90210, sin Beverly Hills: un placer culposo
El remake de Beverly Hills 90210 (o más bien el spin off), ha querido llamarse simplemente 90210, con certeza para distanciarse de la serie original, a la que poco o nada se parece: todavía se trata de los esfuerzos de una familia “provinciana” con el foco puesto sobre sus adolescentes, que se muda e intenta adaptarse a la vida de Beverly Hills, solo que en lugar de ser Brenda y Brandon son Annie y Dixon los protagonistas, en lugar de venir de Minesota vienen de Kansas y en lugar de tener una apacible vida relajada se ven envueltos, desde el primer episodio, en escenitas que más tienen que ver con ingredientes de otras series de estirpe elitista más contemporáneas, como la maliciosa Gossip Girl y la esperpéntica The OC. Así vistas las cosas, el Beverly Hills que nos presentan en esta escuela secundaria tiene más que ver con Melrose Place que con los ingénuos asuntos adolescentes a los que nos tenía acostumbrada la serie original o por lo menos el comienzo de la misma.Pero no solo la libido se ha vuelto mega… Si antes abundaban equilibrados planos secuencia siguiendo “anecdóticas” conversaciones en los pasillos de la secundaria, ahora se suceden infinidad de tomas y cortes en una edición mucho más salpicada. Si antes las cuitas del amor eran tema de todos los días, ahora el asunto se ha vuelto más descarado y sexual. Si bien Beverly Hills 90210 puso de moda cosas que, felizmente, jamás volveremos a utilizar, nunca se trató de una pasarela con lo último. En cambio en quince minutos de 90210 aparece tal despliegue de marcas y logomanía (incluido el robo de una bellísima cartera Chanel) que por un momento uno piensa que se ha equivocado de canal y ha caído en FTV. Ojo: nada de eso me parece malo.
Lo que sí me mortifica es que no hacía falta, ni la cartera Chanel ni la serie entera. Todo me parece tan visto, tantas veces transitado en las series para adolescentes, los móviles de los personajes tan pobremente ejecutados y la visión de la educación secundaria norteamericana tan estereotipada que me pregunto si en verdad hacía falta desempolvar el famoso código postal (el 902… etc) en lugar de simplemente reprogramar la primera serie o, en todo caso, cambiar de canal a otro programa del estilo, solo que más reciente. Tanto cliché junto (con secuencia musical y estrellita deportiva de por medio) me da flojera.
¡Y eso que los guionistas se están esmerando en hacer que los que vimos la serie original nos volvamos a sintonizar! Por eso han puesto a Jennie Garth y Shannen Doherty como la orientadora Kelly Taylor y la actriz Brenda Walsh. Según me cuentan pronto Brenda revelará a Kelly que tiene un hijo de Dylan Mckay. Lo que no me han sabido decir es si Luke Perry, el actor que lo interpretaba, aparecerá en la serie como guardia de museo o como pieza expuesta en él.
*Estimados lectores: Desde enero del 2009, el blog “Tv en serie” lo desarrolla Romina Massa. Este post escrito por el anterior blogger, Javier Masías, seguirá en línea pero sin opción de dejar comentarios.