Dependientes de la tecnología
Quien me conoce sabe que soy un entusiasta del uso de la tecnología y su importancia en diversos aspectos de nuestra sociedad. Sin embargo, hay algunos temas que pueden resultar negativos y no se pueden dejar de comentar. Uno de ellos es volvernos completamente dependientes de la tecnología, bajo la falsa afirmación de que siempre la máquina hará mejor el trabajo.
Un ejemplo muy claro es el que dan los taxistas y el uso de Waze.
Primero debo dejar algo en claro: esta aplicación me parece muy buena. Colocamos nuestro punto de partida y el lugar hacia donde queremos ir, y en el móvil nos muestra el mapa, la mejor ruta, en base la experiencia previa de otros usuarios. La aplicación nos indica en tiempo real las zonas con más carga vehicular, la presencia de policías o si se están realizando refacciones en alguna calle.
¿Pero qué pasa cuando se trata de una carrera relativamente corta? ¿Es necesaria realmente esa asistencia? Yo entiendo que un taxista pueda usar Waze para llegar a una zona que no conoce mucho, pero en otros casos esa ayuda puede terminar jugando en contra. ¿Es que acaso en esos momentos no es posible acudir al conocimiento personal, a lo aprendido?
Antes, una de las características más valoradas en los taxistas profesionales era su conocimiento de las calles y de los mejores atajos en horas punta. Hoy parece que, gracias a aplicaciones como Waze, en lo que menos piensan algunos taxistas es en conocer las calles que todos los días transitan.
No se puede negar que la tecnología cada vez nos ayuda a ser más eficientes, a realizar tareas con más facilidad y rapidez, pero también nos estamos acostumbrando a esforzarnos menos.
¿Ya has pensado qué tan dependiente eres de la tecnología?