Los cambios del clima y la normalidad
Tengo mucho miedo. Si te has dado cuenta, aproximadamente cada cinco o seis semanas aparecen –en los medios de comunicación– noticias en las que se alerta que el mes anterior fue el que registró mayor temperatura global desde que se lleva la cuenta (1880).
Tengo miedo de que ya no nos llame la atención ese tipo de noticias, que las consideremos normales y que no hagamos algo para intentar detener el aumento de las temperaturas en el planeta. Tengo miedo de que, aunque este verano nos parezca el más intenso de los últimos años, el próximo invierno sea más crudo y que las temperaturas sean cada año más extremas para nosotros. Tengo miedo de que esta situación empiece a parecernos algo normal.
Desde hace tiempo se ha demostrado que las actividades humanas han provocado cambios en la atmósfera terrestre y, como consecuencia, se han alterado las temperaturas del planeta.
Entonces recordamos el Protocolo de Kioto, la cumbre en Copenhague, en Lima, en París… Todas esas reuniones en donde los países tratan de ponerse de acuerdo para evitar que se derritan los glaciares en el 2040, que la temperatura global aumente 2 grados en promedio al 2050 y así, una serie de medidas pensando en el futuro del planeta.
Pero es quizá porque los efectos no se sentían de manera inmediata que a mucha gente parecía no importarle el cuidado del planeta. Es como si dijeran: “Ese no es mi problema”, pese a que vivimos todos en el mismo lugar.
Sin embargo, los efectos de estos cambios ya se están sintiendo cada vez más. ¿Ahora sí estás dispuesto a ayudar? Tengo miedo de que sea demasiado tarde.