¿Cuál ha sido la mejor serie peruana?
Hemos hablado y comentado y recordado y atesorado y criticado mucho a las series gringas. Es verdad, la oferta que hay en el país del tío Sam es tan variada que muchas veces solo vemos eso. Pero ha llegado el momento de hablar de las series peruanas, las que nos recuerdan el barrio, el tráfico, la búsqueda de trabajo, nuestra comida y ritmo.
El primer recuerdo que tengo de una serie peruana es el de estar en mi sala frente a un televisor viendo a Ricky Tosso, Ricardo Fernández y Jenny Negri en “Los Detectilocos”, recuerdo que cada episodio era garantizar futuras carcajadas. Luego, ya más grande, tuve especial cariño por “Casado con mi hermano”, una serie muy divertida donde Leonardo Torres se llevaba todas mis palmas. Su interpretación de Guido Gastelumendi era simplemente brillante. Completaba el show Paul Martin, Gloria Klein y Maritza Picasso. También recuerdo Fandango, aunque creo que nunca terminó de asentarse como concepto.
Vi también “Los Choches”, “La Guardia Serafina”, “¿Quién Soy Yo, Papá?”. Cada una significó una etapa en la televisión peruana, cada una con mayor o menor éxito, cada una con un estilo y algo a qué apelar: Picardía, humor, palomillada, inocencia, ilusión, amor, etc.
De las últimas series, y aquí incluyo a las miniseries, me han gustado mucho Gente como Uno, de Michael Gómez, donde se tocaban casos que podía pasarle a cualquier persona. Lástima que se canceló. También recuerdo mucho “La Perricholi”, Tatán, etc. De las más recientes me gustaron “Clave Uno”, “La Gran Sangre”, “Misterio” (gran trabajo de producción, guión y de actores, muy redonda, muy completa).
¡Cómo olvidar a Pataclaun!, Realmente ingeniosa y graciosa. Transgresora y valiente. Fue algo que no se había visto en la televisión peruana y fue sin duda un hito. Lamentablemente las otras series del mismo corte que se hicieron no terminaron de convencerme.
Todas ellas me gustaron, pero la que más me impresionó en los últimos años fue, sin duda, “Mi problema con las mujeres”. Qué bien escrita estaba esa mini serie. Supo capturar la esencia de la complejidad y disfunción de las relaciones entre hombres y mujeres. Muy acertada, además de graciosa. Incluso, el trabajo de cámaras y la dirección fue impecable. Solo me hubiera gustado no ver tanta publicidad en los encuadres, pero bueno, de algo hay que vivir.
Otras series de gran éxito, pero de las que no soy necesariamente seguidor han sido Taxista Ra Ra, Mil oficios y así es la vida. Hasta llegar a la actual y más popular serie peruana “Al Fondo hay sitio”, un programa hecho por una producción con mucho oficio y un elenco que combina experiencia y juventud.
¿Cuál es la razón del éxito de Al Fondo hay sitio? Pues creo que se debe al choque de culturas. Se crean dos bandos y es como si el mundo fuera dividido a la mitad. Esa simplicidad para entender la realidad es fácil de comprender, pero luego vemos que ambos mundos colisionan y deben de tolerarse. ¿Recuerdan el segmento o sketch de El Especial del Humor donde hay una cerca que divide a los vecinos de Ate y los de La Molina, y hay una señoras pitucas que le hacen fochis a un grupo de hombres de barrio no muy refinados?, pues allí también se apela a la misma idea: la colisión de culturas, de formas de ser, de ver la vida, de comer, de vesirse, de hablar, de relacionarse, de existir.
Esas han sido mis series favoritas peruanas. Seguro ha habido otras –y muy buenas que se me escapan- pero son las que he reenido en la memoria. ¡Verdad!, me olvidaba de Gamboa, una serie policial muy buena que tuve que ver en repeticiones de madrugada, porque cuando se estrenó yo no estaba ni en proyecto.
¿Para ustedes cuáles han sido las mejores series peruanas y por qué?