Cinco consejos para no vivir al límite ¿Cómo cuidarte de verdad?
El cliché: cuídate.
La verdad: cuídate.
Con todo lo que hacemos, comemos, o no hacemos en el día, sentirnos bien no es fácil. Hay días que dormimos excelente, otros no. Hay días que nada duele en el cuerpo y hay otros que parece que nos vamos a partir en mil. ¿A qué se debe?: a la falta de conciencia sobre nuestro cuerpo.
NO. No es normal tener dolores de cabeza intensos y estar irritados todo un día. Es decir: podríamos evitarlo si nuestras rutinas son más saludables. Pero vayamos por partes.
Pero en este post no escribiré sobre el jugo verde que podrías prepararte en la mañana, o sobre la meditación de 5 minutos que podrías hacer en la oficina. Escribiré sobre actitudes mucho más simples. Son cinco consejos que solo necesitan que des un paso hacia atrás antes de cualquier reacción impulsiva; antes de solo hacer las cosas por hacerlas.
Deja que el cuerpo te hable (y escúchalo):
Estás exhausto. Trabajaste bastante horas, tuviste reunión tras reunión, el tráfico es insoportable y lo único que quieres hacer es llegar a casa y relajarte. Pero suena el teléfono y te invitan al cine a ver la última función, esa que arranca a las 10:30 p.m. Piensas que solo es ver una película, entonces dices que sí. ¡NO, PUES! Llegarás a tu casa a la 1:30 a.m. y no vas a dormir bien. ¿Sabías que solo hay un periodo de dos horas en la madrugada para entrar a REM -ese estado de sueño profundo-?Pues sí, y va desde la media noche hasta las 2 am. Si no estás dormido para las 11 pm / o 10, lo pierdes. Te despiertas más cansado y acumulas sueño.
Encuentra tus límites:
Está bueno que dejes el celular, no prendas el televisor y te preguntes si estás haciendo de más de lo que puedes dar. Luego, repite: “Estoy haciendo lo mejor que puedo. Estoy haciendo lo mejor que puedo. Lo voy a hacer bien”. No sufras por querer lograr algo. Esfuérzate, sí. Pero encuentra el balance.
Tómate tu tiempo:
No te desesperes. Si son las 10:45 a.m. son las 10:45 a.m., no las 11:00 a.m. No corras. Respira antes de tomar una decisión, así la tengas muy clara o te parezca muy fácil. Acostúmbrate a tener la mente despejada. Así estarás más calmado siempre.
Aprende a descansar
Tiene que ver mucho con el primer punto, pero es clave que sepas descansar incluso cuando sientas que no estás cansado. El cuerpo es una máquina, trabaja todo el día y noche. Nunca se apaga, pero sí necesita bajar revoluciones.
Practica agradecer siempre
No es broma: la gratitud es sanadora. Muy sanadora. Ser agradecido con lo que tienes ayuda a que no te frustres. Ser agradecido da estabilidad, calma. Te relaja. Te ayuda a mirar las cosas desde otra perspectiva y a querer aprovechar al máximo el momento en el que estás o, mejor aún, a las personas que tienes alrededor.