La postura del pez: "La destructora de enfermedades"
En una clase de yoga son importantes las contraposturas: si abres mucho las caderas, luego se cierran un poco; si se abre el pecho, luego tocaría una postura en la que relajas un poco más y sueltas los hombros y la espalda. Cuando haces un arco, luego extiendes las piernas y te quedas boca arriba. Y así.
Pues después de hacer una parada de hombros o media vela -la puedes practicar si no te duele el cuello, y en el caso de las chicas si no están en su ciclo-
la contrapostura perfecta es matsyasana o postura del pez. Esta es conocida, además, como “la destructora de enfermedades”. Pero ojo, al igual que la media vela, no la puedes practicar si te fastidia el cuello o estás con vértigo.
La postura del pez tiene varios efectos positivos. Para empezar, estimula las glándulas tiroides y paratiroides, que regulan el metabolismo y el calcio en el cuerpo, respectivamente.
Además, estira los músculos flexores de las caderas y del psoas; estilo y estimula los órganos del abdomen y lo mismo con los músculos del abdomen y de la garganta.
¿Cómo hacerla?
Ponte boca arriba con las piernas bien extendidas y los pies juntos. Golpea con tus codos hacia el piso (estos están al lado de las costillas). Deja caer las palmas de las manos hacia el mat, sube el pecho, junta los omóplatos y apoya la coronilla en el mat. Inhala por la nariz y exhala por la boca. Repite 5 respiraciones o más.
¿Y qué sucede a nivel energético? La postura te da una sensación de relajación, como si estuvieses flotando, pues el centro de gravedad lo estás llevando al centro del cuerpo. Con esta postura, estas activando el chakra de la garganta (visudhi), pues la presión trasera de la cabeza sobre el suelo incrementa el flujo de la energía sobre el cuello. Esta postura relaja y mucho. Es normal que después de practicarla te sientes de buen humor.
Namasté.