba a exigir. Eran los chicos reformistas y educados frente a los obreros que salían a la cancha a divertirse. Hubo otros condimentos como el racial que convirtieron en clásicos estos partidos. La gente se veía representados en ellos.
Desde 1929, cremas y blanquiazules han acrecentado su rivalidad. En determinados momentos, la superioridad de uno sobre el otro ha sido manifiesta, y se ha expresado en resultados y situaciones que sus hinchas suelen recordar para exaltar sus colores o ridiculizar al rival.
Ambos clubes han pasado buenos y malos momentos, pero pocos tan desastrosos como el que vive Universitario en estos momentos.
Hundido en la tabla de posiciones en el penúltimo puesto, con apenas 5 puntos de 21 posibles; no solo es dueño de la peor ofensiva del torneo (3 goles, uno de ellos autogol y el otro de penal), sino también del fútbol más anodino que se le recuerde desde los tiempos del Tato Ortiz. A lo largo de su historia, la crema ha tenido equipos que practicaban un fútbol muy feo; es más, en dos oportunidades ha estado cerca de bajar de categoría (1947 y el 2011); sin embargo, su pobreza futbolística actual casi no tiene parangón.
El análisis del último clásico jugado en Matute no da para mucho. En un partido muy malo, Alianza obtuvo la diferencia porque no bajó la cabeza a pesar de sus ausencias, y buscó desequilibrar con la velocidad de sus hombres y la habilidad de Preciado, autor del golazo que puso el 1-0.
La ‘U’ no solo mostró un fútbol errático y sin profundidad, ultra dependiente de lo que la zurda de Flores pudiera producir, sino que no tuvo alma, careció de rebeldía. No todos sus jugadores, porque a pesar de sus limitaciones hubo algunos como Edison, Guti, Carvallo y hasta Dulanto que intentaron cambiar la historia, pero más no mostró. Y los extranjeros, en particular Grossmüller y Quiñones, volvieron a ser las rémoras conocidas. ¿Por qué un técnico de la categoría de Luis Fernando Suárez insiste en hacerlos jugar? Es cierto que él no eligió el plantel y que tiene pocas alternativas a mano, pero entre jugadores que caminan la cancha sin destino conocido, y jóvenes novatos que aún se conmueven por la camiseta que llevan encima, no hay que romperse la cabeza para tomar una decisión.
Un par de posts atrás escribí que era momento de tomar decisiones fundamentales, que ellas implicaban dejar de lado intereses personales en función del bienestar de la institución. Nada de eso ha pasado y Universitario continúa en su acelerado camino hacia el fin.
Atlético Chalaco pasó de ser un club popular a uno de tantos que hoy navega perdido en el fútbol de liga. La grandeza se construye, se alimenta. Ojalá que quienes manejan al club crema no se den cuenta de esto cuando sea demasiado tarde.