Diálogo con un cazador de pedófilos de la Interpol
¿Cómo se imagina usted a un cazador de pedófilos? Ralph Markert es la versión opuesta a lo que podríamos pensar de un policía experto en contrarrestar las actividades de las redes de pedofilia. Su cabellera engominada, su traje de color claro y su buen español le permiten pasar desapercibido en cualquier hotel limeño. Días atrás lo ubicamos durante una mesa redonda organizada por Microsoft Perú y el Centro Internacional para Niños Perdidos y Explotados (International Centre for Missing & Exploited Children (ICMEC). Markert lleva 20 años como oficial de la Policía Federal de Investigaciones de Alemania y desde su despacho en Lyon, Francia, coordina el intercambio de información con policías de 186 países para combatir la pornografía infantil. Markert advierte además que la reciente captura de un pedófilo canadiense, cuya fotografía logró recuperarse tras emplear un software empleado por la policía alemana, revela que en el siglo XXI ya no hay lugar seguro para los pedófilos en ningún lado del mundo. “Vamos a encontrarlos”.
Diariamente trabaja revisando fotografías y tratando de identificar a los abusadores y a las víctimas. Revela que los integrantes de su equipo necesitan por lo menos dos años para entender perfectamente cómo opera Internet, investigar fotografías, intercambiar información y operar en línea. El entrenamiento cuesta unos 50 mil dólares
Parte del entrenamiento lo ofrecen empresas informáticas porque casi siempre “los abusadores emplean todo de última generación. Cada día hay algo nuevo emplean”.
“Cuando entramos a la casa de un delincuente, siempre tienen la tecnología más avanzada para intercambiar fotografías e interacgtuar con chicos. Y también emplean formas para protegerse y evitar su identificación y saber dónde viven. Por eso también es importante que la policía tenga la técnica más alta para enfrentarse a los abusadores”, expresa.
Markert expresa en la entrevista preocupación por el auge del turismo en nuestro medio. Señala que la experiencia demuestra que en los países donde existen indicadores de pobreza y problemas sociales es común detectar delincuentes sexuales que visitan un país en busca de niños para luego abusar de ellos, filmarlos y enviarlo a Internet.
Juan Carlos Luján